MIERCOLES 29 DE MARZO DE 2000
Ť Conferencia del creador escénico en El Colegio Nacional
Hacer preguntas, responsabilidad que tengo como artista, dice Robert Wilson
Ť Más que una sensación dramática lo que provoca es un sentimiento de perturbación
Carlos Paul Ť Se aprende a caminar caminando. Escuchamos y vemos con todo nuestro cuerpo. El teatro, se hace haciendo teatro. Estas premisas en apariencia evidentes y sencillas son el punto de partida de uno de más destacados creadores escénicos contemporáneos, Robert Wilson, quien ayer en El Colegio Nacional ofreció una conferencia de tres horas y explicó los contextos de construcción de algunos de sus trabajos, que lo convierten en un pilar del teatro experimental y en uno de los más inquietos exploradores de los tiempos y los espacios escénicos de fin de siglo.
Wilson, quien ''hace extraño lo habitual y hace habitual lo extraño", disecciona y equilibra los lenguajes del hecho teatral para reunirlos en la percepción del espectador provocando en éste, más que una sensación dramática, un sentimiento de perturbación.
El movimiento, obra silenciosa
En su primera conferencia en México, efectuada en el contexto del Festival del Centro Histórico, Wilson, luego de explicar de qué manera George Balanchine, Merce Cunningham y John Cage lo influyeron, comentó que su preocupación es proyectar y hacer sentir en el espectador ''emociones profundas" siempre y en principio a partir del movimiento meticuloso, dibujado con rigor y no con base en la interpretación de un texto.
''Mi responsabilidad como artista es hacer preguntas", dijo, y consideró que su teatro ''está más cercano a cómo se manifiesta la conducta animal. Vean un oso grissly a los ojos, éstos (los ojos) están escuchando. Vean un perro que camina hacia un pájaro, escucha no sólo con las orejas, sino que su cuerpo entero también escucha."
Al principio de su charla, Wilson narró cómo conoció a un talentoso joven sordomudo ''ineducable", Raymond Andrews, su ''segunda influencia más grande" y con quien creó la ópera silente Deafman Glance, una de sus obras con reconocimiento internacional.
La anécdota sirvió a Wilson para explicar que ''el cuerpo está más familiarizado con las vibraciones del sonido, lo cual es un tipo de lenguaje". Hoy día, subrayó, ''en mis trabajos siempre empiezo con un movimiento, como una obra silenciosa".
Asimismo, comentó que su entrenamiento había sido en arquitectura y pintura. ''Nunca estuve entrenado para trabajar en el escenario. Si lo hubiera estado, jamás habría hecho lo que hago".
Wilson explicó, también, ''que el cuerpo se mueve más rápido de lo que pensamos", y reseñó la ocasión en que pudo observar en una película de 16 mm, cómo un bebé lloraba y la mamá lo reconfortaba.
''En ocho de cada 10 casos, la reacción inicial de la madre en las primeras fracciones de segundo es lanzarse sobre el bebé y éste se espanta; en las siguientes décimas de segundo, la madre hacía otro movimiento diferente, entonces en šun segundo! ocurren movimientos muy complejos, lo cual es un tipo de lenguaje. Cuando la mamá ve esto se horroriza y dice: 'pero si yo amo a mi hijo'."
Tiempo para pensar y soñar
Acerca del movimiento, Wilson ejemplificó levantando un brazo y moviendo su mano. ''Si pienso que me muevo de manera lenta, será aburrido; pero, si no lo pienso y sólo hago el movimiento despacio (el cuerpo) se llena de todo tipo de energías. En ese sentido, el tiempo no tiene concepto, nadamás se experimenta. Nosotros escuchamos y vemos con todo nuestro cuerpo", puntualizó. Y en el teatro, añadió, ''se da más espacio a las reflexiones interiores. Más tiempo para pensar o para soñar", ahí se está ''como ese bebé que nace y mueve sus ojos con rapidez, lo que es una señal de un estado mental de sueño. Pero, Ƒqué sueña el bebé?''
Varias fueron las anécdotas narradas por Robert Wilson y que le sirvieron para explicar la construcción de sus obras. Apoyado en una serie de diapositivas, el creador escénico se extendió en la descripción de cómo puso en escena Una carta para la reina victoria, creada en colaboración con otro joven sordo, Christopher Nouse y en la que participó también la abuela de aquél; así como en la concepción de Einstein en la playa, que se creó a partir de ''un libro visual" y no de un texto dramático.
Entre los muchos temas abordados por el creador estadunidense, destacó el concepto que tiene del actor.
Un buen actor, dijo, ''es el que se siente cómodo consigo mismo".
Y desarrolló la idea de que ''para mí el tiempo es una línea vertical y el espacio una línea horizontal". Enfatizó acerca de la forma, ''sólo como un medio para llegar a otra parte" y sobre la luz en el escenario ''como uno de los elementos más importantes, pues lo que vemos es tan relevante como lo que escuchamos".