MIERCOLES 29 DE MARZO DE 2000
Ť Mucho mejor situación con respecto al resto del país, asegura
Reconoce ombudsman avances en derechos humanos en el DF
Ť Denuncia intimidaciones y agresiones al personal de la Comisión, por el caso de Paola Durante
Raúl Llanos S. y Gabriela Romero S. Ť La situación de los derechos humanos durante el actual Gobierno del Distrito Federal ha sido "mucho mejor" de la que prevalece en otras entidades de la República, e incluso de la que imperaba con las anteriores administraciones, de extracción priísta, afirmó ayer el ombudsman capitalino, Luis de la Barreda, al comparecer ante el pleno de la Asamblea Legislativa.
No obstante, en su discurso inicial se refirió al caso del conductor Paco Stanley, e insistió en que luego de su recomendación emitida con relación a Paola Durante se suscitaron "actos de intimidación y agresión" contra miembros de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, por parte de funcionarios de la Procuraduría de Justicia capitalina, la cual tomó cartas en el asunto, con todo y eso, dijo, "no lograrán intimidarnos, pero exijo garantías para que mis compañeros puedan desempeñar sin riesgo sus tareas".
De hecho, ese asunto motivó una andanada de críticas en tribuna por parte de los diputados del PRD.
Primero Yolanda Tello le pidió a De la Barreda "no extralimitarse en sus facultades", y posteriormente Ricardo Molina remarcó la improcedencia de su recomendación. Incluso fue más lejos y le recriminó la pasividad de la CDHDF en torno al conflicto de la UNAM.
Por su parte, los diputados de PRI, PAN y PVEM --el PT declinó tomar parte en la comparecencia-- criticaron la falta de voluntad del gobierno de esta ciudad para defender los derechos humanos, cuando fue una de sus banderas en campaña.
El presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa, José Alfonso Rivera, aseveró que "el gobierno perredista será recordado como el de la democracia del garrote".
Rechazo a la injuria
Durante las cerca de tres horas que duró su exposición ante los legisladores locales, el servidor público respondió a los preguntas de los diputados, que se centraron fundamentalmente en la situación en reclusorios, el caso Stanley y la labor de este gobierno en la materia.
Fernando Pérez Noriega, del PAN, buscó atizar el fuego entre la Procuraduría General de Justicia capitalina y la CDHDF y preguntó en torno al caso de Paola Durante: "ƑMiente el procurador o usted? Y díganos si esta administración cumple o no con los derechos humanos".
Luis de la Barreda fue directo y le aclaró: "Respeto al procurador, y de ninguna manera lo calificaría de mentiroso, de ninguna manera asumiría una postura que me parece mancilla a la política, que es la de pasar a la injuria. No me parecería conveniente que un servidor público se refiriera a otro en tales términos".
También ante la intención del priísta Jesús Toledano de confrontarlo con Del Villar, el compareciente negó que por cuestiones electorales el titular de la PGJDF haya rechazado la recomendación que le enviaran en torno a ese asunto. "De ninguna manera quiero pensar en una segunda intención o en una oculta".
Luego, entró en el segundo punto y evaluó: "La situación (de los derechos humanos) en esta ciudad es mucho mejor de la que prevalece en otras entidades y de la que existía en el propio Distrito Federal".
Agregó que se logró reducir sustancialmente la tortura, "eso parecía una lucha imposible y hoy se está ganando; hemos logrado, respecto de nuestras quejas, que en la mayoría de los casos al quejoso le sean reconocidos sus derechos, ya sea en la recomendación, en la resolución de la comisión o en el mundo fáctico".
En la ciudad de México, dijo al aludir las declaraciones de una diputada perredista, no se dan acteales (en referencia a la matanza de indígenas chiapanecos) o no se han dado, y esperemos, toquemos madera, que nunca se den, que nunca se vuelva a dar un 2 de octubre del 68".
No obstante, reconoció que en la procuración de justicia, a nivel de barandilla, "hay cosas preocupantes" y que afectan a los capitalinos: "He dicho que la lenta y deficiente integración de las averiguaciones previas significan un grave problema que viola los derechos humanos de las víctimas, pero yo creo que los avances son muy importantes y debemos reconocerlos para seguir luchando, para seguir consolidándolos y seguir obteniendo otros".
De hecho, resaltó que también en el ámbito nacional "estamos, afortunadamente, muy lejos del régimen de Pol Pot, de la Camboya de Pol Pot, pero mucho muy lejos todavía de un régimen como el de Suecia, y es ahí hacia donde debemos caminar".
Irregularidades en reclusorios varoniles
De manera paralela al informe que rindió ante el pleno de la Asamblea Legislativa, el ombudsman capitalino entregó a los diputados locales un reporte sobre la situación de sobrepoblación, falta de higiene y mantenimiento en algunas zonas de los reclusorios, así como la gran cantidad de diablitos con que los internos se cuelgan de las instalaciones eléctricas de los reclusorios norte, oriente, sur y en la penitenciaría.
En la radiografía, que incluye fotogra-fías a color, del Reclusorio Norte se puntualiza que aproximadamente tres mil internos, de los 8 mil 62 que se encuentran ahí, no cuentan con agua suficiente, ni para beber ni para otras de sus necesidades. Mientras que la basura se acumula en los pasillos de los dormitorios.
Por otra parte, reconoce que la calidad de los alimentos que se distribuyen es buena, pero insuficiente. Al igual que las instalaciones sanitarias, que están limpias y funcionando.
En el caso del Reclusorio Oriente señala que existe una población superior a los 7 mil 334 internos, por lo que por celda hay de 12 a 15.
Los reclusos carecen de agua potable y de instalaciones sanitarias, y las que hay tienen fugas, además no cuentan con lámparas en los pasillos.
En el sur hay celdas que albergan hasta 12 internos, cuando están diseñadas para una a tres personas. Su población es de 3 mil 571; es decir, más del doble de su capacidad. Se detectó además que en el dormitorio nueve otro interno lava la ropa y hace labores de limpieza para otro recluso.
La penitenciaría es la única que no rebasa su capacidad, por lo que en cada estancia hay de uno a tres internos. Al igual que en las otras cárceles, hay escasez de agua generalizada y fugas del líquido. Los alimentos son de mala calidad e insuficientes, y las condiciones de las instalaciones sanitarias son pésimas.