Sin ella, sólo habría imágenes desnudas, dice a La Jornada

 

Wenders y la música de sus filmes

Mónica Mateos * La música es para el cineasta alemán Wim Wenders (Düsseldorf, 1945) ''la protección perfecta" de sus imágenes, una especie de manto que brinda inspiración, consuelo y paz, sin el cual sus películas ''estarían desnudas'', sin oportunidad de convertirse ''en una experiencia singular".

Entrevistado por La Jornada, a propósito del estreno nacional hoy, en México, de la cinta Buena Vista Social Club en 25 salas (y de su exhibición gratuita el próximo domingo, a las 20 horas, en el Zócalo), el realizador rechaza llamar "arte" al quehacer musical y cinematográfico porque ambas expresiones creativas ''son inmediatas; primero flechan tu corazón y tu estómago". El arte es, explica, algo que se forma en el cerebro.

Wenders nació cuando Alemania perdía la guerra. Su formación fue "a la antigua, católica y muy consciente de la cultura alemana". Y si alguna vez pensó en ser sacerdote, a los 16 años cambió de opinión y comenzó a interesarse por el rock and roll.

 

Crisálidas y mariposas

 

En 1963, Wim Wenders inició estudios de medicina (su padre fue doctor), que abandonó dos años después. Luego estudió filosofía y sociología hasta ''descubrir'' que su vocación era la pintura, oficio que dejó en 1966 cuando intentó, sin éxito, inscribirse en una escuela de cine en París.

Después, en Munich por fin consiguió matricularse en el College of Television and Film, aunque asistía a clases esporádicamente. Iniciaban los sesenta y Wenders escribía críticas musicales para la revista alemana Twen. En 1966 realizó su primer cortometraje, hoy perdido. En 1970, rodó como tesis de licenciatura Verano en la ciudad.

A partir de entonces, comenzaron a abrirse las ''crisálidas'' de las que han brotado espléndidas ''mariposas'' (París, Texas, 1984; Las alas del deseo, 1987; Hasta el fin del mundo, 1991). Esa metáfora, la de las crisálidas, es a la que, con frecuencia, recurre el cineasta para explicar que ''hay ciertos momentos en el cine que poseen una transparencia tan inesperada, una cualidad concreta tan abrumadora, que uno se queda sin aliento, se remueve en la butaca o se muerde un puño".

ųCon las películas de Wim Wenders, muchas personas han establecido contacto con música grandiosa, por ejemplo, con la del grupo Madredeus. En el caso de la música cubana, sin embargo, la gente tiene una visión turística de la misma. ƑCómo abordó usted la esencia de la música cubana en su película Buena Vista Social Club para poder hablar de ella?

ųFui a Cuba a descubrir al ser humano que está detrás de esa increíblemente contagiosa música. No fui a descubrir Cuba o La Habana. Mi primer y único objetivo fue comprender quiénes eran esos veteranos que hacían tan electrificante y joven música. Cuando me los presentaron y empecé a conocerlos, a través de ellos, de su música, fui comprendiendo su país y su ciudad. Ibrahim, Omara, Compay, Rubén, todos ellos fueron mis mejores guías para recorrer su música y su hogar.

ųComo director cinematográfico, Ƒqué significa la música para usted?

ųInspiración. Consuelo. Relajación. Paz. Alegría. Energía. Porque las imágenes tienen una presencia muy dura en estos tiempos. Estamos bombardeados por imágenes-basura, que nos quieren vender de todo, que quieren atrapar nuestra atención. Claro, existen imágenes hermosísimas, pero su belleza es falsa. Sólo en el contexto de una película, guiadas por una historia, siguiendo la voz de un narrador, las imágenes nos dicen realmente algo. Y en ese contenido de una buena historia, la protección perfecta de las imágenes es la música. Siento que una película y sus imágenes están desnudas sin música. En esta amalgama están todos los elementos de un filme y lo convierte en una experiencia singular.

ųƑCuáles son los valores culturales de la música?, Ƒconsidera que es un signo de identidad?

ųEn el caso de Buena Vista Social Club, la música es una poderosa afirmación de identidad, de la unidad que existe entre un lugar, sus sentimientos, sus sonidos y sus profundas expresiones. Mucha música, en la actualidad, ha perdido el sentimiento de existencia de raíces. Pero para los músicos cubanos de Buena Vista Social Club, la música es una experiencia de vida, una necesidad que fluye de ellos, como si respiraran, es la sangre que corre por sus venas. (Más información en la página 31)