La Jornada sábado 25 de marzo de 2000

Luis González Souza
Diversificación Ƒde opciones o tumbas?

ƑCuántos golpes más resistirá México antes de perder toda viabilidad como nación? Antes esos golpes procedían sobre todo del exterior. Hoy, es claro que proceden principalmente del seno propio, y con nombres cada vez más variados: cultura política arcaica, Fobaproa, militarización, narcodesestabilización, macrocriminalidad, paramilitarismo, canibalismo electoral, cacerolismo Ƒincipiente?, ofensiva anti-UNAM, suicidio histórico nacional II (Chiapas).

Para colmo, hoy esos autogolpes ocurren hasta en la forma de relacionarnos con el mundo. Y antes -si recordamos algo- la política exterior era una especie de vitamina final para mantener al país con cierta esperanza de vida. Ahora el panorama es muy otro. Tripulado con tanta ligereza (o globalifilia) como despotismo, México hace agua inclusive allí donde podría secarse un poco. Ya casi asfixiado por el cobijamiento bajo EU, cualquier diversificación de relaciones es un tanque de oxígeno. Tanto más, si ella apunta hacia la Unión Europea (UE).

Es múltiple la importancia de la UE para un país como México. Formada por 15 países, y de los más avanzados, la UE se perfila como el contrapeso principal a la hegemonía estadunidense. Máxime porque es el ejemplo más desarrollado de una integración virtuosa, antítesis de la impulsada en América del Norte por el TLC entre México, EU y Canadá. Lejos de ensanchar desigualdades entre sus miembros, la UE incluye mecanismos para igualar paulatinamente a los países más rezagados (Portugal, Grecia, España). Y en vez de desentenderse de asuntos extraeconómicos clave -empleo, capacitación, medio ambiente, democracia, derechos humanos- también incluye toda una Carta Social, así como una cláusula democrática. Por último, y crucial para los mercadofílicos: la UE constituye un jugoso mercado (370 millones de consumidores).

Pues bien, la forma y el tipo de TLC que acabó firmando México con la UE (TLCUEM) hace dos días en Lisboa, más bien lo hacen aparecer como un tanque de gas venenoso. Los de por sí graves vicios del TLCAN (América del Norte) fueron repetidos y hasta aumentados.

En lo procesal, por ejemplo, el albazo fue todavía mayor. Si al procesarse el TLCAN la sociedad mexicana conoció poco y participó menos, esta vez el TLCUEM prácticamente pasó de noche. Otra vez la excepción fue la Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio (RMALC), ahora expandida a través de los Ciudadanos de México ante el Acuerdo de Libre Comercio con la Unión Europea. Esta subred, acorde con el valor del pluralismo, está conformada por una diversidad de organismos empresariales (ANIT, ANEC), laborales (FAT, CILAS), campesinos (CIOAC), civiles (FAM. Equipo Pueblo, MCD) y de derechos humanos (CMDPDH, el Centro Pro, LIMEDDH), entre otros.

Y en el terreno legislativo también fue excepcional la lucha de senadores del PRD, como Rosalbina Garavito, Jorge Calderón y Mario Saucedo. Lucha que incluyó una denuncia que lo dice todo: a la fecha, ni siquiera los legisladores conocen el texto definitivo del TLCUEM... y de todos modos lo aprobaron el PRI y el PAN.

Así, la antidemocracia más primaria, la que empieza en el ocultamiento de la información, volvió a causar estragos a la nación entera. En lugar de una alternativa, el TLCUEM aparece como una mala réplica del TLCAN. Lejos de contrapesar la hegemonía de EU, este TLCUEM más bien lo ayudará a usar a México como trampolín comercial hacia Europa. En vez de aprovechar la diversificación para salir de la asfixia estadunidense, se cierran más las opciones internacionales para México.

A lo sumo, este TLCUEM permite optar por el color de nuestra tumba: Ƒcon arreglos florales europeos, o directamente estadunidenses?

Pero si el coqueteo con Europa llegase a molestar a EU, que nadie se asuste. Para eso están homenajes como el brindado, šen el natalicio de Benito Juárez! y dos días antes de firmar el TLCUEM, al mero mero del ejército estadunidense.

Y todo, por seguir permitiendo que gobierne el binomio de la muerte, el verdugo de todo proyecto nacional: la desnacionalización y la antidemocracia.

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