Gustavo Leal F.*
Políticas arriba-abajo
La crisis del centralismo expresa un proceso de dos velocidades: ha aflojado las riendas desde el centro a cambio de que las entidades asuman nuevas responsabilidades locales que alivien la carga del centro.
Al federalismo de De la Madrid no le quedó otra alternativa que reconocer que cierta descentralización político-económica era necesaria para "impulsar el proceso de desarrollo nacional". Reforzar los recursos fiscales de los estados, lograr mayor coordinación de los gobiernos en el manejo de sus finanzas y la reforma municipal, fueron la divisa. Durante el salinismo, el énfasis viró hacia la "corrección de los desequilibrios" a través de Pronasol. Ahora, el "federalismo hacendario" de Zedillo ha promovido, entre otras, la promulgación de leyes estatales de deuda pública, la ampliación del sistema de recaudación local y la desregulación. Pero la fuerza del poder del centro permanece.
Deuda pública. A pesar de casi 18 años de políticas arriba-abajo, las entidades destinan una considerable proporción de sus ingresos al gasto corriente. Quieren alcanzar un buen nivel de inversión, pero casi todas vacilan antes de contraer grandes deudas.
Recaudación local. La agencia Standard and Poor's Mexico sostiene que ellos "dependen 90 por ciento de las participaciones federales y no desarrollan una base local de impuestos". Como apunta la profesora Victoria E. Rodríguez: "mientras esté restringida la capacidad de recaudar fondos, continuarán dependiendo fuertemente de las arcas del centro. Siguen siendo estados soberanos dependientes".
Desregulación. Por lo que toca a las prácticas regulatorias y la agilidad para la instalación de negocios, la OCDE calcula en 18 días el plazo promedio para una apertura, pero el Consejo Coordinador Empresarial estima que en México, uno de los estados mejor calificados, Colima, requiere de 34 y el Distrito Federal, uno de los peor situados, de más de 85 días. En su opinión "persisten los excesos, entre ellos la corrupción, lo que limita el crecimiento de la actividad productiva y el empleo. Por ese rezago, México no es atractivo para las inversiones. La calidad del marco regulatorio necesita un cambio estructural que elimine la discrecionalidad de los burócratas. Aunque los gobiernos estatales han incrementado el grado de instrumentación de buenas prácticas regulatorias, apenas Aguascalientes, Chiapas, Nayarit y Colima califican, mientras que Oaxaca, Michoacán, Puebla y Veracruz deberán esforzarse más. Sonora, Chihuahua, Tamaulipas y Baja California han mejorado. El Distrito Federal y el estado de México ocupan el último lugar".
Los desafíos del federalismo "realmente existente" se acusan al medir, contra su agenda, las políticas de salud, seguridad social y bienestar. Para tomar un ejemplo, según S. Moreno Santillán, director general de la Caja de Previsión de los Trabajadores a Lista de Raya, principal fondo de pensiones para 70 mil servidores públicos del Distrito Federal: ésta se encuentra en virtual quiebra técnica. "Más de mil trabajadores se jubilan cada año, carece de reservas para el pago de las pensiones futuras y las aportaciones de los trabajadores al sistema durante toda su vida, apenas son suficientes para cubrir tres años de jubilación. Después de ese lapso, no hay otra reserva que la capitalización del fondo y la transferencia de recursos del Gobierno central. Sin modificaciones, ninguna entidad, ni el Distrito Federal, tiene asegurados recursos más allá del 2012. En el Distrito Federal, la mayor modificación es contar con un instituto único de pensiones porque en esta materia la capital se asemeja a una anarquía".
Tambien para el ex director general del IMSS, G. Borrego, es preciso que se atienda lo antes posible el crecimiento de las pensiones de los estados y se inicie la constitución de reservas para cumplir con los compromisos adquiridos: "cada día que pasa --expresó-- el pasivo aumenta. Vale la pena tomar conciencia y no trasladar a futuras generaciones el problema".
La política pública para el federalismo es de largo plazo. Su diseño no puede sino surgir de una información pertinente y contar con el aval de un poderoso consenso democrático que involucre a todos. El reto es articular políticas locales respaldadas federalmente y no imponerlas. Frente a la crisis del centralismo mexicano que, de nuevo con la profesora Rodríguez "pareciera descentralizar para centralizar el poder político", Ƒcuál será la correcta intervención de un gobierno central responsable? ƑEs cierto, como sostiene el Nobel R. Mundell, que "el centro-izquierda puede darse por satisfecho con mantener las cosas como están"?