La Jornada sábado 15 de abril de 2000

Miguel Concha
Observatorio ciudadano de los medios

El pasado 4 de abril se llevó a cabo el foro denominado "Ya los vimos y los vamos a vigilar", con la participación de destacados profesionales de la comunicación y representantes de organizaciones civiles. Auspiciado por Alianza Cívica y el Consejo de Educación de Adultos de América Latina, tuvo como objetivo presentar públicamente una iniciativa ciudadana para la vigilancia de los medios de comunicación.

El "Observatorio Civil Ciudadano de los Medios de Comunicación" es una llamada de atención ante la necesidad de encontrar caminos para hacer vigente el derecho a la información, consagrado en los artículos 6 y 7 de la Constitución. No pretende hacer mediciones, pues ese es un trabajo que ya está realizando el IFE, sino alertar a la opinión pública sobre los problemas que subsisten en la cobertura de los grandes medios televisivos, y mostrar a la sociedad la manera como se deforma la información.

De entrada se reconoce que la apertura y objetividad de la radio y la prensa son innegables, pero insuficientes, dada la cobertura de los noticieros de las televisoras. Si bien existen cada vez más en la radio y en la prensa escrita espacios plurales, con mayor profesionalismo y objetividad, ninguno de estos medios tiene la cobertura de los noticieros de las dos grandes televisoras del país.

Esta situación puede convertirse en el principal obstáculo para la incipiente y contradictoria democracia que vive el país.

El planteamiento parte de una preocupación válida acerca de la cobertura que hacen los noticieros de televisión sobre las campañas de los diferentes partidos, y el tratamiento que les dan éstos a los gobiernos de oposición y a los movimientos sociales, que provoca confusión y desaliento en el actual contexto político que vive México. Por ello se convoca a la ciudadanía a vigilar con conciencia crítica la cobertura de estas dos televisoras. Realizar esta labor, que es de todos, es defender nuestro derecho a una información veraz, oportuna, sin descalificaciones, adjetivos y acusaciones sin sustento, y sobre todo sin la distorsión de las imágenes y de la información, tal y como lo mostró el video elaborado por la Coordinación del Derecho a la Información de la Academia Mexicana de Derechos Humanos.

Se invita igualmente a los dueños y directivos de estos consorcios a modificar de fondo su cobertura noticiosa sobre los acontecimientos políticos, y se les hacen acertadamente las siguientes propuestas: ofrecer información equilibrada y completa sobre los acontecimientos políticos; evitar los calificativos en las notas informativas; conceder el derecho de réplica; cubrir las diferentes posiciones en cada situación noticiosa; no utilizar imágenes de archivo denigrantes en relación con acontecimientos no vinculados directamente con el asunto; no mostrar preferencias o antipatía frente a diversos partidos y candidatos, y no confundir su opinión con la noticia.

Los participantes coincidieron en señalar que se trata de una iniciativa positiva y benéfica; y que si hay una instancia que deba pedir cuentas a los medios, es precisamente la sociedad. Propuestas como estas, señalaron, deberían convertirse en un frente social amplio en pro del derecho a la información y de la conformación de una agenda de discusión sobre los caminos para promover su reglamentación.

La falta en general de conciencia crítica de la sociedad hacia los medios es un vacío que los ciudadanos tenemos que cubrir. El Observatorio es una iniciativa a través de la cual se puede ver y aprender a analizar su información. es una invitación a participar y dejar de ser espectadores. En este caminar queda una gran tarea por realizar por parte de los ciudadanos; pero también, hay que decirlo, de los trabajadores de la información, de los periodistas, pues sin ellos no sería posible tener acceso a una información oportuna. Exigir la investigación y sanción a los responsables de las amenazas y asesinatos de periodistas, es otra forma de defender nuestro derecho a la información.

Apegarse al respeto a los principios de la ética periodística, puede contribuir al fortalecimiento y avance de un país en proceso de democratización. De lo contrario, puede obstaculizarlo seriamente.