León Bendesky
Surfing
El surf consiste en mantener el equilibrio sobre una liviana tabla mientras se avanza con la fuerza de una ola. Cuanto más fuerte el oleaje, es más grande la emoción y mayor el riesgo de una zambullida, y el surfer experto toma suficiente aire para aguantar la revolcada bajo el agua. El surf es hoy el deporte nacional en México pues la economía se ha montado en la cresta de la ola de la expansión de Estados Unidos, y ha conseguido durante los años posteriores a la crisis de 1995 recuperar el crecimiento y bajar la inflación. Ha habido tambaleos pero sigue arriba de la tabla.
La economía de estadunidense lleva ya 109 meses de expansión ininterrumpida. Su impulso continua y eso claramente nos es benéfico, ya que la dinámica de nuestra propia expansión productiva está en el sector exportador directamente ligado con las empresas maquiladoras y manufactureras que abastecen el creciente consumo en ese país. La información económica de Estados Unidos es sobresaliente: en el último trimestre de 1999 el producto interno bruto creció 7.3 por ciento y es el mayor en los últimos 16 años; el registro para todo el año fue 4.4 por ciento, además de que se espera que en el primer trimestre que acaba de concluir la cifra sea entre 4.5 por ciento y 5 por ciento, lo que ocurre en un entorno de baja inflación de alrededor de 3 por ciento en los precios al consumidor.
El consumo es uno de los factores principales de arrastre del crecimiento, lo que lleva a los analistas a prever mayores niveles de utilidades de las empresas en los meses venideros y, con ello, mantener la capacidad de expansión. En el mes de febrero, el consumo creció 1 por ciento, frente a 0.6 por ciento en enero y eso ocurre mientras que el ingreso de las personas solo aumentó 0.4 por ciento frente a 0.7 por ciento en los mismos meses. Esto quiere decir que el mayor gasto en consumo está reduciendo las decisiones de ahorro de las familias, y se observa un mayor nivel de endeudamiento, pues el crecimiento del gasto se hace contra ingresos futuros, muchos de ellos derivados de los mas altos rendimientos esperados en el mercado de valores, donde participan de modo importante los grandes fondos de inversión.
La Reserva Federal considera que este es un signo de posible sobrecalentamiento de la economía, y ha respondido mediante el aumento de las tasas de interés para intentar contener la velocidad del gasto. Desde el mes de junio pasado las tasas de interés se han elevado en cinco ocasiones y hoy están en 6 por ciento para los fondos federales (que se aplican a los préstamos de corto plazo que se hacen entre los bancos) y 5.5 por ciento en la tasa de redescuento que aplica el banco central. Pero el mercado financiero parece haberle tomado la medida a las acciones correctivas de la Reserva Federal y no se provoca el ajuste que está buscando. Es sorprendente que la mayor economía del mundo cuente con la tasa de interés como único instrumento para guiar el desempeño de los mercados.
Este instrumento, la tasa de interés, puede resultar insuficiente si es que se genera un ajuste en el mercado accionario. Esta semana hubo un sobresalto en el índice compuesto Nasdaq, que es el que registra los precios de las acciones de las compa- ñías de alto contenido tecnológico y que son las que se consideran como parte de la "nueva economía". El índice Nasdaq creció 12.3 por ciento tan sólo en el primer trimestre del año, en tanto que el índice Dow, en las principales empresas que se ven como tradicionales, bajó 5 por ciento; sin embargo, el Nasdaq tuvo su peor semana de los últimos 12 años. Y es que las expectativas de ganancia de los inversionistas, siendo muy grandes, parecen ser menores a los muy altos precios que marcan esas acciones en Wall Street. Es una situación en la que están prevaleciendo los criterios especulativos del mercado por encima de las decisiones de inversión y eso llama a un ajuste. Para ello hay suficientes planteamientos teóricos y evidencias históricas en la economía.
Los analistas del mercado sostienen que el ajuste que se registró es necesario pero momentáneo, y que el impulso podría seguir por muchos meses todavía. Pero Ƒqué saben ellos? Su obligación es mantener las expectativas de crecimiento y aumentar la rentabilidad de sus empresas de correduría y, cuando algo pasa, no son los mismos los que dan la cara y nadie puede siquiera reclamarles. En esas alturas del mercado tampoco hay rendición de cuentas. Por qué no recordamos lo que esos mismos analistas decían de la fortaleza de la economía mexicana apenas a unas semanas de la crisis de 1995.
El entorno general está bien para seguir sobre la tabla. El caso es si todo esto es resultado de la ola en la que vamos montados, Ƒque pasará cuando ésta pierda, finalmente, su impulso? La siguiente ola puede no ser de la misma fuerza y lo único que puede mantenernos como competidores en el surfing de la globalización, va a ser la capacidad interna de reacción.