SABADO 1o. DE ABRIL DE 2000

Ť Promete el presidente electo un régimen reformista


Rechaza Putin la propuesta de formar un gobierno de coalición

Ť Operan en su entorno 4 grupos de candidatos a primer ministro

Juan Pablo Duch, corresponsal, Moscú, 31 de marzo Ť El presidente electo Vladimir Putin rechazó este viernes la propuesta de formar un gobierno de coalición, hecha por el presidente de la Duma, el comunista Guennadi Selezniov. Putin declaró que "es absurdo el planteamiento de integrar un gobierno de coalición; no excluyo invitar a representantes de distintos grupos políticos y partidos, pero sólo con base en sus cualidades profesionales", y prometió un "gobierno reformista".

No es casual el interés que aquí despierta el tema, aunque los cambios no se darán hasta mediados de mayo, una vez que Putin tome posesión y, de ser necesario, agote el plazo adicional de dos semanas otorgado por la Constitución para presentar a la Duma la candidatura de su primer ministro.

La composición del gobierno será la primera gran prueba para Putin, ya que permitirá medir hasta qué punto el presidente electo es capaz de establecer nuevas reglas del juego para los diferentes grupos de presión de su entorno. Entonces se sabrá si Putin opta por un solo clan o por una fórmula de representación proporcional y equidistante.

Por lo pronto, hay tantos candidatos para jefe de gobierno como grupos de presión existen. Tan sólo en la Oficina de la Presidencia (OP), en el entorno más cercano de Putin operan por lo menos cuatro grupos que, al considerar terminado su acuerdo de aunar esfuerzos para que el sucesor designado por Yeltsin se quedara en el Kremlin, empiezan a promover a sus candidatos a primer ministro.

Estos grupos son el de la Familia, que tiene en la OP a Aleksandr Voloshin, su actual titular, Dzhojan Pollyeva e Igor Shabdurasulov, subdirectores, y a Valentin Yumashev, ex jefe de la OP que pasea por los pasillos del Kremlin gracias a su amistad personal con Putin. Este grupo expresa los intereses de magnates como Boris Berezovsky, Roman Abramovich, Aleksandr Mamut y, por extensión, de la familia (con minúscula) de Yeltsin.

El grupo de los servicios secretos, está formado por Serguei Ivanov, secretario del Consejo de Seguridad, Nikolai Patrushev, director del FSB (antiguo KGB), Viktor Ivanov, subjefe de la OP encargado de personal y Viktor Cherkesov, primer subdirector del FSB.

El grupo de San Petersburgo, integrado por antiguos subordinados y amigos traídos a Moscú por Putin, también tiene presencia dentro y fuera de la OP y fuera, sobre todo en el aparato del gobierno. Sus principales miembros son Dmitri Medvediev, subdirector de la OP y coordinador general de la campaña de Putin, Dmitri Kozak, jefe del aparato del gobierno y enlace más influyente durante el interinato, Vladimir Kozhin, director general de Administración de la Presidencia, Igor Sechin, jefe del secretariado de Putin, y Guerman Gref, director del Centro de Estudios Estratégicos, que coordina la elaboración del programa del presidente electo.

El grupo del consorcio financiero ALFA, inspirado por Anatoli Chubais, presidente del monopolio estatal de electricidad RAO EES, y presidido por Piotr Aven, oligarca del nivel de Berezovsky y viejo amigo de Putin, tiene en la OP a Vladislav Surkov, subdirector a cargo del manejo de imagen y medios, Aleksandr Abramov, subdirector responsable de la relación con las regiones, Vadim Boiko, asesor del jefe de la OP y Andrei Popov, director de política interna. ALFA logró cooptar a cerca de 60 diputados de la Duma, que conforman la fracción "Diputado Popular" y militan en otras (15 comunistas y agrarios, por ejemplo).

La Familia promueve insistentemente a Mijail Kasianov, el actual primer vicepremier, al grado que ya filtró a la prensa que su designación es "asunto decidido". Los servicios secretos preferirían a Ilia Klebanov, hasta ahora vicepremier a cargo de la industria militar y apoyan también a Serguei Ivanov. El grupo de San Petersburgo promueve a Leonid Reisman, ministro de Comunicaciones e Informática, íntimo amigo de Putin, y en menor grado a Guerman Gref, quien parece tener asegurada la cartera de Economía.

ALFA, consciente de la alergia que se experimentan Chubais y Berezovsky, se daría por satisfecho si el cargo recae en Aleksei Kudrin, primer viceministro de Finanzas y muy cercano a Putin.

Ante ese panorama, los caciques regionales promueven una fórmula de compromiso aceptable para los cuatros grupos, si Putin no se decide por ninguno de los anteriores y que prevé que el nuevo primer ministro sea Mijail Prusak, gobernador de Ninzhy Novgorod, o bien, Eduard Rossel, gobernador de Sverdlovsk, y hasta Nikolai Fiodorov, presidente de Chuvashia.

La corrupción, gran desafío

La formación del nuevo gobierno servirá también para despejar las no pocas contradicciones que existen entre el discurso de Putin y la realidad. El mandatario ha afirmado que el de la corrupción es uno de los problemas más graves que afronta el país. "La lucha contra la delincuencia, y desde luego contra la corrupción, y la superación de la pobreza, son las principales tareas que debemos acometer", declaró el pasado 18 de marzo.

Por ello, no es secundario cómo resolverá Putin las batallas que se están dando en torno no sólo al cargo de primer ministro, sino también de titulares de las carteras que actualmente están en manos de gente de dudosa reputación, a juzgar por las reiteradas y documentadas denuncias de la prensa rusa.

Un solo ejemplo. En un país en que más de 80 por ciento del transporte de cargas se realiza por ferrocarril, el ministerio de Vías Férreas es mucho más que uno de los principales monopolios del Estado. Desde que lo dirige Nikolai Aksionenko, personero de la Familia, es una inagotable fuente de ingresos ilegales por la absurda red de intermediarios que funciona con toda impunidad.

Si Putin no hace algo congra Aksionenko, parece difícil que pueda cumplir su oferta de implantar en Rusia su principal lema de campaña "estabilidad y orden".

El diagnóstico de la situación que hace el propio Putin es demoledor: "Rusia vive uno de los periodos más difíciles de su larga historia. Por primera vez en los últimos 200 ó 300 años, Rusia enfrenta el peligro real de caer al segundo nivel, e incluso al tercero, entre los países del mundo", apuntó en diciembre pasado.