ASTILLERO Ť Julio Hernández López
Con frecuencia se considera que el salinismo es tan sólo Carlos Salinas de Gortari y, si acaso, su hermano encarcelado, Raúl. Y también con frecuencia se cree exorcizado el conjuro salinista mediante las burlas referidas a las orejas enormes, al tono de voz dulzonamente engañoso, a los enredos tragicómicos de la estancia en Dublín o en La Habana del ex presidente.
El salinismo, sin embargo, es algo mucho más presente, activo y peligroso: es hoy la fuerza principal que pretende conservar el sistema político y económico tal cual; la corriente que más vigorosamente lucha para que el esfuerzo ciudadano de transformación democrática quede en una frustración más, a cuyo desencanto suceda la restauración del régimen autoritario, injusto, excluyente que tanto beneficio político y económico le ha dado a ese grupo tecnocrático.
Un diario, una televisora
Uno de los ámbitos donde se mantiene firme la presencia del salinismo es en los medios de comunicación. Cuando menos un diario de la ciudad de México, del que es innecesario citar aquí su nombre, fue creado de la noche a la mañana, con la misma facilidad con la que un mago saca un conejo de su sombrero, para desplegar cada día las posturas salinistas. No hubo en ese caso claridad suficiente para saber con exactitud el origen real de los fondos dispuestos para crear tal medio: el salinismo necesitaba un instrumento propio, directo, indudable, y creó el suyo.
Otro de los sitios donde el salinismo se hizo presente fue el televisivo, y no sólo a partir de la fácil asociación de ideas que se puede hacer entre los apellidos Salinas de Gortari y Salinas Pliego, sino porque, de manera abierta, evidente, se ha sabido que uno de los Salinas de Gortari, Raúl, "prestó" 30 millones de dólares a su amigo Salinas Pliego para completar el dinero necesario a fin de comprar la estación televisora que el gobierno de Salinas de Gortari, Carlos, había puesto en venta.
Esa televisora, la Azteca, ha sido hasta ahora un vehículo adecuado para la expresión de los intereses salinistas. En los momentos adecuados, el sentido de la información dada a conocer por la empresa del otro Salinas sirve a los intereses de su socio.
šAl ladrón, al ladrón!
Uno de esos momentos críticos fue el del asesinato de Francisco Stanley. En esa ocasión, la televisora llamada del Ajusco emprendió una desbordada ofensiva contra el gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas, exacerbando el sentimiento adverso de los ciudadanos contra la inseguridad pública en las calles del Distrito Federal, como si el crimen contra Stanley fuese el de un simple caminante atracado por simples asaltantes y no el de un traficante de drogas ajusticiado por sus similares.
A pesar de que desde entonces quedó claramente establecido que el ángel cuya honra defendía el salinismo televisivo era en realidad un personaje involucrado en los peores negocios de lo que en la jerga policiaca llaman "el bajo mundo", la estación salinista persistió en magnificar los aspectos polémicos de la investigación del caso Stanley y, en especial, en destacar los aspectos de fácil sentimentalismo de familiares de los procesados, en especial en el caso de la edecán Paola Durante.
Luego, Ƒpa' cuándo son los socios?
El propósito de tales montajes era descalificar a base de insistencia las indagaciones de la procuraduría capitalina y, además, desviar la atención del personaje central de esta historia negra que fue el citado Stanley. Tal acumulación de esfuerzos salinistas tuvo mejor momento de reproducción cuando el procurador Samuel del Villar solicitó acción penal contra Oscar Espinosa.
Ya que con tal acusación se estaba tocando una de las fibras más sensibles del salinismo-zedillismo, la respuesta fue directa y contundente: por la noche, fuera de horario de visita, con notario público, usando el auditorio de la institución, y con facilidades que sólo se pueden dar cuando provienen de una orden absolutamente superior, el principal testigo contra la edecán Durante ofreció una conferencia de prensa para las dos principales estaciones de televisión, Televisa y Televisión Azteca, las que se pusieron de acuerdo, según uno de los conductores de esta última, Javier Alatorre, para transmitir tal información de oro no el mismo día de la realización, sino hasta un lunes propicio para que la observaran más mexicanos. Difundida tan peculiar entrevista, la información de Televisa se mantuvo en márgenes más o menos aceptables de equilibrio, pero en el caso de la estación salinista la desproporción fue mayor, y la emisión de comentarios y entrevistas tendenciosas se acentuó.
Esclarecer el expediente de Televisión Azteca
No hay muchas vueltas que darle al asunto: el salinismo está presente a través de los medios en los que invirtió dinero o de los que es socio, acaso principal. El caso Stanley fue parte de la historia de la narcopolítica que domina a nuestro país. El caso Espinosa hizo estallar la paciencia de quienes han sido beneficiados con las maniobras financieras del citado personaje. Hoy, los socios muestran sus complicidades, se alínean tras sus intereses compartidos.
No está de más escuchar la demanda de la diputada federal panista María del Carmen Morgan Franco, presidenta de la Comisión de Radio, Televisión y Cinematografía de la Cámara de Diputados, quien ha exhortado a abrir el expediente completo de este caso. "Desde la venta de Imevisión, que fue bastante polémica, se cuestionó por una serie de asuntos relacionados con la licitación, que parecía ser que la tenía ganada MVS y de repente, de la nada, sale el señor Salinas Pliego, adquiere la televisora", dijo la diputada, según información difundida ayer por Infosel. "Esto nos da una muestra de la manera tan discrecional y arbitraria con que se otorgan las concesiones en este país. No hay ninguna investigación, se otorgan al mejor postor, al que suelte más lana, sin averiguación ninguna".
Por lo pronto, Samuel del Villar ha decidido investigar si "la conducta de Tv Azteca y el origen de su financiamiento están vinculados como el homicidio del señor Stanley".
Se ve, se siente, el salinismo está presente...
Astillas: Una de las plagas de los correos electrónicos son los envíos institucionales, ya sean mercantiles o gubernamentales. Dado que algunas direcciones cibernéticas son intencionalmente dadas a conocer al público, como el caso de la mayoría de los columnistas y articulistas de medios de comunicación, entonces se constituyen en blanco natural de mercadólogos y jefes de prensa. Sin mayor consideración, tales burócratas del boletín envían sus textos rebosantes de optimismo pagado a cuanto tecleador les es posible. No se detienen tales fusileros a preguntarse si el columnista al que envían sus textos es uno más de los que reproducen sin mayor reparo cuanta basura cibernética les llegue (por holgazanería que lleva a carecer de material propio o, más frecuentemente, por arreglos quincenales sin recibo). Este tecleador suele padecer en silencio tal acoso boletinero, con la inútil esperanza de que los jefes de prensa se cansen de enviar textos almibarados que nunca se reproducirán aquí. Pero hay ocasiones, como la presente, en que un envío causa tales descomposturas que es necesario pedirle públicamente a quien corresponda que por favor se abstenga de mandar más sus mensajes. Se trata de la oficina de prensa de la Secretaría de Salud, a cuyo nombre firma un tal Ricardo Flota. Seguramente por un desarreglo grave, se multiplican hasta por decenas los envíos de una misma nota (no deseada, no pedida, inútil, por el talante de esta columna, que no sólo no reproduce boletines sino que, además, nunca se refiere a asuntos médicos o de salud de los que se entere por textos oficiales). Por ello, el correo electrónico de Astillero se ve atascado de boletines respecto a "Exitoso transplante de médula ósea" y "Palabras del licenciado González Fernández", además de "atentas invitaciones" a ruedas de prensa y otros actos similares. Señor secretario de Salud, o señor jefe de prensa, o señor encargado del envío de correos electrónicos de esa secretaría, Ƒharían el favor de borrar a este galeno afamado de la lista cibernética de sus pacientes?...
Fax: 55 45 04 73 Correo electrónico: