Ť El jueves ofreció un concierto en el Auditorio


Simply Red satisfizo al público y homenajeó a James Brown

Arturo Cruz Bárcenas Ť Soul, simplemente. Simply Red en concierto en el Auditorio Nacional, la noche del pasado jueves. Mick Hucknall rindió un tributo a su maestro, a su mayor influencia: James Brown. Cumplió lo que había prometido en la rueda de prensa, realizada la tarde del mismo día: tocar lo que el público quiere oír de su repertorio. No sólo los temas de su más reciente disco, Love and the russian winter.

Uno tras otro, el pelirrojo cantó Holding back the years, If you don't know me by now, Stars, Fairground. Romanticismo y magia en su presentación en México, dentro del Spirit of life tour.

foto-SIMPLE RED Your eyes, el tema que ahora promueve, se une al rosario de éxitos del grupo británico. Un coro de miles lo acompañó en Ain't that a lot of love. Un par de negras, por supuesto, contoneaban su cuerpo y uno no podía más que dejar volar la imaginación a esos años en los que las discotecas atrapaban a los entonces jóvenes que hoy, ya adultos, muchos en pareja, con hijos y otras responsabilidades, bailan en el foro de Reforma.

Blue y Gracias (así la anunció el propio Mick) mostraron la actual búsqueda sonora de Simply Red, que Hucknall define como un alejamiento de "las máquinas", para que la música se acerque más a la madera, a lo elemental, que puede ser lo más complejo.

El ambiente que Hucknall logra es el de una idea positiva, un concepto que refiere que la categoría histórica y unificadora del arte es el amor. Ve en el invierno ruso el salvador de la humanidad occidental, contra Napoleón y Hitler, el monstruo y el nazismo.

Fue hora y media de complacencias, de un grupo que ha seguido una evolución sin rupturas, "natural", precisa Hucknall, cuyo color de voz es brillante y le posibilita explotar el soul y el dance, el jazz y el rock.

Mick dice que su música es el producto de una multitud de influencias, dado que en el Reino Unido se decantan ritmos tradicionales e inclusive jamaiquinos.

"Nunca me he cansado de la música, pero sí del negocio de la música", expuso Hucknall, a quien no le queda más remedio que seguir el trabajo de promoción de su nuevo CD, organizado por su disquera.

Así, Hucknall, quien tiene una visión retrospectiva de la historia, digamos optimista, contraria a la de su paisano John Stuart Mill, una especie de antiutopía, hizo del auditorio un gran pista de baile.

Prometió volver. Ayer voló a Buenos Aires.