Sami David *
Otra dinámica electoral
La selección de candidatos a senadores y diputados federales por los diferentes partidos abre nuevas expectativas a la contienda electoral del 2 de julio. La representatividad ante el Congreso de la Unión es importante porque ahí, definitivamente, se busca legislar y dirimir lo conducente en materia de leyes y reglamentos. El contrapeso del Poder Ejecutivo es, sin lugar a dudas, el Legislativo, cuya soberanía descansa en el trabajo de ambas Cámaras.
La experiencia de la actual legislatura debe tomarse en cuenta. El sistema republicano de la división de poderes que vivimos permite esta autonomía, por eso ahora cobra mayor trascendencia el conocimiento y la experiencia política de los candidatos a estos escaños. Quienes hemos participado en actividades legislativas, quienes hemos buscado el respaldo ciudadano a través del sufragio, conocemos el trabajo que hay que desplegar. Las actuales tendencias del voto no dejan lugar a dudas. Hay que entregar el máximo esfuerzo para conseguir el respaldo de la ciudadanía. En un medio harto competido, lo disputado del sufragio se vuelve un reto, un desafío. Pero el triunfo se consigue con entrega, honestidad, entusiasmo, alegría y, desde luego, una oferta política consistente.
Los candidatos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a estos escaños están en la posibilidad de participar activamente en la dinámica electoral presente. Ofrecer su empeño decisivo a fin de fortalecer la campaña presidencial de Francisco Labastida Ochoa y llevar al triunfo al partido que representamos.
Es prudente reconocer que política, sociedad y democracia van de la mano. Y la parte económica sustenta -y a veces modifica- esta relación, que finalmente recae en la participación ciudadana. La sociedad mexicana es una sociedad madura y no puede caer en los falsos espejismos de colores ideológicos de la oposición. La verdadera alianza es con la sociedad mexicana. Y el PRI lo ha hecho respaldando sus demandas.
El pueblo de México tiene la certeza que la propuesta del Partido Revolucionario Institucional es la más sólida, la más coherente, con sus principios y programas, porque a lo largo del tiempo ha permitido, y propiciado, el respeto y la crítica, sana, constructiva. Consensos y disenso se concilian en el trabajo parlamentario, en la tarea legislativa. Eso, por lo que respecta al PRI, permite amplios márgenes de gobernabilidad.
Que el poder sirva a la gente es, ahora, una verdad contundente, de peso real político. Por eso, frente a odios y rencores encubiertos por una supuesta ideología opositora, el PRI propone un proyecto de gobernabilidad. Ante la carencia de un discurso consistente, Francisco Labastida Ochoa ofrece sensatez económica, un cambio firme, con rumbo, hacia la seguridad del desarrollo para combatir la desigualdad.
*Senador de la República