Nueva dinámica social
* Sami David* *
Mexico vive una nueva realidad democrática, de participación ciudadana, previa a los comicios que enfrentaremos en el año 2000 para renovar los poderes de la nación y de algunos estados de la República.
El clima de libertades que gozamos da la pauta para que la ciudadanía se manifieste con libertad. De hecho, la pluralidad que vivimos los mexicanos demanda mantener el espíritu de conciliación y civilidad en la búsqueda de consensos que exigen los sectores sociales.
En este orden de ideas, la diversidad política del México actual no se basa solamente en la composición heterogénea de fuerzas en la sociedad y en la representación nacional a través de los partidos políticos en las Cámaras, sino en el sistema de gobierno que nos caracteriza, debido a la tolerancia y el respeto que existe entre los poderes.
Este equilibrio de fuerzas determina el núcleo fundamental del Estado: la convivencia pacífica y civilizada, la estabilidad social e institucional y la seguridad pública, pero la expresión política de los gobernados es indispensable.
La ciudadanía exige, cada día, mayores espacios de participación, pero ello requiere, sin duda alguna, transparencia y responsabilidad, a fin de establecer los vínculos necesarios para realizar las acciones correspondientes. De otra manera, hay desconfianza y escasa participación.
Justamente por eso, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) apoya las manifestaciones democráticas y sabe escuchar a sus correligionarios. El PRI, desde luego, no es producto de la improvisación ni de los rompimientos o desmembramientos de alguna institución política. No se ha integrado con los restos ideológicos de quienes anteponen sus intereses particulares a los de la colectividad. El PRI tiene una alianza con la sociedad; tiene el poder de las bases, el compromiso con la gente, como ha sostenido nuestro ahora candidato presidencial, Francisco Labastida Ochoa.
Los retos de la normalidad democrática ofrecen diversas vías, una de ellas es el respeto y la flexibilidad, para contribuir a forjar los nuevos espacios de expresión ciudadana, pero siempre por la vía pacífica, del debate y la negociación, y aportando los esfuerzos, el trabajo, la entrega. El espíritu y la vocación de servicio son la columna vertebral de todo luchador social que se respete. La actual dinámica social del país lo exige.
En México estamos empeñados en lograr un estado de bienestar y desarrollo institucional con una visión clara basada en la equidad, en la democracia y en la justicia social.
Esta demanda colectiva constituye un requisito para desarrollar el proyecto de nación que tenemos, y que es de gran relevancia y enorme sensibilidad social. Y el cambio será irreversible, pero será un cambio con rumbo, como lo ha señalado Labastida Ochoa.
Todos los candidatos priístas a los diversos cargos de representación popular lo sabemos. La credibilidad personal, la confianza de los ciudadanos, está en función directa de la entrega y de la voluntad que se ofrezca. Y eso nos lleva a entregar nuestro mejor esfuerzo para configurar una alternativa de progreso y bienestar para todos, a fin de abrir un nuevo horizonte de confianza entre los mexicanos para articular una mayoría social que convierta el proyecto de gobierno en la opción ganadora en las próximas elecciones. *
* Senador de la República