La Jornada sábado 25 de marzo de 2000

BALANCE INTERNACIONAL Ť Gerardo Fujii
Prioridades nacionales

Durante los últimos años, la primera prioridad gubernamental con el fin de elevar el crecimiento y el empleo ha sido la firma de acuerdos de libre comercio con diversos países para promover las exportaciones. ƑNo estará llegando el momento de poner en un lugar equivalente en términos de importancia la integración productiva de la economía nacional?

En la presente semana, se firmó el Acuerdo de Asociación Económica, Diálogo Político y Cooperación Económica entre la Unión Europea y México que, en una de sus partes, incluye el compromiso de ambas partes de ir liberalizando el comercio mutuo. La secretaría de Comercio ha destacado que esto abrirá nuevas posibilidades para las exportaciones mexicanas hacia un mercado muy amplio integrado por 15 países con 350 millones de habitantes con un ingreso per cápita muy elevado. Dada la elevada concentración del comercio exterior del país hacia Estados Unidos, al que México está vendiendo 110 mil millones de dólares anuales, mientras que las exportaciones dirigidas hacia Europa sólo alcanzan 5.3 millones, este acuerdo permitirá diversificar regionalmente los mercados externos del país, con lo cual la economía nacional se hará menos vulnerable a acontecimientos desfavorables que puedan tener lugar en la economía estadunidense. Con la firma del acuerdo con la Unión Europea, el país mantendrá tratados de liberalización comercial con 24 países con una población total de 870 millones de personas.

Esta estrategia ha permitido que en los últimos 10 años las exportaciones mexicanas hayan crecido a una tasa extremadamente elevada, a la vez que fue modificando drásticamente la composición de las ventas al exterior a favor de los productos industriales, los que actualmente componen 90 por ciento de las exportaciones del país. Sin embargo, esto no ha permitido elevar en forma sustancial el ritmo de crecimiento de la economía. Esto se ha derivado del hecho que las importaciones también han crecido en forma exponencial, por lo que una expansión más acelerada de la economía habría generado un déficit enorme en el balance en cuenta corriente, generando la misma incertidumbre que el país conoció en 1994.

La elevada demanda por importaciones de la economía tiene como causa fundamental la falta de integración del aparato productivo nacional, por lo que la industria, en una proporción muy significativa, se dedica al procesamiento de materias primas de origen importado. En 1998, las importaciones de bienes intermedios ascendieron a 96.8 mil millones de dólares, equivalentes a 78 por ciento del total de compras al exterior. Por otra parte, 54 por ciento de las importaciones del país estaba compuesto por insumos demandados por la industria exportadora. Estos antecedentes permiten concluir que el efecto de arrastre del crecimiento de las exportaciones del país se filtra, en gran parte, hacia el exterior a través de mayores importaciones en lugar de impulsar el crecimiento de la industria nacional proveedora de insumos. Por esta razón es que el dinamismo exportador ha tenido un efecto tan limitado sobre el crecimiento y el empleo.

Por lo tanto, aunque el acuerdo comercial con la Unión Europea se traduzca en mayores exportaciones, esto no necesariamente significará que el país logre elevar drásticamente su techo de crecimiento. Para ello es necesario que dentro de las prioridades nacionales tenga tanta importancia la expansión de las exportaciones como la sustitución eficiente de importaciones, particularmente de materias primas, tanto para la industria exportadora como para el resto de la economía. Además, los años trascurridos parecen hacer evidente el hecho que esta integración del sistema productivo nacional requiere de medidas específicas de política orientadas hacia este propósito. En otros términos, la realidad hace retornar dos temas malditos en los últimos años: la sustitución de importaciones y la política industrial.