DOMINGO 9 DE ABRIL DE 2000
Ť Las labores que realicé para la URSS, parte de una lucha por la democracia, dice
Ni pecado de juventud ni secreto vergonzante, afirma López y Rivas
Ť El legislador responde a interrogantes surgidas a raíz de la publicación del libro Cassidy's run
Andrea Becerril Ť El haber realizado en Estados Unidos labores de inteligencia militar para la ahora desintegrada Unión Soviética, ''no es un pecado de juventud ni un secreto vergonzante que pretendiéramos mantener guardado por más de dos décadas'', sino parte de una lucha a favor de la democracia y la paz mundial, advierte el diputado del PRD, Gilberto López y Rivas.
En entrevista con La Jornada, responde a las interrogantes surgidas a partir de la publicación en Estados Unidos del libro Cassidy's run, obra de David Wise, en la que se alude a un episodio que el matrimonio López y Rivas efectivamente vivió en la década de los setenta en el país vecino.
En todo momento de la plática el legislador perredista habló en plural, y lo hizo porque en ese hecho, al igual que en todas las luchas sociales que ha emprendido en su vida, lo acompañó su esposa Alicia Castellanos, también antropóloga y quien estuvo presente en la entrevista.
López y Rivas precisa que Wise es un académico connotado, del que ha leído otros libros como El gobierno invisible, pero considera que en Cassidy's run hay una visión parcial y deformación de los hechos.
Por principio, señala, es falsa la afirmación de Wise en el sentido de que ''el trabajo de inteligencia que llevamos a cabo en Estados Unidos es un secreto celosamente guardado durante más de 22 años''. Tan no es así, agrega, que incluso el gobierno mexicano trató de usarlo ya en una ocasión para deslegitimar su trabajo.
Primer intento para desprestigiarlo
Fue hace más de tres años, refirió, cuando a raíz de unas denuncias que hizo en su calidad de secretario de Derechos Humanos y Pueblos Indios del Comité Ejecutivo Nacional del PRD, en torno a la masacre de Aguas Blancas, el episodio ''fue filtrado por el Cisen a una revista llamada Impacto, que publicó una especie de ficha policiaca''.
Acompañado por la directiva nacional perredista fue a quejarse con el entonces secretario de Gobernación, Emilio Chuayffet, por ese uso de ''su pasado de lucha''. Este, sin embargo, regresa ahora a raíz del libro de Wise.
López y Rivas insiste en que no le avergüenza aquel viejo episodio, pero no puede dejar de resaltar que el libro distorsiona mucho de lo que ocurrió realmente, porque está escrito a partir de los testimonios de los agentes de la FBI que se encargaron del contraespionaje y que dan una versión sesgada de lo que ocurrió, ''al presentar un panorama que muestra a los servicios de inteligencia estadunidenses como imbatibles y que todo lo logran''.
Afirma que, efectivamente, él y su esposa llevaron a cabo trabajos de inteligencia militar para los soviéticos durante los años que vivieron en Estados Unidos. Ambos eran académicos, él se desempeñaba como profesor en la Universidad de Minnesota y Alicia hacía su tesis de doctorado en antropología. Tenían con ellos a sus dos hijos, de ocho y dos años.
''Una de las terribles distorsiones del libro es que había motivaciones de orden económico y ello es totalmente falso. N
osotros entramos a este trabajo por convicciones de carácter ideológico y político. Formábamos parte de la generación surgida bajo el impacto que tuvo la Revolución Cubana. Eramos jóvenes que pensábamos que podíamos cambiar el mundo''.
López y Rivas agrega que es muy importante no olvidar este aspecto histórico concreto, para tener idea de lo que significaba el trabajo de inteligencia militar para la URSS en esas fechas. Vehemente, agrega: ''Nuestra juventud vivió una época muy efervescente políticamente hablando, pero en un ambiente de gran represión y de pocas libertades públicas. Ni pensar para nada en un periódico como La Jornada, por ejemplo''.
Resalta que se dio una radicalización de las posturas políticas, congruente con la realidad que vivían, y muchos de sus compañeros optaron por ingresar a los partidos políticos, a diferentes movimientos armados u otros espacios de lucha, entre los que ''estaba ese que a nosotros no sólo nos tocó sino por el que optamos''.
No había pues, añade, afán alguno de obtener recursos económicos y menos de actuar como mercenarios. Era la década de los sesenta y el objetivo del trabajo de inteligencia militar se daba en un contexto de guerra fría, de enfrentamiento estratégico entre Estados Unidos y la Unión Soviética, ''y nosotros queríamos colaborar a favor de la paz, evitar que se produjera una tercera guerra mundial''.
En el libro motivo de la polémica, escrito por Wise a partir de las revelaciones de Joseph Cassidy -el doble agente de la FBI que acabó por descubrirlos-, se da además la idea de que todo el esfuerzo realizado y los riesgos que vivieron en Estados Unidos fue inútil.
López y Rivas no lo considera así. ''Si nosotros vemos que no estalló una guerra mundial, eso es de entrada algo relevante, pero hay otros factores. Había una motivación en el sentido de que la lucha y el auxilio que se podría brindar a la Unión Soviética podrían crear las condiciones para una revolución en nuestro propio país''.
Resalta que durante la Segunda Guerra Mundial hubo trabajos similares de gente común y corriente que realizó servicios de inteligencia para frenar el fascismo. ''Fueron años turbulentos, de golpes muy fuertes, como la muerte del Che Guevara, las derrotas de las guerrillas latinoamericanas. Era un contexto histórico de muchas utopías sin ningún espacio de acción política para los jóvenes''.
Paralelo a ello, estaba la recién triunfante Revolución Cubana, que ''nos inspiró a los integrantes de mi generación a luchar por la liberación de nuestros países''.
Antes, relata, había sido miembro de la Juventud Comunista mexicana, había estado en una organización que concebía la lucha armada, pero que desapareció por conflictos internos. Le tocó vivir el movimiento estudiantil de 68 y estar en la masacre de Tlatelolco. Fue entonces que de manera conjunta con su esposa optó por ''otro tipo de lucha'' y se fue a Estados Unidos.
Ni James Bond ni mercenario
López y Rivas comenta luego que obviamente hay toda una distorsión en torno al trabajo de inteligencia, por la forma superficial en que se ha tratado en el cine y algunas novelas. ''No es un trabajo cercano a la violencia y menos al terrorismo. No se puede ubicar con la imagen de James Bond y tampoco con la de un mercenario''. Su objetivo, reconoce, era la obtención de secretos militares estadunidenses, ''pero en el contexto de la necesidad de que las dos potencias tuvieran información de lo que hacían una y otra, sin que mediara actividad alguna que significara violencia o medidas de carácter terrorista ni mucho menos. Era un trabajo muy metódico y sistemático y sabíamos, eramos conscientes, de los riesgos que se podía correr''.
Otra parte del libro con la que el matrimonio López y Rivas no coincide es aquella que los describe como personas con un odio fanático a Estados Unidos. ''También ello es falso, nosotros admiramos al pueblo norteamericano, no así a su gobierno, obviamente. Incluso, hicimos excelentes amigos en nuestra estancia ahí, de 1971 a 1978. No existió ninguna motivación basada en el odio. Todo lo contrario, somos revolucionarios y queríamos cambiar el mundo. En ese marco y contexto es en el que se da nuestro trabajo''.
Para avalar ese dicho, el perredista señala que ''la descripción que hacen los agentes de la FBI no corresponde a la que hacen mis colegas en la Facultad de Estudios Chicanos de la Universidad de Minnesota'', con los que convivió dos años.
En el propio libro se ven las contradicciones de basar una historia sólo en la información proporcionada por agentes de la FBI, resalta López y Rivas, y detalla luego que hace algunos años Wise lo contactó y le notificó que estaba escribiendo un libro sobre el caso y le pidió una entrevista. ''Después de consultarlo con la familia, decidimos negarnos, porque consideramos que teníamos derecho a la privacidad. Sin embargo, él continuó sus investigaciones y sin volvernos a contactar ahora publica el libro, que es una versión apologética de lo que ocurrió, donde se destaca la heroicidad de los agentes de la FBI y evidentemente ello no corresponde a la realidad''.
-ƑCómo lograron salir de Estados Unidos cuando ya los habían detenido?
-El problema es que la FBI, para poder dar seguimiento al trabajo que realizábamos, utilizó procedimientos de carácter ilegal y esto hizo que el Departamento de Justicia, al analizar nuestro caso, no pudiera ejercer acción penal.
Después de haberlo fotografiado en el momento en que actuaba como correo, para enviar microfilmes, Gilberto, Alicia y sus dos niños fueron detenidos. ''Nos secuestraron por más de cinco horas en un hotel; ahí nos retuvieron sin mostrar ningún tipo de documento que legalmente pudiera justificar ese secuestro. Ese tipo de errores por parte de la FBI -entre ellos el poner micrófonos en su domicilio- propiciaron que después de un interrogatorio muy intenso, de amenazas, entre ellas de que nos quitarían a los niños, nos pudiéramos ir''.
Agrega que cuando los agentes, contra su voluntad, les dijeron que estaban libres, ''inmediatamente arreglamos con un abogado nuestra defensa y pudimos salir con él, que iba como custodia de los niños, y de esta manera llegamos a México la primera semana de junio de 1978''.
A pregunta expresa, López y Rivas no descarta que el gobierno mexicano aprovechara la nueva difusión del hecho, como lo hizo ya antes, para tratar de desvirtuar su labor en la Cocopa. Sin embargo, añade, han recibido apoyo y respaldo de numerosos compañeros, ''no sólo de nuestro partido, sino de quienes han estado cerca y han constatado la congruencia en el trabajo legislativo, partidario y académico. El que trate de usar aquel hecho que se dio durante la guerra fría, topará con el respaldo y solidaridad de muchos''.
A punto de concluir sus tareas como diputado federal, López y Rivas advierte que él y su esposa quieren finiquitar aquella etapa de su vida que los ligó a las labores de inteligencia soviética. ''Lo hicimos, sí; estamos orgullosos de haberlo hecho, de haber estado en una trinchera como esa, de haber tomado la responsabilidad generacional y seguiremos adelante. Soy investigador del INAH y, a partir de septiembre, seguiré trabajando desde mi calidad de antropólogo en las mismas causas en que he estado involucrado: la indígena, la lucha contra la paramilitarización en Chiapas y las amenazas que se ciernen sobre la democracia, por este papel cada vez más activo de los militares en la vida política del país''.