MARTES 11 DE ABRIL DE 2000

Ť Los ecuatorianos, como pordioseros sentados en una montaña de riqueza, dice


Con triunfos en la caminata ayudo a mi país: Pérez

Ť Las medallas olímpicas no se ganan en meses, sino con años de trabajo, afirma el marchista

Jorge Sepúlveda Marín/ I Ť Es la voz de Jefferson Pérez, con acento de pocho, la que responde que hay muchas maneras de "hacer país", y la que ha escogido por el momento es el deporte, donde hasta ahora su logro principal es la medalla de oro en 20 kilómetros de marcha obtenida en los Juegos Olímpicos de Atlanta 96, ante el asombro de propios y extraños, quienes no daban crédito a su victoria.

perez El estudiante de administración de empresas en Estados Unidos, deja para más adelante pensar en lo que el futuro le depara, pero de antemano nada quiere saber de sentarse en una curul o ser dirigente, ya que está cierto de que desde otras trincheras puede "hacer país"; desde una empresa que ayude a la gente, en el campo, en la ciudad, donde sea necesario,"para salir de la pésima situación en la que se encuentra".

Apenas lo piensa, y suelta: "Mira, lo que te voy a decir no le va a gustar a mucha gente en mi nación, pero creo que es como un pordiosero sentado en una montaña de riqueza, porque tenemos de todo, tenemos recursos naturales y humanos de buena calidad", pero se duele porque "Ecuador ya no es de los ecuatorianos, sino de un grupo de extranjeros que se han adueñado de casi todo".

Mi gente me empuja al triunfo

Explica: "Mira, hace cuatro años cuando gané la medalla de oro en Atlanta 96 mi país recibió un fuerte estímulo. No te imaginas lo que ocurrió, se formó un gran entusiasmo entre la gente.

"Pero desde entonces nos ha ido muy mal. Sé que no tengo la capacidad para resolver los problemas de mi país, pero sí cargo con la obligación moral de ayudarles. Por eso, quiero demostrar que tenemos lo que se requiere para obtener un triunfo mayor de nueva cuenta". Es, en una palabra, un triunfo deportivo con un fuerte trasfondo moral.

Surge el lado filosófico del ecuatoriano, al reflexionar que el mejor impulso que tiene cuando en el deporte libra una guerra desigual, de uno contra el mundo, es pensar en su país; entonces, se dice "que no es Jefferson el que lleva la camiseta, sino es todo un pueblo el que lo empuja. Sus carencias, sus problemas, sus alegrías".

Recuerda que hace unos meses se le dotó de un equipo de trabajo, de recursos para su preparación, de 50 mil dólares. Asegura que todo lo ha invertido en su preparación y por eso ha obtenido buenos resultados, aunque el sábado en Poza Rica, durante su participación en la Copa Panamericana, haya sido cuarto, ya que sólo acudió para entrenarse.

Destaca que las preseas olímpicas no se ganan en seis meses o en un año, sino con el trabajo de años, con la constancia y el tesón, pero desde luego se debe contar con un equipo completo de trabajo, y con apoyos. "Ya una vez lo logré. Si tengo otra vez algunos apoyos y, sobre todo fe, Ƒpor qué no refrendar la medalla"?, se cuestiona.

Feliz de que por primera ocasión se conformó en Ecuador un grupo de 200 atletas para los Juegos Olímpicos de 2004, afirma que esto se logró gracias a un gran esfuerzo de la gente, por lo que ahora deberá dar frutos para que se "reinvierta la confianza y se recupere esa montaña de riqueza para los nacionales".

Habla por América Latina. Dice que las grandes potencias ganan por su tecnología desarrollada y aplicada en sus atletas, pero los latinos se han guardado para sí pruebas internacionales que se deben ganar con el corazón, con ganas de hacer, verdaderamente, algo por sus países. Y una de esas disciplinas es la caminata.