El éxito de Juan Gelman alienta a familiares de desaparecidos
Resurrección de la esperanza
Stella Calloni, enviada, /I, Montevideo, 9 de abril * El impacto producido en Uruguay y Argentina por el hecho de que el poeta Juan Gelman haya encontrado a su nieta no sólo alienta a los familiares de los desaparecidos, a las abuelas que buscan a los niños apropiados en los temibles centros clandestinos de la dictadura, sino que ha renovado la esperanza para Sara Méndez, una madre uruguaya que cree haber encontrado a su hijo Simón Riquelo, del que fue separada cuando el bebé tenía 20 días, al ser detenida en Argentina durante agosto de 1976.
Desde entonces nunca más lo vio. Después de huir de la dictadura militar que se instaló en Uruguay en 1973, Sara se refugió en Argentina como tantos uruguayos que quedaron así atrapados. Más de cien de ellos fueron desaparecidos, otros asesinados. Al hablar con La Jornada en su chacrita (rancho pequeño) cerca de Montevideo, Sara Méndez narra cómo la búsqueda de Gelman la llevó, con otras ex detenidas, a volver a reconstruir sus propias historias.
Secuestrada en agosto de 1976 junto a Asilu Maceiro, en Buenos Aires, la llevaron a Automotores Orletti, el centro de detención clandestino, y de allí, unos días más tarde, fue trasladada con otros detenidos a Uruguay. En el operativo de su detención estuvo el entonces mayor del ejército uruguayo José Niño Gavazzo, junto con Aníbal Gordon, uno de los criminales de la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A), que entre 1974 y marzo del 76 había asesinado a más de 2 mil personas.
Sara recuerda haberse aferrado a su niño, golpeada y sangrante, pero Gavazzo le ordenó que lo dejara. "Adonde vas no podés llevarlo. El va a estar bien. Esta guerra no es contra los niños". Esa fue la última vez que vio a su hijo. El otro recuerdo que llega es su traslado a Uruguay desde Orletti, la obligación del grupo a firmar que habían sido atrapados en su país al cruzar por realizar "operaciones", para que aparecieran como detenidos.
Como Gelman lo hizo ahora, siguiendo pistas cuando fue liberada, muchos años después, llegó a una casa en Montevideo, y cree que allí está su hijo, pero el Estado uruguayo no prevé que sea obligatorio someterlo a la prueba genética, que podría demostrar que ese joven de 23 años es su vástago Simón.
Méndez fue ųasí como varios organismos humanitarios, jueces, abogados, investigadoresų una de las fuentes donde pudo abrevar el poeta argentino para reconstruir el camino que habría recorrido María Claudia Irurueta Goyena, la joven esposa embarazada de su hijo Marcelo, ambos secuestrados por la dictadura argentina en 1976 y llevados a Orletti.
Marcelo fue asesinado y su cadáver fue encontrado muchos años después, María Claudia está desaparecida. Ahora Gelman cree que ha llegado al final de su búsqueda. Este hallazgo y la actitud tomada por el presidente Jorge Batlle crearon esperanzas entre los familiares de los desaparecidos uruguayos, pero también desataron a los demonios, como se vio con la amenaza abierta y directa del ahora relevado jefe del estado mayor conjunto del ejército de Uruguay, general Manuel Fernández, bajo arresto por orden presidencial.
Y en Argentina, el contralmirante Horacio Zaratiegui, en una carta a los lectores publicada en el diario La Nación, ataca a Sara Méndez, a quien menciona como "supuesta madre", ya que en la partida de nacimiento figura el niño Simón Riquelo, hijo de "una tal Stella Maris Riquelo", nombre del documento falso al que recurrió Sara para sobrevivir.
El contralmirante intenta "advertir" al juez Baltasar Garzón, de España ųante quien se tramita el juicioų, que se trata del robo de un menor de 20 días "cuyos datos oficiales son falsos", como si no supiera como sobrevivían los perseguidos en aquellos años de terror.
La virulencia del marino apunta contra Méndez y no es casual, ya que esta mujer es un pilar en los testimonios y datos que dieron luces al camino de Gelman. Precisamente fue ella con otras detenidas en el Servicio de Inteligencia del Ejército uruguayo en Boulevard Artigas y Palmar, después de su traslado de Orletti, las que denunciaron que en ese lugar hubo niños y una mujer embarazada que dio a luz.
"Un día comenzamos a sentir en el piso de arriba pasos y voces de niños, que parecían corretear. Pensamos que podían ser nuestros hijos porque como íbamos a aparecer con vida habrían sido traídos también. Después supimos que eran parte de esa tragedia de niños trasladados desde Argentina a Uruguay, de Uruguay a Chile, todo aquello que se conoce ahora tan dolorosamente.
"Había un médico que iba periódicamente y nos enteramos de que venía a ver a una mujer embarazada. Un día escuchamos llamadas telefónicas, un gran movimiento y supimos que la mujer tenía dolores de parto y el que hablaba indicaba por dónde tenía que entrar la ambulancia para llevarla al Hospital Militar.
"Después, un día un soldado preguntó a una de nosotras cómo se preparaba una mamadera (biberón). Eso lo dijimos cuando fui a declarar ante el juez Garzón. Sabíamos que esa mujer embarazada había sido llevada a tener su niño y regresada al lugar. Después a nosotros nos llevaron de allí. Más tarde, un soldado, Julio César Barbosa, se decidió a hablar y reconoció que había una joven embarazada que ocupó nuestro lugar. Y después llegan los testimonios de cómo sacan a la joven con la canastita del bebé, y el comentario del coronel Juan Antonio Rodríguez Buratti, que al salir con ella murmuró a modo de explicación: 'a veces hay que hacer cosas embromadas'.
"Fue la última vez que el soldado vio a la joven... después se fueron reconstruyendo otros datos, cómo que había sido traída desde Argentina, y comenzamos a sospechar que podía ser María Claudia". Otro dato importante es que en 1975 habían sido detenidas una madre e hija de apellido Irurueta Goyena (de "abolengo" en Uruguay) "por haber ayudado a personas perseguidas del Partido Comunista".
Este es otro dato que pudo haber influido para el traslado de María Claudia. La urgencia de encontrar la verdad obligó a todos a reconstruir detalles perdidos en ese pasado de brumas.