SABADO 25 DE MARZO DE 2000

Ť Actos y movilizaciones por el vigesimocuarto aniversario


Recuerdan familiares de víctimas el golpe militar en Argentina

Ť Elogian a Balza por reconocer que la represión fue ordenada por "una autoridad de alto nivel"

Stella Calloni, corresponsal, Buenos Aires, 24 de marzo Ť Un ligero signo de esperanza cruzó hoy entre los miles de familiares de los desaparecidos, quienes recordaron en diversos actos el golpe militar del 24 de marzo de 1976 que dio comienzo a la más cruenta dictadura en Argentina, después de que el general retirado Martín Balza reconociera la víspera que la represión ilegal fue ordenada por "una autoridad de alto nivel" y consideró que la apropiación de niños nacidos en cautiverio respondería a un plan sistemático.

"Es un signo muy especial en este día, y aunque no sea todo lo que esperamos y haya consideraciones de diversos tipos, al menos se quiebra el cruel pacto de silencio", dijo Estela de Carloto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, que busca a los niños nacidos en cautiverio y apropiados por militares de la pasada dictadura.

El juez federal Adolfo Bagnasco destacó el reconocimiento de Balza del robo de bebés durante la dictadura, al señalar que lo importante es que un alto oficial del ejército que comandó la fuerza durante los últimos ocho años "ha determinado que lo que estamos investigando obedece más o menos a una información sistematizada y veraz".

La diputada capitalina Alicia Pierini solicitó a la dirigencia política y empresarial realizar una autocrítica porque, dijo, dejaron que se produjera la masacre que ocurrió en Argentina durante la dictadura.

Entidades de derechos humanos, partidos políticos, sindicatos y agrupaciones estudiantiles recordaron este viernes con actos y movilizaciones el vigesimocuarto aniversario del golpe de Estado.

Los diversos actos, efectuados por separado, mostraron la brecha entre varios organismos y la Asociación de Madres presidida por Hebe de Bonafini, que optó por una conmemoración en el Obelisco, mientras Madres Fundadoras y Abuelas realizaron una marcha desde el Congreso a Plaza de Mayo, acompañadas por instituciones de derechos humanos y sectores políticos.

En el interior del país también se recordó la trágica fecha que marcó para siempre la vida política del país, mientras Bonafini sostuvo que no pudo marchar con los partidos políticos por considerarlos "cómplices".

En estos días tanto los juicios que llevan adelante varios jueces locales, así como Baltasar Garzón en España y los que se tramitan en Italia, Alemania y otros países para castigar a responsables de las desapariciones de sus ciudadanos en Argentina du- rante la pasada dictadura, han renovado las esperanzas en la justicia.

Las investigaciones abiertas por cámaras federales como las de La Plata, provincia de Buenos Aires, Bahía Blanca o las nuevas evidencias que aparecieron el año anterior en Rosario, han "iluminado el camino de un largo calvario", como señalan las familias de unos 30 mil desaparecidos que buscan verdad y justicia.

El general Balza, después de conocer los elementos de la investigación del juicio que a instancia de Abuelas de Plaza de Mayo lleva adelante el juez Bagnasco, consideró que la apropiación de bebés, una de las acciones más perversas de la dictadura, "no responde y no se ha producido como consecuencia de actos esporádicos y aislados".

Por el contrario, añadió, esto fue dispuesto por un alto nivel de decisión del comando de Zona 4, y descartó que se haya tratado de prácticas o hechos aislados que pu- dieran haber sido cometidos por personal del hospital.

Balza, quien impactó a la sociedad argentina al reconocer públicamente en 1996 que se habían cometido atrocidades y haber recordado que no se debe cumplir una orden inmoral, entre otros elementos de su virtual pedido de perdón, dijo también el pasado jueves que "respondimos a la agresión a cualquier precio, implantando un terrorismo peor que el criminal", e instó a los militares y civiles que tuvieran documentos a entregarlos a la justicia.

En La Plata, los familiares de más de 2 mil detenidos desaparecidos, en Rosario, con cifras similares, o en ciudades como Paraná, capital de Entre Ríos, las marchas de repudio se multiplicaron.

Otra vez en las calles aparecieron miles de fotos de personas, en su mayoría jóvenes desaparecidos en el plan también sistemático de "noche y niebla", como llamaban los nazis a esa cruel experiencia.

En Paraná, la marcha comenzó en una plaza donde se levanta el primer Monumento a la Memoria realizado por la escultora local Amanda Mayor, madre del joven desaparecido Fernando Piérola, quien fue sacado de un centro clandestino de detención en Resistencia, Chaco, y asesinado en el camino a Margarita Belén junto con otros 12 jóvenes militantes de la Juventud Peronista después de sufrir terribles tormentos.

Precisamente, y como un símbolo de la impunidad imperante en Argentina, en las últimas horas fue detenido aquí Carlos Indio Castillo, uno de los represores y comandos del crimen de aquellos tiempos.

Daniel Enz, quien escribió el libro Rebeldes y ejecutores, sobre la historia de la represión militar en Entre Ríos, adonde también llegaron las garras de la Operación Cóndor con el secuestro del médico paraguayo Agustín Goiburú, entrevistó a Castillo, un torturador de la Alianza Anticomunista Argentina, conocida como Triple A, quien reconoció que integró la temible banda criminal de Aníbal Gordo, que actuó en el Centro Clandestino de Automotores Orletti en Buenos Aires.

Dijo que después del levantamiento de Monte Caseros que protagonizó en su momento junto al actual ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, coronel retirado Aldo Rico, fue llevado y protegido por militares "amigos" de Paraguay.