SABADO 15 DE ABRIL DE 2000
Ť Garantizada, nuestra seguridad, afirma Putin
Ratificó Rusia el tratado de desarme estratégico START-II
Ť Es una nueva derrota frente a EU, reprochan los comunistas
Juan Pablo Duch, corresponsal, Moscú, 14 de abril Ť Con la ratificación en la Duma, este viernes, del Tratado de Reducción de Armamento Estratégico (START-II, por sus siglas en inglés), por 288 votos en favor y 131 en contra, Rusia evita entrar en una nueva espiral armamentista que su economía no podría soportar, mantiene una capacidad de respuesta nuclear aún demoledora y despeja el camino para nuevos acuerdos en materia de desarme.
La Cámara Baja del Parlamento local aprobó también una resolución no vinculante, que recoge el ofrecimiento del presidente electo, Vladimir Putin, de revocar cualquier acuerdo de limitación de armamentos nucleares y convencionales, en caso de que Estados Unidos rompa el actual equilibrio estratégico al revisar unilateralmente el Tratado de Misiles Anti-Balísticos, conocido como ABM, suscrito en 1972.
Tras varios días de enfrentamiento verbal en la Duma, se impuso la visión del gobierno de que la ratificación del tratado, pendiente desde enero de 1993, corresponde a los intereses de seguridad del país, habida cuenta de que, de todos modos, se tendrán que destruir los obsoletos misiles intercontinentales P-36, y la capacidad de sustituirlos con los nuevos Topol-M es muy inferior al número de ojivas nucleares permitido en la actualidad, más de 6 mil.
Las 3 mil 500 cabezas nucleares establecidas como techo hacia el 2007 por el START-II aun representan un gasto muy elevado, lo que explica que, hoy mismo, Rusia haya hecho pública su intención de negociar un START-III que fije en mil 500 ojivas los arsenales de ambas partes.
Hace tres años, tras la ratificación en el Senado estadunidense del START-II, y cuando parecía inminente que el Parlamento ruso haría lo propio, ambos países acordaron entre 2 mil y 2 mil 500 ojivas, como parámetros preliminares de la nueva negociación.
Previo a la votación de este viernes, se produjo un nuevo debate a puerta cerrada en el que fue decisiva la intervención de Putin, conforme a la versión que conoció La Jornada.
"Conservar el sistema de contención nuclear mediante los misiles intercontinentales P-36, además de sus aspectos políticos, capaces de echar por tierra todos los acuerdos internacionales en materia de desarme, podría significar el reinicio de una carrera armamentista absolutamente fuera de nuestras posibilidades. Ya una vez nos impusieron la carrera armamentista, si permitimos que suceda por segunda ocasión, las consecuencias serán mucho peores. Tendríamos que realizar un gasto enorme, completamente irracional", reconoció Putin.
Y explicó: "Para desplegar nuevos misiles intercontinentales, capaces de sustituir a los caducos P-36, necesitamos entre seis y 10 años, y cerca de 63 mil millones de rublos (aproximadamente 2 mil 210 millones de dólares). En lo que respecta a los P-36, su destrucción nada tiene que ver con el tratado. Está determinada por el fin de su plazo de servicio, que incluso ya ha sido prorrogado varias veces".
Concluyó de forma irrebatible: "Los misiles intercontinentales que tenemos ahora serán destruidos. Por su caducidad y para proteger nuestra propia seguridad. Con o sin ratificación del START-II, serán dados de baja hacia el 2007".
En el debate a puerta cerrada, el ex premier Evgueni Primakov, coordinador de la bancada de Patria, jugó un papel relevante para inclinar la balanza en favor de la posición del gobierno. Confirmó el diagnóstico presentado por Putin y llamó "insensatez" no ratificar el tratado.
Sólo los diputados comunistas y sus aliados agrarios votaron en contra. El líder comunista, Guennadi Ziugánov, calificó la ratificación de "error histórico" y de "nueva derrota de Rusia". En su opinión, y pese a la argumentada explicación de los expertos militares, "los misiles intercontinentales podrían servir de efectivo escudo nuclear por lo menos otros 15 años".
El presidente electo respondió, ya en una intervención abierta posterior a la votación, que "no debe quedar la más mínima duda de que, hasta con ojivas nucleares por debajo de los límites establecidos por el START-II, Rusia puede destruir cualquier blanco en cualquier parte del mundo. Es más: nuestra seguridad está garantizada incluso si, en la peor de las pesadillas, nos atacaran simultáneamente todas las potencias nucleares".
La ratificación del START-II por la Duma, que demostró la incapacidad de la fracción comunista de bloquear una decisión insistentemente promovida por el Ejecutivo, es la primera victoria importante de Putin y resulta significativo que se haya dado aun antes de su toma de posesión.