José Agustín Ortiz Pinchetti
El affaire Espinosa-Del Villar
La acusación del procurador del Distrito Federal, Samuel del Villar, contra el ex regente Oscar Espinosa Villarreal y sus colaboradores, y las reacciones que ha provocado, sirven para descubrir los personajes y la trama profunda de la lucha por el poder en México.
La acusación no es iniciativa del procurador, ni una venganza, aunque no carezca de intención política. La investigación inicial fue realizada durante largos meses por la contraloría del Gobierno del Distrito Federal, bajo la supervisión y la presión de la Comisión de Vigilancia de la Asamblea Legislativa. Las irregularidades atribuidas a Espinosa y a su equipo pudieron haber sido detectadas fácilmente por la Contaduría Mayor de Hacienda de la Cámara de Diputados. Sin embargo, ésta no cumplió cabalmente su obligación de examinar la cuenta pública de los años 1995 y 1996, por la sencilla razón de que en esa época la controlaba el PRI.
En realidad, durante décadas que el PRI controló al Congreso y a la Contraloría federal, nunca se hizo un verdadero examen de cuentas públicas, es decir, los servidores públicos nunca rindieron cuenta de sus gestiones, ni de los recursos que admistraron. Debido a ello, la corrupción fuertemente inserta en nuestra cultura política tomó la lamentable dimensión que tiene ahora.
Las incógnitas que despierta el caso son múltiples y seguramente se disolverán en las próximas semanas. ƑHasta qué punto el Presidente está dispuesto a defender a Espinosa Villarreal, quien administró las cuentas de la campaña del 94? ƑQué parte de su capital político y del PRI está dispuesto a utilizar para defender a Espinosa? ƑPor qué tantos priístas destacados se están deslindando del caso? ƑPor qué simultáneamente se montan acciones de bloqueo y de distracción espectaculares, como la ofensiva de propaganda de las televisoras, el saboteo de la sesión de la Cámara el jueves pasado y la denuncia contra Rosario Robles, jefa de Gobierno del DF?
ƑSe trata de ganar tiempo? ƑEl Presidente todavía no toma una decisión sólida sobre el asunto? ƑSe quieren disminuir los costos y/o contragolpear al PRD? ƑPor qué se han arriesgado las dos grandes televisoras en la víspera de las elecciones a mostrar tan crudamente su carácter oficialista? Sabemos que en realidad son un oligopolio y que los encargados clave de la información política en ambas televisoras son ex funcionarios públicos priístas de rango importante. Es evidente que las televisoras se integran en el sistema y obedecen con gran disciplina sus líneas estratégicas.
ƑPor qué don Luis de la Barrera, un ombudsman popular y respetable, recrudece sus acciones contra el procurador y contra la jefa de Gobierno justamente cuando se pone en crisis la impunidad?
Todas estas interrogantes nos llevan al tema de fondo: mientras subsista la impunidad el pueblo no confiará ni en la competencia electoral ni en los partidos. Cada día son más evidentes los indicios de corrupción y la mayoría de sus agentes no han sido ni siquiera tocados. En forma progresiva va resultando evidente que sin un sistema eficaz de rendición de cuentas no podremos hablar de la democracia mexicana. Poco se ha avanzado en esa dirección. La ley orgánica que permitiría el establecimiento de un ente superior de fiscalización relativamente autónomo está congelada por el PRI en la Cámara de Senadores.
Por eso, hay que reconocer y defender la iniciativa de Samuel del Villar. No tiene precedentes históricos. Nunca desde un gobierno de oposición se había iniciado una acción de denuncia contra un priísta del más alto rango. En este sentido el respaldo categórico del PAN al procurador del DF es un acto oportuno y ejemplar.
El Presidente debería pedirle a Oscar Espinosa (a quien yo he conocido como un político flexible e inteligente) que renunciara a la Secretaría de Turismo y permitiera que se le juzgara en los tribunales y conforme a la ley. Sería un gran paso.
Pero no hay que hacernos muchas ilusiones. El aparato funciona como una red de intereses. Ha perdido hasta la última capa ideológica. No defiende un proyecto sino a los monopolios, oligopolios, grupos, y a las conductas, privilegios y abusos que ha engendrado. En estas circunstancias estamos seguros que el sistema puede sacrificar a Oscar Espinosa pero que no se sacrificará a sí mismo.