LUNES 3 DE ABRIL DE 2000
Ť La reina subacuática se retira; le faltó la medalla olímpica
Me voy satisfecha; dejé huella: Irina Borja
Ť Muchas veces lloré porque nadie creyó en mi Ť Fue campeona y plusmarquista mundial
Rosalía A. Villanueva Ť A Irina Borja el tiempo se le vino encima y aunque en su palmarés mundial en los deportes subacuáticos sólo le hizo falta colgarse la medalla olímpica, una disciplina que es analizada por el Comité Olímpico Internacional para integrarse al programa oficial en Atenas 2004, espera en un futuro no lejano el surgimiento de otra sirena que ponga el nombre de México en alto como orgullosamente y con sacrificios mantuvo durante 18 años.
La reina del monoaleta, triple medallista del orbe y panamericana que le dio el reconocimiento de la mejor exponente Latinoamericana, poseedora de récords mundiales y todos los del país, en diferentes especialidades en el nado con aletas, se retira a sus 30 años, con la satisfacción de haber cumplido en cada alberca de 50 metros que nadaba, en el terreno individual o por relevos, arriba como abajo de la superficie, pero siempre con un mismo objetivo: ganar.
La llamada sirena mexicana recibe a La Jornada en la intimidad de su casa, en el núcleo familiar que siempre la impulsó y apoyó, porque todos son deportistas. De padre luchador, madre basquetbolista y dos hermanos en la docencia física, Irina, la niña que quería ser gimnasta o volibolista, terminó en la natación con aletas.
-ƑPor qué el retiro?
-Siento que hay que tomar el momento preciso para poder despedirse. No me gustaría que dijeran en un futuro 'šay! se retiró porque le ganó una chica de menos edad, porque ya no la hace o no hay gente'. No, no, me retiro ahora, dejando huella, que me recuerden siempre como la Irina orgullosa, constante y disciplinada para que el día de mañana me reconozcan que hice algo por mi país, porque lo poco o mucho que hice fue con todo corazón.
"Muchos me dicen que no me vaya y que me espere hasta los Juegos Olímpicos, porque hay la posibilidad de que para el 2004, el deporte subacuático se integre al programa oficial. No es la cuestión de esperar, pero siento que mi etapa ya pasó, que di lo máximo. Te das cuenta de que llevas muchos años y de los sacrificios que haces. Empecé a los 12 y a esa edad gané mi primer campeonato nacional con las clásicas aletas de hule e impuse récord (1:15) en 4 kilómetros, y todavía sigue vigente como muchas marcas que hice al paso del tiempo con aditamentos más novedosos como las de fibra de vidrio o la monoaleta ucraniana''.
Practicante de un deporte que tuvo sus inicios en Europa y Asia y luego llegó a América, la mexicana explica que no fue fácil alcanzar la cúspide, pues aparte de aprender la técnica, cuya similitud que tiene con la natación clásica es porque se compite en alberca, la diferencia está en los aditamientos que utilizan como aletas, snorkel, tanques o mamilas, en las especialidades de velocidad, apneas e inmersión; todo ese material de importación lo obtuvo por el apoyo de su familia, pues señala que una monoaleta bien cuidada dura cuatro años y cuesta 120 dólares.
Entre risas recuerda cómo ganó su primer mundial, en Luxemburgo en 1988, al que asistió sin el apoyo económico de la federación: "Lloraba porque nadie creía en mi. Me acuerdo que me faltaban como 100 mil pesos, mi familia hizo cooperacha pero faltaban mil, me fui a entrenar y pensaba: Ƒcómo es posible que uno le eche tantas ganas y no lo toman en cuenta? Regresé a la casa y un amigo de mi hermano me prestó el dinero. Fui y gané cuatro medallas''.
Cuatro meses después de ese resultado Irina recibió una invitación para competir en los Juegos Mundiales Corporativos de San Francisco. De nuevo no tuvo apoyo y se fue patrocinada por un ungüento medicinal. Regresó cargada de oro (4) y tres marcas mundiales. Irónicamente recibió el Premio Olmeca que anualmente entrega Codeme a los deportistas más destacados.
En los Mundiales de Hungría, Roma, China, Colombia y Grecia pasó lo mismo, aunque para las dos últimas justas recibió un apoyo del COM y Conade. "De todos modos seguía pagando mis gastos y decía no se vale porque uno arriesga mucho. Ese es el problema que tenemos todos los atletas: nadie cree en nosotros''.
De la infinidad de títulos y récords mundiales obtenidos en más de una década, Irina Borja, la más grande sirena de México, sólo ha recibido una beca de 600 pesos, y aunque nunca le interesó "dar para recibir algo a cambio'', exhorta a las autoridades del país, especialmente a su federación, para que le den la oportunidad de difundir el deporte subacuático, porque talentos hay, pero sólo es cuestión de poner más interés en una disciplina que será olímpica.
Ante la proximidad del Mundial de España, en septiembre, Irina espera terminar ahí su carrera y despedirse como lo que es y fue. Aunque se retira de la natación activa, su deseo es incursionar en la profesión de periodista, un oficio en el que se ha dado a la tarea de difundir su disciplina a través de los espacios televisivos de Conade, además de las exhibiciones que realiza en todo el país, pero hasta en eso, la federación, que nunca la ayudó, la bloquea.