MIERCOLES 29 DE MARZO DE 2000

Ť Advierte académico sobre el riesgo de anarquía


Se esfuerza normal rural zacatecana por una reforma

Ť Ser director aquí, motivo de angustia, asegura Mateo Lechuga

Claudia Herrera Beltrán, III y última Ť "Ser director se ha vuelto un peligro. Te genera angustia. No sabes cuánto tiempo vas a durar". Así describe su situación Mateo Lechuga, poco antes de hacerse cargo de la Normal Rural de San Marcos, Zacatecas, que en 25 años ha tenido 10 directores, nueve de ellos removidos a petición de los alumnos.

Esa es la historia reciente de la emblemática sede del movimiento normalista rural a 67 años de su fundación y que desde 1975 padece la inestabilidad, entre protestas estudiantiles contra los directivos acusados de malos manejos, ineficiencia o de haber "durado mucho en el puesto"; académicos que se consideran "rehenes" de los muchachos y el olvido de los gobiernos.

Sin embargo, parece que la comunidad de la escuela ya no está dispuesta a vivir en la "penumbra académica". Tras varios proyectos frustrados de transformación y presionada por las autoridades gubernamentales hace esfuerzos por impulsar una reforma que le permita regresar a sus mejores tiempos, cuando nadie le discutía el título de la mejor entre las tres normales de Zacatecas.

El problema es que para muchos es quizás su última oportunidad. El secretario de Educación del estado, Apolonio Castillo Ferreira, ingeniero del Tec de Monterrey y conocido en los círculos políticos como "un tecnócrata" sentencia a un mes de ocupar el cargo: "Si no hay reforma va a haber mayor anarquía".

Pero académicos que han pasado aquí 10 o más años de su vida no son muy optimistas. El profesor Fernando Diosdado, director suplente en tres ocasiones y autor de un estudio sobre la normal, recuerda que en 1998, alumnos, maestros y un representante del sindicato magisterial se llevaron cinco meses en elaborar un plan de desarrollo que nunca se aplicó.

La razón fue que las autoridades educativas interesadas en el proyecto dejaron sus cargos y la siguiente administración no le interesó porque requería millones de pesos para ponerlo en marcha.

El proyecto imposible

En otros estados, la historia se repite. Los vaivenes políticos, los crónicos conflictos estudiantiles y la falta de un proyecto nacional para el normalismo rural han vuelto imposible modificar este viejo sistema educativo, otrora vanguardia de la educación campesina y que ahora funciona con esquemas de organización, reglamentos e infraestructura de hace 60 años.

En estos centros educativos parece que el tiempo se ha detenido y nada lo hace marchar, admiten autoridades gubernamentales, investigadores y egresados.

Los antiguos reglamentos de disciplina se aplican a medias pero no se modernizan. Los vetustos edificios se repintan sólo que son poco funcionales. El sistema de internado opera como antaño, pero en vez de ser para adolescentes lo es para adultos, resume Miguel Alonso Raya, candidato del PRD al gobierno de Guanajuato y ex líder de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM), que aglutina a los normalistas rurales.

Ante este panorama, algunos incluso llegan a preguntarse si tiene razón de ser el normalismo rural a más de 60 años de su creación.

La investigadora Ruth Mercado, experta en el tema, está segura que sigue vigente porque es la única opción para jóvenes campesinos pobres que encuentran en los internados de las normales rurales su única opción para estudiar la licenciatura sin tener que pagar transporte y comida. (Con información de Alfredo Valadez Rodríguez, corresponsal de Zacatecas)

"Si bien las condiciones de alimentación y alojamiento en que viven dentro de los internados son cada vez más precarias representan la única posibilidad que tienen para estudiar ya que en sus casas la pobreza resulta aún mayor", indica.

Víctor Hugo Bolaños, ex director de Educación Normal de la SEP y asesor del SNTE ha elaborado tres proyectos para transformar a las conflictivas normales rurales de San Marcos, Zacatecas; Ayotzinapa, Guerrero y El Mexe, Hidalgo. Todos se han quedado en el tintero. ƑPor qué?

Explica: "A partir de la descentralización educativa (en 1992), los gobiernos de los estados se hicieron cargo de la educación, sobre todo de sus problemas, y lamentablemente la mayoría de los secretarios de educación son otra cosa, menos educadores. Al mismo tiempo, el gobierno se ha desentendido de los conflictos".

Refiere que además las normales rurales todavía son mal vistas por muchos gobiernos, debido a que "en ellas se forma una conciencia política y de servicio social que sigue teniendo como paradigma la Revolución Mexicana y su Constitución. Pero como los globalizadores y modernizadores quisieran desaparecerlas no les conviene que haya maestros que sigan en su defensa ".

A su vez, insiste Mercado, "se han dado soluciones coyunturales a los problemas de las normales porque parece ser que todos nos acordamos de ellas al estallar los conflictos".

San Marcos, Ƒmodernización forzada?

En el Casco de una ex hacienda del municipio de Loreto, colindante con el estado de Aguscalientes, se encuentra la Escuela Normal Rural General Matías Ramos Santos, que atiende a 580 alumnos, las tres cuartas partes hombres y el resto mujeres, que estudian la licenciatura en educación primaria.

Tapizada de murales del Che Guevara, y algunos alusivos a la fundación de la FECSM, la escuela parece funcionar con normalidad, pero hasta hace poco el ambiente era otro. El 13 de enero, en una visita del presidente Ernesto Zedillo a la capital del estado, 250 normalistas fueron golpeados por 300 policías antimotines cuando demandaban la destitución de un grupo de profesores. Posteriormente, el gobierno aceptó la destitución de tres, lo que provocó por primera vez que los académicos se declararán en paro de labores en protesta por el trato a sus compañeros.

Hace un mes, el conflicto más reciente en El Mexe (Hidalgo) estalló precisamente por que los alumnos expulsaron al director acusado de supuestos malos manejos. Lo mismo sucede en la de Hecelchakán, Campeche, donde responsables del plantel y maestros son removidos con frecuencia a petición de alumnos. En 1999, las movilizaciones en Panotla, Tlaxcala duraron diez meses hasta que el gobierno encontró la salida con el cambio de directiva. Y en Ayotzinapa, Guerrero se han vivido episodios similares.

La consecuencia, explica el subsecretario de Educación Básica y Normal de la SEP, Olac Fuentes Molinar, es que el nivel de la planta académica de las normales rurales no es el ideal porque hay pocos profesores que aceptan dar clases en ellas debido a que nada les asegura su permanencia.

La situación en Zacatecas es tan grave que este año permaneció durante más de dos meses sin director y hasta cuenta con un profesor que se ha vuelto especialista en cubrir interinatos. Los académicos se muestran tan sometidos y disciplinados que, en voz del académico Diosdado, se declaran "rehenes de los muchachos" debido a que nunca intervienen en las negociaciones que la asociación estudiantil sostiene directamente con las autoridades gubernamentales.

Para poner fin a las manifestaciones de los muchachos que demandaban la remodelación de las instalaciones, las autoridades cedieron en la salida de un directivo, pero a cambio acordaron poner en marcha un proyecto de reforma integral, que consiste en la creación de las carreras de licenciatura en educación física y especial, poner un tope a la matrícula y que se realicen de nuevo actividades productivas en la escuela, como es el cultivo de hortalizas y la cría de ganado.

Pero los estudiantes tiene sus dudas respecto al propósito de la pretendida reforma del gobierno. "Hablemos históricamente -refiere Pablo Arenas, dirigente de los estudiantes- de lo que ha pasado con las normales rurales cuando se han sometido a reformas similares a las que ahora plantean. En 1969 desaparecieron 14 escuelas que fueron convertidas de la noche a la mañana en secundarias técnicas".

Evocando la ideología marxista-leninista, que abrazan la mayoría de los normalistas rurales, Pablo termina por desconfiar en cualquier intento de cambio: "Nosotros desprendemos que cuando el actual gobierno, que representa a la burguesía, siente que debe haber una transformación a favor del desarrollo de la industria y la concentración del capital, tiene que plantear transformaciones de los esquemas existentes.

Y así, la reforma de las normales rurales se convierte en un proyecto sin fin.