SABADO 25 DE MARZO DE 2000

Ť El presidente interino ganará fácil: sondeos


Llama Putin a la población a acudir mañana a las urnas

Ť El líder comunista ruso, en segundo lugar, aunque muy lejos

Juan Pablo Duch, corresponsal, Moscú, 24 de marzo Ť Unas horas antes del comienzo de la prohibición legal de realizar propaganda electoral de cualquier tipo, el presidente interino Vladimir Putin, favorito en los comicios presidenciales en Rusia, hizo un patético llamado a la población para que acuda a las urnas el domingo y cumpla su "deber constitucional de votar".

Los sondeos de opinión prevén una participación por encima de 50 por ciento del padrón electoral, lo cual hace muy improbable la anulación de los comicios y la convocatoria de nuevos, el peor escenario para los 11 contendientes debido a que ya no podrían volver a ser postulados.

La preocupación de Putin, cuyo triunfo está fuera de toda duda, se funda en que mientras menos electores voten mayor es la probabilidad de una segunda vuelta con los dos candidatos que reciban más apoyo.

A falta de una verdadera contienda electoral y de una figura capaz de disputar a Putin la presidencia, una eventual segunda ronda se presenta por sus adversarios casi como una derrota, aunque sea tan sólo posponer por unos días su inevitable triunfo.

Aparte de que obviamente le daría mayor legitimidad, Putin está convencido de que una victoria arrolladora en la primera vuelta, le desataría las manos para gobernar frente a los distintos grupos de presión que configuran el entorno del Kremlin.

Tratará de conseguirlo, sin duda. Ello explica el tono de su llamado de este viernes, pero sería ingenuo suponer que el equipo de Putin no tiene previsto aplicar recursos extremos en casos especiales.

El primero parece haber sido la desproporcionada ofensiva en los medios electrónicos controlados por el Estado contra el candidato presidencial Grigori Yavlinski, sobre todo durante los últimos dos días, con el propósito de arrancarle los votos de electores indecisos.

Yavlinski, líder de la oposición liberal, quien va en tercer lugar de la intención del voto, fue acusado de todos los males habidos y por haber, como el haber gastado 10 veces más de lo permitido en su campaña, haber sido financiado por fundaciones extranjeras, además de haber violado la legislación de campañas al visitar un cuartel militar para "hacer proselitismo".

También han salido a relucir sus problemas de salud con la intención de destruir sus avances en la intención de voto.

El otro recurso para tratar de asegurar el triunfo de Putin en la primera vuelta, por cierto ya denunciado con anticipación por algunos candidatos, es la probable manipulación parcial de resultados.

Una forma de lograr este fraude es en las repúblicas y regiones en que los caciques locales son auténticos magos de la alquimia electoral o, si se prefiere, aplican toda su influencia para inducir el voto.

Casualmente hace unos días Putin visitó Tatarstán y Bashkiria, cuyos líderes tienen fama de lograr que la mayoría de los habitantes de sus repúblicas voten con sorprendente unanimidad.

También podría haber manipulación en las llamadas votaciones anticipadas, como la de los soldados que combaten en Chechenia, en las regiones árticas y también la de los propios chechenos. La Comisión Central Electoral envió 450 mil boletas a la convulsionada república caucásica.

Por su parte, el líder comunista Guennadi Ziuganov, el segundo en intención del voto y con 30 puntos porcentuales por debajo del favorito, parece no tener otra aspiración que ir a una segunda vuelta con Putin.

Ziuganov es el líder indisputado de los comunistas y no renunciará si es derrotado en los comicios. Sin embargo, desde que Boris Yeltsin derrotó a Ziuganov precisamente en la segunda vuelta de las elecciones de 1996, el Partido Comunista requiere de una renovación a fondo para constituirse en alternativa real de gobierno.

El partido de Ziuganov se quedó anclado en una idea que, para bien o para mal, ha sido superada por la realidad política de la Rusia actual: el ansia de revancha.

La dirigencia ortodoxa comunista, una y otra vez, comete el error de pensar que es posible retomar el poder sin ofrecer un proyecto de país que resulte atractivo no sólo para su electorado tradicional, cada vez más mermado.