DOMINGO 9 DE ABRIL DE 2000

Ť Asociaciones e ICCM se disputan los muebles del conjunto cultural


Rebatiña por los bienes en la Yoliztli

Ť Rechaza Aura que pretendan adjudicarse las propiedades; nos pusieron en medio, explica

Raquel Peguero /II y última Ť Si bien es cierto que los derechos de propiedad sobre los bienes muebles e instrumentos de música del Centro Cultural Ollin Yoliztli son motivo de disputa, también lo es que todos los involucrados están de acuerdo con que permanezcan ahí, para beneficio de los niños y jóvenes que asisten a las escuelas, a los que ''por derecho de antigüedad'' les pertenecen, como afirman padres de familia en una carta (La Jornada, 20/III/00).

La posibilidad de que esos bienes sean entregados en comodato al Instituto de Cultura de la Ciudad de México (ICCM) por el Conjunto Cultural Ollin Yoliztli y la Orquesta Juvenil Mexicana, que se ostentan como los propietarios, no se concreta, debido a que el director de aquél, Alejandro Aura, ''no ha dado respuesta" al ofrecimiento -y muestran un fax- que le enviaron desde el 10 de junio de 1998, aseguran los representantes de esas agrupaciones.

Sin embargo, el instituto más bien ha sido cauteloso para firmar el convenio hasta que no sean totalmente esclarecidas, con facturas de por medio, las pertenencias. Esa discrepancia empantanó la situación y no se vislumbra una solución rápida, sobre todo porque los procesos legales llevan tiempo.

-ƑY no sería mejor que les donaran todos estos bienes, considerando que a usted le interesa que continúen al servicio de los estudiantes del Ollin? -se pregunta a Fernando Lozano, presidente de las asociaciones.

-No, porque son personas morales sin afán de lucro que no pueden regalar, vender ni alquilar lo que tienen, ya que sus estatutos y la Secretaría de Hacienda lo impiden, salvo que las liquidemos. Entonces sí, podríamos donarlos a otra asociación civil, con los mismos objetivos. Al proponer un comodato, es como si los regaláramos, con la salvedad de que quien los reciba asumirá la responsabilidad de su conservación y mantenimiento, mientras nosotros vigilamos su uso.

Una opción, sugiere Luis Fernando Chávez Murrueta, contralor general de las asociaciones, es que ''si los padres de familia o los maestros quieren organizarse en una asociación civil, con personalidad jurídica, podemos entregarles todo en comodato sin problema, o bien, liquidamos el conjunto cultural y se los damos ya como donación''. De cualquier forma, agrega, ''estamos en la mejor disposición de firmar el comodato con el Instituto de Cultura, a pesar de los amparos interpuestos''.

Explica que para lograrlo necesitan recuperar las cosas y hacer el inventario, que no ha sido posible. Al detener el procedimiento, apunta Lozano, ''incurren en un grave error, porque las cosas no son de ellos y es tan obvio que cuando el ingeniero Cárdenas llegó al Gobierno del DF, los bienes ya existían ahí y no sé con base en qué pretenden adjudicarse lo que no es suyo. Esa actitud necia, cerrada y abusiva nos impide llegar al final del camino con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), con el que ya se aclaró la confusión".

Agrega que en el Ollin, el Instituto de Cultura tiene ''encerrados indebidamente instrumentos, muebles y partituras que se deterioran, y todo eso puede perjudicar a las asociaciones".

Alejandro Aura señala que el centro cultural les fue devuelto con todos los ''bienes, no sólo los materiales, sino con el funcionamiento de las escuelas y los talleres, así como la voluntad, el interés y el cariño de las personas que trabajan ahí. No es pleito nuestro, sino de las asociaciones con el CNCA. No queremos agandallarles nada, nos han puesto en medio, a nuestro pesar, y lo único que hacemos es impedir que se lleven aquello de lo que no pueden demostrar la propiedad legítima, por la defensa natural que debemos hacer del funcionamiento de las escuelas".

Respecto del ofrecimiento del comodato, afirma que lo recibió ''sólo de dicho" y por ello no ha dado una respuesta oficial, algo que ''no tendría inconveniente en hacer, de inmediato, si lo hubieran hecho de igual forma". Aclara que sí respondió: ''Me apresuré a decir que encantados de la vida lo aceptamos, con la comprobación de la propiedad, porque no nos pueden decir que dan lo que no es de ellos y nosotros lo asumamos; eso no es responsable".

Inventarios confusos

Chávez Murrueta expresa preocupación porque ''nadie se hace responsable" del acervo, en el sentido de que los tiene asignados y cuenta con sus resguardos firmados: ''El instituto no los tiene, porque no los recibieron de manera legal, y por tanto no están bajo su custodia, por lo que muchos instrumentos se extraviaron y sabemos que han vendido algunos bienes. Nuestra intención al recogerlos es saber qué se devolvió, conocer su estado, hacer el inventario, y si hay pérdidas o deterioro, comunicárselo al CNCA para que pague".

Ricardo Fuentes, director del Ollin, señala que esa aseveración es falsa: ''Lo que recibí no está fuera de control y existen los resguardos correspondientes. Tengo el inventario, y los directores de las diferentes áreas tienen los documentos de lo que son garantes. Lo que está deteriorado ya lo reporté, y en cuanto a lo extraviado eso es cierto, porque desde que llegamos no estaban. No sé si se los llevaron las asociaciones o el consejo, porque el 14 de junio de 1999 aquéllas, sin acreditar la propiedad, se llevaron parte de los bienes con el consentimiento del Ministerio Público. Ahora tramito lo necesario para devolvérselos, mediante la factura y el registro ante la contraloría".

La cantidad de mobiliario e instrumentos en disputa no es precisa.

Aura señala que son 2 mil los bienes inventariados y que las asociaciones cuentan sólo con 90 facturas: ''por eso tuvimos que frenar la embestida, ya que llegaron por todo". Fuentes agrega que Socicultur poseía los instrumentos de las orquestas que han existido aquí, y éstos no son de las asociaciones: ''Están inventariados y con los resguardos de lo que se entregó a cada maestro. Son cerca de 500 instrumentos, entre violas, violines, violonchelos, contrabajos, fagotes, algunos dañados, otros inservibles, unos más extraviados, de los que levantamos un acta en la Procuraduría. Había una bodega con guitarras, güiros, castañuelas, algunos con posibilidad de ser reparados y se está haciendo". También reclaman atriles, mesabancos, pizarrones, calculadoras y cortinas.

Las cifras que maneja Chávez Murrueta son mayores. Asegura que son ''como 800 instrumentos, más todo tipo de mobiliario: escritorios, mil sillas metálicas, diez computadoras, unos seis microcomponentes, 15 televisores, mil y tantos videocintas vírgenes, caseteras, partituras y partichelas; cosas de escritorio, ventiladores, una cosota que es el aire acondicionado -y aunque suene absurdo se quitará, porque sin comodato se quedaría a la deriva-; el torno y objetos de los talleres, a pesar de que no nos son de mucha utilidad, a menos que pongamos uno de laudería".

De todo ello, asegura, cuenta con ''70 por ciento de facturas de los instrumentos y del resto no, porque fueron regalos de particulares; una donación de Hacienda, de la que tenemos acta de recepción, compra a maestros que entregaron recibos de honorarios -pues no contaban con la nota-; tenemos testigos de que son nuestros, porque ni el instituto ni el CNCA metieron nada. No hay ninguna acta que lo diga".

Las asociaciones quieren llevarse todo del Ollin, en Periférico Sur, para sus instalaciones en Chapultepec. Ricardo Fuentes -indica- propuso a Lozano que el diagnóstico se hiciera en el centro cultural, ''pues es ocioso, porque con la mudanza, los bienes se deterioran". Chávez Murrueta afirma que eso es inaceptable, ''porque no han querido firmar el comodato y las cosas están bajo su control, sin que nadie se haga responsable", no pueden probar en qué estado se encuentran o si existen todavía, porque ''en nuestras barbas sacaron algunas so pretexto de que serían reparadas. Imagínese lo que sacarán cuando no estamos''.