La Jornada lunes 10 de abril de 2000

CLASE POLITICA Ť Miguel Angel Rivera

Uno de los objetivos del tercer Consejo Nacional de la Educación era la defensa de la enseñanza pública, laica y gratuita. El magisterio disidente interrumpió la inauguración del foro con la finalidad aparente de asegurar la supervivencia de esa educación pública, laica y gratuita.

Una contradicción que parece difícil de explicar. De alguna manera se asemeja al conflicto que todavía tiene alterada a la UNAM, pues también en la máxima casa de estudios los paristas sostienen que su lucha es en defensa de la institución, pero su forma de protegerla es mediante la suspensión de las actividades.

El Congreso Nacional de la Educación efectivamente fue preparado por la directiva oficial del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), acusada de charra y de oficialista por la disidencia, agrupada básicamente en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), pero, lejos de tratar de ser un espacio reservado, se procuró abrirlo para que todas las corrientes del magisterio pudieran plantear sus proyectos del sistema educativo nacional para el siglo XXI.

Es básicamente un encuentro académico, pero la dirección nacional del SNTE, que encabeza Tomás Vázquez Vigil, reconoció la realidad: dentro del magisterio hay diversas formas de pensar y por ello se dio cabida a delegados de todas las corrientes.

Por ello no fue casual que previamente se reuniera el órgano político del magisterio y que se dejara establecido un sistema por el cual el SNTE ayudaría a las campañas de todos los profesores, sin importar el partido político en que militen. El compromiso básico y casi único para todos los aspirantes a cargos políticos es la defensa del sistema educativo nacional.

La escuela no es empresa

En consecuencia, se esperaba que las diferencias políticas se dejaran de lado, para centrar todos los esfuerzos en la definición de un proyecto educativo aceptable por todos. No fue así, los disidentes prefirieron la acción efectista para ganar -como ocurrió- espacios en los medios informativos.

El acto de inauguración fue alterado, pero los trabajos del congreso continuaron y ayer, en el segundo día de actividades, se alcanzaron consensos. El punto esencial del acuerdo de los 2 mil 600 delegados se resume en un punto: defensa de la educación obligatoria, gratuita y laica, desde el nivel prescolar hasta el superior y universitario. Esa enseñanza debe ser de calidad, humanista, y preservar un espíritu de equidad en el contexto del federalismo.

"Hoy más que nunca, los principios de la educación y la escuela pública, nacional, gratuita y laica deben ser defendidos como una de las garantías fundamentales que impidan la ampliación de la brecha entre ricos y pobres y conserven el carácter nacional de la educación pública", sostiene el documento aprobado por el magisterio nacional, en el cual también se estableció:

"El proyecto educativo es el proyecto de sociedad que compartimos los mexicanos. De allí que se exigirá que se respeten y practiquen en las escuelas particulares los principios doctrinarios del artículo tercero constitucional para que impartan una educación científica y laica. Las escuelas no son empresas, los padres de familia no son consumidores y los alumnos no son mercancías".

Los profesores hicieron un espacio especial para los pueblos indígenas. Demandaron para ellos espacios seguros en todos los niveles de enseñanza.

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