Iván Restrepo
Lo inevitable de los lazos nupciales
Especialmente en los últimos años, los jerarcas más conocidos de la Iglesia católica mexicana han entablado una feroz competencia para ver cúal de ellos declara todos los días y sobre los más variados temas: políticos, sociales, económicos y culturales, incluso hasta religiosos.
Sobresalen por su debilidad ante cámaras, grabadoras y micrófonos: el arzobispo Norberto Rivera Carrera, el obispo Onésimo Cepeda y el cardenal Juan Sandoval Iñiguez, aunque este último ha perdido credibilidad no solamente por hacerle al Sherlock Holmes, en torno a los asesinatos del cardenal Juan Jesús Posadas, Luis Donaldo Colosio y Francisco Ruiz Massieu, sino por la sospecha que tiene de que uno o varios émulos de la familia Borgia intentaron envenenarlo. Por razones de espacio, me referiré breve y solamente a las últimas salidas de Rivera Carrera ante los medios.
La semana pasada, el arzobispo de la ciudad de México aprovechó la inauguración del Congreso Internacional de la Familia (patrocinado por la Iglesia) para sentar cátedra sobre lo que debe ser la familia y la pareja, advirtiendo que lo que es contrario a la civilización del amor es contrario a toda verdad sobre el hombre y es una amenaza para él. Por ejemplo, el "sexo seguro propagado por la civilización técnica, que es, en realidad, radicalmente no seguro e, incluso, gravemente peligroso".
Ya encarrerado el también cardenal cuestionó la autenticidad del amor de quienes viven en unión libre, pues "Ƒqué amor radical e irreversible puede haber entre un hombre y una mujer que se dicen cristianos, cuando entre ellos todavía no se ha realizado la alianza del matrimonio delante de Dios y de la Igesia para toda la vida? Creo que podríamos dar la respuesta: ese amor no es auténtico, le falta la formal decisión de que todo lo que uno es sea del otro, para toda la vida".
Un día después del sermón, se conocieron algunos datos de la encuesta que sobre violencia familiar realizó el año pasado el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), en el Distrito Federal y los municipios conurbados del estado de México.
En un país a cuyos habitantes los jerarcas de la Iglesia suelen definir como "siempre fieles", dicha encuesta revela cómo uno de cada tres hogares reconoce padecer violencia familiar, que va desde intimidación y gritos hasta maltrato físico y abuso sexual.
De los hogares afectados por esa violencia, apenas poco más de 15 por ciento solicita algún tipo de ayuda. Y de este porcentaje, sólo 14 recurre a la Iglesia en busca de apoyo. La violencia familiar se repite en 70 por ciento de los casos que se presentan.
También la semana anterior, la Iglesia de la ciudad, cuyo pastor es Rivera Carrera, devino en crítica de cine a través del semanario Desde la Fe. El pretexto: algunas películas que acaban de obtener el Oscar y que merecen condena --Belleza americana, Los muchachos no lloran y Las reglas de la vida-- porque promueven, dice, la promiscuidad, la homosexualidad y el aborto. La censura y la intolerancia en todo su esplendor a pocos días de que el Papa pidiera perdón por los "excesos" cometidos por la Iglesia católica contra quienes se apartaban del camino verdadero o atentaban contra la única fe, recurriendo para ello lo mismo a las cruzadas, la Inquisición, la persecución implacable a los judíos y otros grupos "diferentes". La crítica medieval a películas que obtienen entre nosotros sonado éxito de taquilla. Sirva de consuelo que lo ocurrido en ellas se sitúa en otro país porque México es "siempre fiel" y mayoritariamente católico.
En cada declaración, Rivera Carrera retrocede a los tiempos más oscuros de la Iglesia, olvidando de paso que en su propio seno se originan de vez en cuando las noticias sobre homosexualidad de sacerdotes y los abusos sexuales de monjas y curas contra adolescentes de escuelas católicas. El caso del padre Maciel no es el único.
En paralelo, la jerarquía se resiste a atender las propuestas de que la Iglesia debe también pedir perdón por los "excesos" contra los homosexuales, contra mujeres como Paulina, la 1jovencita de Mexicali embarazada por violación y a quien la intolerancia impidió abortar.