VIERNES 14 DE ABRIL DE 2000
* León-Portilla comentó libro de Matos Moctezuma
Rezago en la investigación de la vivienda en Mesoamérica
* La casa prehispánica, primer trabajo en su género
Arturo Jiménez * Pese a su importancia, el interés por la investigación de la vivienda mesoamericana es escaso, dijo el historiador Miguel León-Portilla durante la presentación del primer libro sobre ese tema, La casa prehispánica, del antropólogo Eduardo Matos Moctezuma.
El bello volumen, editado por el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), cuenta con un prólogo del arquitecto Teodoro González de León y un ensayo del lingüista Ignacio Guzmán Betancourt, así como fotos de Michel Zabé y la edición de Martha León.
Presentado en la Casa Lamm por los autores, además de León-Portilla, Javier Wimer y Luis de Pablo, director del Infonavit, la noche de este miércoles se anunció además la intención de crear un instituto de investigación de la vivienda por parte del organismo. Este libro, dijo León-Portilla, da sentido a la importancia de ese proyecto.
El historiador comentó que si bien los hombres dieron a los dioses una casa, ahora falta que las deidades den a los mortales una vivienda, ''porque muchos pobres no tienen siquiera un techito donde vivir".
Y es que De Pablo había contado una breve historia, narrada a su vez por un antropólogo de Yucatán, en la que los hombres antiguos se sentían tan solos que construyeron una casa para los dioses, lo que resultó a éstos tan placentero que invitaron a los hombres a que pasaran.
León-Portilla arrancó con preguntas como Ƒdónde están y cómo eran las viviendas de los habitantes de las ciudades prehispánicas? o Ƒqué relación había entre las viviendas y las áreas ceremoniales?
Debe anotarse que entre los problemas de la antropología, las viviendas populares, a diferencia de los palacios de piedra de la nobleza, se construían con materiales perecederos como bajareque (pared de barro con armazón de palos y cañas) y palma.
El autor de Visión de los vencidos mencionó el ''entorno bello y humano" que se procuraban las civilizaciones prehispánicas, ''como lo hace el Infonavit", bromeó. Dijo que el primer tipo de casas que se conocen tienen 3 mil años, están en Tehuacán y eran subterráneas y ovaladas. Otros vestigios, agregó, se ubican en la zona olmeca.
La riqueza de los planos
León-Portilla recordó que muchas veces los prehispánicos sepultaban a los muertos en sus casas. Y en el clásico, más o menos en los albores de la era cristiana, los hermosos palacios ya contaban con pinturas murales, patios y otras características.
En la Ventilla, siguió, se habitaron viviendas amuralladas que se extienden en calles estrechas, como una especie de Pompeya. ''La humanidad debe sentirse orgullosa de haber creado la civilización de Mesoamérica, una de las pocas grandes culturas del mundo", comentó.
Sin embargo, precisó que el interés principal de Matos es acercarse a las casas del pueblo, de los macehuales, que eran sencillas. En su libro, dijo León-Portilla, el antropólogo habla de todo lo que tenía una casa, quiénes participaban en ella, las actividades familiares. Se trata de un volumen, resumió, con ''un mundo enorme de información y muchas interrogantes".
González de León dijo que en los planos urbanos se descubre mucho de la cultura y la sociedad. Y eso, agregó, hace falta respecto de la etapa prehispánica, pues si bien existen mapas de los centros ceremoniales, casi no hay de las urbes. Mencionó los únicos cuatro que conoce: Teotihuacán, Chichén Itzá, Mayapán y Montealbán, ''donde se ve cómo se tejen las relaciones entre las zonas ceremoniales y de viviendas".
Guzmán Betancourt explicó cómo realizó su parte y habló de la importancia de los distintos nombres para la palabra casa, mientras Javier Wimer dio a conocer el artículo que publicamos en esta página.
Matos resaltó la relevancia del tema dentro de la antropología y la arqueología, pues se trata de investigar ''el lugar donde mora el hombre".