VIERNES 14 DE ABRIL DE 2000
* Primero de sus conciertos en el Auditorio Nacional
Soy una chica del Tercer Mundo, afirma Shakira
Fabrizio León * Shakira Mebarak dio su primer concierto en el Auditorio Nacional como parte de su gira llamada Anfibio. Rola tras rola fue rodeada por las voces en coro de miles de mujeres que como ella bordean los 20 años de edad, son románticas, hablan duro a los hombres y muestran el ombligo.
Acompañada por la misma banda con la que grabó su famoso concierto unplugged, Shakira interpretó durante una hora todas las canciones que le han dado fama. No experimentó más, aunque la fusión de los ritmos reggae, árabe y pop le dan la suficiente movilidad para que ella se desplace por el escenario moviendo extraordinariamente sus caderas y modulando la voz a esas tonalidades de gallo.
Luego de cantar Inevitable, de lucir entallado pantalón azul eléctrico y una cabellera rubia, la representante de las migraciones árabes en Colombia dijo que ella es una chica del Tercer Mundo y que por eso se hace muchas preguntas: "ƑQuién tiro del gatillo?, Ƒquién tiene la culpa?, Ƒcuál es la suerte de los ladrones? Me dan pena, pero me da más pena cuando me llevo el pan a la boca y alguien no ha comido", o algo así, porque su dicción no es muy buena, o estaba mal ecualizado el sonido, o es el mal del Auditorio Nacional, o en el lugar donde se coloca a los periodistas sólo los agudos se oyen; en fin, el caso es que ese fue el preámbulo para que la cantante interpretara ƑDónde están los ladrones?, con una introducción de armónica que ella misma tocó; fue entonces cuando el concierto entró de lleno a su mejor parte, destacando algunos solos de violín y la limpia suavidad de las axilas de Shakira. Luego, logró mejor tono cuando cantó Ojos así, que es su acercamiento más notable a las influencias árabes y a la Danza de los siete velos, que dejaron sin habla a los novios, hermanos, padres y técnicos que la acompañamos.
Pero, de repente, šzas!, esta flor colombiana que mantuvo en medianía su show, con mala dicción y el sonido tirando siempre a los agudos, decidió interpretar Alfonsina y el mar, porque "me gusta mucho y siempre he querido cantarla en concierto", y con un acompañamiento de guitarra tradicional se aventuró... y, bueno. Las fans, a las que les preguntábamos el nombre de las canciones, fruncieron el ceño y nos cobraron el favor: "oiga, señor, Ƒy ésta, en qué disco viene o cómo se llama?". Los silencios que esta ruca canción necesita nunca pudieron darse y a Shakira le costó trabajo concentrarse en la blanca arena que lleva al mar; por más que cerraba sus ojos, los fans se portaron como t ales, hasta que acabó Alfonsina. Y así estuvo bien, porque eso ya empezaba a volverse algo patético, más con el sonido contaminado.
Como se dio cuenta de inmediato (ella lo dice en una canción: "No soy la clase de idiota que se deja convencer"), Shakira cantó Pies descalzos y dos grandes pantallas enfocaban su ombligo; movía la cadera recargando sólo parte de una de las piernas en el piso y con la otra daba media vuelta. Suficiente como para lamentarse por todos los que no han visto cantar a la representante de los 20 años al ritmo de sha, sha sha, pero árabe y cumbianguero .