La Jornada sábado 8 de abril de 2000

Luis González Souza
UNAM: conservadurismo suicida

Hay un creciente acuerdo en que la crisis de la UNAM, a final de cuentas, obedece a la subcultura del autoritarismo. Sin embargo, es ese autoritarismo a lo que más se aferran los conservadores de la vieja UNAM.

En otras ocasiones hemos insistido en lo falso que es la discusión sobre si la democracia cabe o no en las universidades. A nuestro juicio, como el de muchos otros, los principios y valores de la democracia deberían caber en cualquier entorno social.

Todo lo que habría que discutir son las modalidades democráticas a desarrollar en tal o cual renglón universitario.
La elección de autoridades es un renglón cada vez más incómodo para las huestes de la antidemocracia. Cada vez es más claro que una autoridad sin legitimidad está incapacitada para dirigir una comunidad universitaria. Un genuino respeto por las autoridades es, sobre todo en una comunidad pensante, una condición para el éxito de cualquier proyecto académico. La ausencia de esa legitimidad y de ese respeto sólo ocasionan conflictos cada vez más agudos, como el que hoy vive la principal institución educativa del país.

Pues bien, ni siquiera ese aprendizaje se registra en la burocracia universitaria. El autoritarismo continúa rigiendo inclusive en ese renglón tan primario, que es la elección de autoridades, para no hablar de asuntos más sofisticados, como los métodos o los contenidos de la enseñanza.

Para los conservadores, la elección del actual rector hubiese sido una locura. Porque no lo aconsejaba la crítica situación de la universidad y, faltaba más, porque su investidura es tan especial -les gusta decir- que no puede arriesgarse al juego de la democracia. Lo cierto es que el autoritarismo continúa predominando mucho más allá de los nombramientos de rector.

Desde que la huelga estudiantil fue reprimida, ya son varias las dependencias universitarias que han cambiado de director. Y en todos esos casos la "renovación" se ha apegado a los viejos (arcaicos) cánones: dizque "auscultación" de la comunidad, entrevista de los "candidateados" con el rector, formación de la terna finalista, entrevistas ahora con la Junta de Gobierno y... designación del agraciado.

La verdad es que la antidemocracia contamina ese proceso en todos sus eslabones. La "auscultación" suele ser un mero trámite, cuando no una farsa; las entrevistas de los candidatos con las autoridades, una certificación de "buena conducta"; y la selección final, algo tan misterioso como el ungimiento de un nuevo Papa.

No hay que esperar a un congreso universitario para comenzar a promover los cambios que la UNAM obviamente requiere tras el conflicto histórico aflorado con la huelga estudiantil 1999-2000. Ahora mismo que está por designarse una nueva dirección en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, podría avanzarse un poco, sólo un poco, en materia de cultura democrática. No sugerimos una elección propiamente dicha, para evitar la furia o el desmayo del sector medieval. Nada que invoque al fantasma de la "universidad-pueblo"... šhorrible populismo!

Sólo hablamos de un avance pequeño, de cinco o seis pasitos incluso aceptables -suponemos- en el nuevo PRI. Uno, quienes aspiran a la dirección, que lo digan sin tapujos, sin el vergonzante juego del tapadismo. Dos, que elaboren un programa de trabajo acorde con su visión de la UNAM y de la dependencia que quieren dirigir. Tres, que debatan ese programa con el de los demás candidatos de cara a la comunidad (profesores, estudiantes, trabajadores).

Cuatro, que la comunidad vote (con su respectivo IFE) por la opción más convincente. Cinco, que la terna se integre con quienes obtengan las votaciones más altas. Seis, que entonces sí la Junta de Gobierno escoja entre ellos y nadie más. Y si no es mucha molestia, que haga públicos los criterios empleados en su decisión.

Si ni siquiera en eso están dispuestas a cambiar las autoridades universitarias, Ƒcómo creer entonces en sus discursos renovadores? ƑNo es suicida oponerse incluso a esos pequeños cambios y obstinarse en un autoritarismo que todo lo asfixia? ƑO acaso de eso se trata, es decir, de "suicidar" a la UNAM?

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