LUNES 10 DE ABRIL DE 2000

Ť La poesía debe ser portátil, dice el escritor


Jorge Fernández, un escéptico de las fronteras entre géneros

Ť Obtuvo el premio Aguascalientes por Los hábitos de la ceniza

César Güemes Ť Dice Jorge Fernández Granados que es "un tanto escéptico de los límites o de las fronteras radicales entre los géneros". El actual Premio de Poesía Aguascalientes, obtenido con Los hábitos de la ceniza, tiene cinco razones para ello. En su haber cuenta lo mismo con títulos de narrativa que de poesía: La música de las esferas (Ediciones Castillo), El arcángel ebrio (UNAM), Resurrección (Aldus), El cartógrafo (CNCA) y El cristal, que acaba de ser editado por Era. Ejemplos de su obra se encuentran también en las antologías El turno y la transición (Siglo XXI), de Julio Ortega, y Prístina y última piedra (Aldus), de Ernesto Lumbreras y Eduardo Milán.

-ƑCómo ha sido el proceso de ir de la prosa a la poesía y luego hacer el camino inverso?

fernandez-granados-jorge-1- -Pienso que es un tópico sobredimensionado el considerar que la narrativa y la poesía están separadas por océanos. Es más propio hablar de la escritura, que es un flujo de la conciencia, un hilo del sentido que va tomando un molde de palabras y esto puede formar párrafos o versos. De manera que veo a los géneros con escepticismo pero los respeto.

Ciertamente, no es común que un poeta haya dedicado parte de su vida al guionismo de cine y televisión. Eso refuerza la postura ante los géneros que tiene Fernández Granados: "Yo creo que es cuestión de ubicar hacia dónde va dirigido cada tipo de texto. Frente a la poesía tengo la actitud de la síntesis, claro. En el caso del guión lo he hecho en función de la estructura. Ahora, todas estas actitudes distintas hacia la escritura son una postura de quien escribe con miras a su objetivo. Por eso no me parece demasiado difícil ir de un formato a otro. De alguna manera es más fácil moverse en esas coordenadas que hacerlo entre un lenguaje verbal y uno plástico o de uno visual a uno musical. Ahí sí estaríamos hablando de otro aprendizaje distinto. Pero el manejo de la escritura, que implica moverse de una narración a un diálogo o a un guión no es tan complicado".

-Has definido tu trabajo poético como un lenguaje portátil. ƑEsto se refiere a la cercanía con el lector y a la facilidad para acceder al texto o es una postura de autor?

-El saber que la poesía puede ser portátil es la razón principal que me ha hecho quererla tanto. Considero que además de las características propias de la escritura, como belleza, claridad y transparencia, la poesía además busca ser portátil. Trata de encontrar una vía similar a la oración en las religiones o al conjuro en la magia: poder llevarse en la memoria, del lado izquierdo del pecho. Se nos llega a olvidar que los libros son objetos, y que como tales resultan muy precarios. La palabra puede estar contenida en esos objetos pero estaba antes de que los libros existieran, porque está en la memoria. Entonces, la idea de que la poesía debe volver a ser de todos, de la tribu, como las oraciones, es lo que me hace buscar en ella lo portátil, lo que pueda ir en un papel o en el bolsillo de la memoria. Y aparte esto tiene otro sentido que para mí es muy importante: nos puede acompañar en momentos decisivos de la vida, ya sea frente al amor o frente a la muerte. Esa es una de las generosidades que no hay que olvidar de la poesía: nos permite llevarla a donde quiera que vayamos.

-Has recibido en poesía reconocimientos como el Premio Jaime Sabines. Y sin embargo el Aguascalientes es sin duda el más robusto en México. ƑCómo llegas a él?

-Me siento muy satisfecho. Y si bien soy el menos indicado para decir si es justo o no, la alegría que me proporciona nadie me la puede quitar. Me siento muy halagado de que me concedieran esos dos reconocimientos, tanto el Jaime Sabines como el Aguascalientes.

-ƑDe cuánto tiempo estamos hablando para conseguir Los hábitos de la ceniza? ƑCuánto implica llegar al Aguascalientes?

-Casi diez años. Los primeros poemas del libro datan de 1990 y el último lo escribí hace seis o siete meses. Por supuesto no hablo de diez años de escritura continua, lo cual sería absurdo, pero sí de la gestación, el desarrollo, la manera en que se fueron madurando y corrigiendo estos textos sí es de diez años de labor.

-ƑEn qué momento de ese lapso encontraste un título tan peculiar?

-Casi desde el principio sabía que así se iba a llamar el libro. El título en este caso me funcionó de guía para tejer en torno a él todas las posibilidades de acercamiento al tema.