MIERCOLES 5 DE ABRIL DE 2000

Ť El público que me escucha es exigente y valioso, dice a La Jornada


Mi nicho lo forjé con el trabajo, nunca con el marketing: Lemper

Ť La labor que desempeño como artista pugna mucho por defender a las mujeres, reconoce

Ť Puedo interpretar repertorios de Dietrich o Piaf, pero de manera propia, afirma la cantante

Pablo Espinosa Ť Una rubia en cuero negro flota sobre el cielo, que es azul con nubes blancas, pintado en la pared adyacente a una piscina. Azul como el contenido atormentado de las canciones que cantaba Billie Holiday, como los vapores perfumados que emanan de los viejos discos de Edith Piaf.

lemper-ute-cantante-jpg A la arquitectura diseñada por Ricardo Legorreta, en el hotel Camino Real, le han añadido decorados y propuestas que de pronto aparecen como escenografías. Así es el salón piscina.

La blonda esbelta camina, bajo una gran chamarra oscura, sobre un tropel de flashes y de miradas aleladas y luego de agotar pasillos, repartir sonrisas, volver de trigo el aire que atraviesa y agita su atrigada cabellera, se aposenta en el salón susodicho para conceder una entrevista. Sentada, cruza la pierna de manera inversamente proporcional a como Sharon Stone suele reducir el papel asignado a las rubias. No es el caso. Tenemos ante nosotros a una dama.

El peso sensual que hace ascender y descender -en cámara lentísima- sus párpados se complementa con el peso contundente de las ideas que por sus labios fluyen. El encanto que el mundo conoce de esta mujer se vuelve carne y hueso: la belleza de esta señora es real porque es una mujer bella en su interior, en su persona verdadera. Lo que el mundo conoce en videos, en portadas de discos, en el glamour inevitable de los media, es en la realidad cotidiana una flaca encantadora, una señora de belleza de a deveras.

Ute Lemper en México, en entrevista con La Jornada.

Quehacer con dinámica propia

-Teniendo en cuenta la crítica social contenida en los repertorios que interpreta, además de su actitud política en la vida cotidiana, Ƒse mira usted como una persona incómoda para el sistema?

-No sé con precisión si ese sea el término: incómoda. Lo que sí sé con precisión es que no hago mi trabajo por dinero. En este negocio puedes programar tu trabajo de manera conveniente para hacerlo comercial. Así es el mundo de la música pop: lo único que tienen que hacer los artistas es programar su trabajo. Por día, por año. Con una orientación de marketing. No es mi caso. Porque mi trabajo tiene su propia integridad, su propia historia, su propio ritmo y sus propias urgencias. Me considero afortunada, entonces, por haber hallado mi propio espacio, mi propio nicho y eso es gracias a tantos años de trabajo, exclusivamente de trabajo. Me doy cuenta ahora: lo que hago no es sino expandir ese espacio, hacer más grande ese nicho, ir en busca de más público, el cual debo reconocer reúne siempre ciertas características. Es por lo regular un público muy exigente, muy valioso en la apreciación de sus propias personas. Lo que sé también con mucha precisión es que si una compañía de discos se acercase a mí para solicitarme un trabajo a la medida del mercado, sé de antemano que yo no funcionaría.

-También por el contenido de sus repertorios y por su actitud en la vida cotidiana, Ƒse mira usted como una activista por los derechos de las mujeres?

-Para merecer ser considerada una activista tendría que hacer más de lo que hago, salir a la calle constantemente, escribir cartas duras contra los retrógradas identificados, escribir textos, desarrollar consignas, conseguir fondos para la lucha femenina. Tendría, además, que llevar otro tipo de vida, pero me lo impiden otras cosas igualmente importantes. Sin embargo, reconozco que en mi trabajo como artista hay mucho de lucha por los derechos femeninos. Y hay muchísimo más por hacer, porque las evidencias así lo gritan: la situación de las mujeres en el mundo es atrozmente desigual. Ser madre y trabajar al mismo tiempo, perder derechos y oportunidades en cuanto una se embaraza, entre otras situaciones, hace pensar a veces que resultaría imposible que alguien sobreviva como profesional y como madre al mismo tiempo. Una se pregunta, entonces, qué hacer frente a la falta de consideraciones sociales para las trabajadoras que son mamás.

Crecen abuso y violencia

''Porque es cada vez más común ser madre soltera, por la sencilla razón de que el hombre no asume responsabilidades. Esas las asumen las mujeres: ser pareja, compañera y educar e inclusive mantener económicamente a la familia. Prevalece, entonces, una situación de abuso y de violencia que crecen. Quizá en las ciudades modernas esto no resulte tan escandaloso como en las más pequeñas, en las provincias, donde la emancipación femenina todavía no es una realidad, al menos no como en apariencia ha ingresado en las urbes grandes.''

lemper-ute-cantante-3-jpg -Ciertamente, no hay ya más leyendas Holiday, Piaf, es decir esas mujeres románticas tan tormentosas que en escena sufren tanto como en su vida cotidiana. Usted como cantante-actriz, Ƒlo hace al menos en escena?, Ƒde qué manera es ese compromiso?

-Es sencillo: mi camino inicia por no compararme. Eso en cambio es lo que le gusta a muchas personas. Me comparan. Y está bien por ellos. Pero yo no lo hago conmigo. Es algo que me parece improductivo y que no me lleva a ningún lado. En cambio, casi 20 años de trabajo se me han convertido en un estilo propio, en una musicalidad muy personal y en una relación estrecha con la música tan especial que ya ni me preocupan las comparaciones. Es así como puedo interpretar repertorios ajenos, como los de Marlene Dietrich, de Edith Piaf, pero lo hago de una manera nueva, personal, propia. Por supuesto que eso no me impide inspirarme en alguien, por ejemplo en lo extraordinario que como ejecutante fue la Piaf. Pero al final, la realidad es contundente: vivo en otra era y en otro espacio que son totalmente diferentes a los entornos de ellas. De hecho, mi manera de aproximarme musicalmente a todas ellas es diferente.

Sonríe la flaca encantadora. Levanta a nivel de cielo la blonda cabellera. La hace flotar mientras camina sobre una alfombra roja, que contrasta con su atuendo negro y al fondo el colorido se completa con una lluvia morada que en el patio, junto a la piscina, cae en forma de piropos. Es el homenaje que le rinde a la belleza un árbol de jacarandas, que de tal manera deja caer sus pétalos al paso de todas las mujeres.