VIERNES 14 DE ABRIL DE 2000
La ineptitud
* Luis Javier Garrido *
La violencia con la que las autoridades de la UNAM buscan imponerse a la comunidad universitaria no puede ya ocultarse, y resulta preocupante que pretendan ahora, como en Chiapas, hacer entrar a fuerzas policiaco-militares a las comunidades, sabiendo que éstas van a rechazarlas.
1. La incapacidad de las autoridades neoliberales para someter a los mexicanos a sus políticas las está llevando inexorablemente a una escalada en la utilización de la violencia, como acontece en esta primavera lo mismo en el plano político-electoral que en la UNAM. Ante las manifestaciones de resistencia a las políticas oficiales que se presentan en distintos ámbitos y el creciente repudio a las viejas prácticas del sistema, las autoridades evidencian su ineptitud para entender lo que acontece y para enfrentarlo: mostrando que su principal, y casi único, recurso sigue siendo la fuerza.
2. La escalada de violencia institucional no hace más que poner de manifiesto que las actuales autoridades no tienen un respaldo real, y si ante el proceso electoral federal las manipulaciones del gobierno "de Zedillo" tendientes a imponer a Labastida en la silla presidencial muestran que el viejo sistema político lejos de haber sido desmantelado se ha reciclado, en el mismo sentido la violencia que ejercen las autoridades en la UNAM contra estudiantes, profesores y empleados demuestra que no tienen el consenso de la comunidad para sus políticas y que sólo representan a una minoría sin legitimidad que sólo puede imponerse por medio de la fuerza.
3. El rector De la Fuente pudo haber enfrentado el conflicto reconociendo que nunca ha existido un consenso en la UNAM para su privatización y atendiendo las legítimas demandas del CGH, pero prosiguió en la misma vía de simulación de su predecesor, negándose a dialogar sobre los seis puntos del pliego petitorio y pretendiendo haberles dado respuesta tras una negociación con el PRD, para luego del fracaso de su plebiscito lanzarse por la vía de la represión abierta con la intervención de la PFP en las instalaciones universitarias, hasta llegar al escenario actual en el que hay 241 estudiantes sujetos a procesos penales bajo las más absurdas acusaciones, nueve estudiantes y profesores detenidos a los que se pretende identificar como líderes, nuevas órdenes de aprehensión cada día, académicos y empleados cesados y un clima de amenazas en el que el eje de la política oficial no ha dejado de ser la campaña de desinformación.
4. El saldo no podría ser peor para las autoridades pues, a pesar de la forma en que se ha tergiversado la realidad en prensa y televisión, nadie cree a rectoría que haya dado ya respuesta a las demandas estudiantiles, que la lucha del CGH no sea legítima y, sobre todo, que el gobierno haya abandonado los planes para privatizar la principal universidad del continente; ni siquiera los propios periodistas. Cuando el procurador Del Villar se quejaba ante Ciro Gómez Leyva de CNI (9 de abril) de que las autoridades capitalinas eran víctimas por el caso Stanley de "la peor campaña de desinformación" en la historia, el periodista le reconvino: ésa ha sido, dijo, la campaña "contra el CGH". Una campaña de calumnias y distorsión de la realidad en la que los estudiantes han tenido en contra a toda la fuerza del "sistema", incluyendo PRD y autoridades capitalinas.
5. Las movilizaciones del CGH han sido actos legítimos de resistencia en defensa de la universidad pública gratuita, por la libertad de los estudiantes injustamente detenidos y procesados, y para frenar el proceso de autoritarismo e ilegalidad en que se hallan las autoridades, y ante el creciente número de estas acciones de verdadera resistencia universitaria se ha exacerbado el nerviosismo de los burócratas, que siguen responsabilizando a los estudiantes de su propia ineptitud. Luego del desastre del plebiscito de enero, en el que no participó ni la mitad universitaria, rectoría fracasó de nuevo con las llamadas "mesas del diálogo" de abril, que resultaron un verdadero monólogo pues no acudieron al llamado oficial más que unos cuantos burócratas y sus incondicionales a salones casi vacíos, mostrando que las autoridades están aisladas: que podrán tener el apoyo de Salinas, Zedillo y Labastida, pero no el de la comunidad universitaria a la que no representan. Por eso no sorprende que culpen de su desastre al CGH y recurran a estratagemas que sólo buscan desactivar las movilizaciones estudiantiles.
6. La UNAM existe por el esfuerzo de muchos universitarios y de amplios sectores de la sociedad y a pesar de las actuales autoridades que, obsedidas por privatizarla y desmantelarla, una y otra vez dan muestras de que no saben cómo hacerlo ante la resistencia estudiantil, y que siguen a la deriva tratando de creer en su propio discurso de descalificación de los estudiantes.
7. Rectoría se negó durante un año a dialogar con el CGH sobre los seis puntos del pliego petitorio, y ante su fracaso por que la UNAM regrese a "la normalidad", convocó de repente a que se discutan, pretendiendo olvidar que hay estudiantes detenidos, perseguidos y procesados, y negándose a reconocer que va a cumplir con lo pactado en diciembre y que este diálogo sería resolutivo. A nadie sorprendió que en el primer encuentro en el Auditorio "Alfonso Caso" (11 de abril) las autoridades faltaran a su ofrecimiento de que éste sería transmitido en vivo por Radio UNAM, acaso para ocultar el pobre nivel de argumentación de su delegación o el cinismo con el que mintieron, pretendiendo que quien no ha cumplido con los Acuerdos de Minería es el CGH.
8. El microcosmos de la UNAM es un espejo en donde el país puede ver su futuro inmediato, y cómo frente a la defensa de la universidad pública gratuita el régimen no tiene más respuesta que violencia. El desplegado promovido por el prominente perredista René Drucker (coordinador de Investigación Científica) solicitando "la presencia permanente de fuerzas policiaco-militares en la UNAM" hasta que ésta capacite cuerpos paramilitares (13 de abril) y el acuerdo tomado por el Consejo Universitario en una sesión a todas luces ilegal, que se verificó en el Palacio de la Inquisición --protegido por más de 300 granaderos que violentaron los derechos de reunión y manifestación--, constituyen dos actos de indignidad y una vergüenza para todos los universitarios.
9. ƑCreerán de veras las autoridades de la UNAM que la comunidad aceptará estudiar e investigar con la presencia policiaco-militar?
10. ƑNo podrán imaginar quienes están al frente de la UNAM buscando privatizarla y destruirla que aún hay universitarios con dignidad que se van a oponer a su proyecto de paramilitarizar la vida universitaria? ƑCreerán que así van a frenar la inconformidad estudiantil? *