VIERNES 24 DE MARZO DE 2000

* Sindicatos de EU recibieron apoyo internacional para ejercer presión


GE, entre las empresas más abusivas de derechos laborales

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 23 de marzo * General Electric es una de las empresas transnacionales más grandes y ricas del mundo, pero un grupo de sindicatos estadunidenses afirmó esta semana que también es una de las más grandes abusivas de los derechos laborales en la economía global, enfrentando trabajadores de un país contra los de otro y en el proceso eliminando unos 150 mil empleos en Estados Unidos en los últimos 15 años, incluyendo dos tercios de los puestos sindicalizados.

Hoy, sindicatos estadunidenses que representan a trabajadores de la General Electric (GE) solicitaron y recibieron apoyo de una coalición internacional de sindicatos de la GE en 20 países, entre ellos México, y así lanzaron una campaña sin precedente para presionar a la gigantesca empresa a reconocer los derechos sindicales en todas sus plantas y a negociar contratos colectivos justos.

"Durante los últimos años GE, sin piedad, ha desdeñado a miles de trabajadores en todo el mundo al despedirlos y explotarlos", indicó una declaración conjunta firmada hoy por todos los sindicatos reunidos aquí, incluyendo delegados de la CTM y del Frente Auténtico del Trabajo (FAT). "Estamos determinados a desarrollar estrategias sindicales para contrarrestar las actividades de la GE que, como se ha comprobado, son perjudiciales a todos los intereses económicos y sociales de los trabajadores".

Gary Sheffer, un vocero de la GE, rechazó estas acusaciones y las calificó como parte de la campaña normal de propaganda de los sindicatos, antes de las negociaciones para renovar contrato colectivo que se iniciarán en mayo en este país. "Estamos contratando nuevos empleados tanto en Estados Unidos como internacionalmente", declaró a La Jornada.

Pero los líderes sindicales reunidos aquí afirman que las prácticas de la empresa han provocado la pérdida de empleos para muchos trabajadores sindicalizados y han dejado a otros "temiendo por sus chambas". El acuerdo firmado hoy compromete a los sindicatos de 20 países a promover solidaridad internacional más activa, mejor intercambio de información sobre tácticas empresariales, y una demanda conjunta por el respeto de los derechos sindicales en todos los países en que opera la GE.

"En el pasado, GE ha logrado enfrentarnos como trabajadores, los de un país contra los del otro", explicó Fred Higgs, secretario general del Sindicato Internacional de Trabajadores Químicos (ICEM), federación internacional con sede en Ginebra que firmó el acuerdo. "El acto de hoy es por menos un inicio para que eso ya no ocurra".

La nueva campaña internacional representa un cambio notable en las estrategias sindicales, particularmente las de los gremios estadunidenses, que históricamente evitaron trabajar con sus contrapartes en países como México. Una demanda en el pasado era la consigna de "ni un solo empleo trasladado a México".

Pero el problema para los sindicatos estadunidenses es que esas estrategias limitadas a un proteccionismo anti-internacionalista no han funcionado. Líderes sindicales aquí pueden identificar plantas de la GE en Carolina del Norte, Wisconsin e Indiana, entre otras que han sido clausuradas en el último año y sus operaciones trasladadas a México. Según el vocero de GE, la empresa ahora cuenta con unos 30 mil empleados en 35 plantas en México, cerca de 10 por ciento de su fuerza laboral global.

Pero Edward Fire, secretario general del Sindicato Internacional de Trabajadores Eléctricos (IUE), admite que no han podido enfrentar esta dinámica. Además, admitió que actividades en las que se golpeaba la imagen de México en la batalla contra el traslado de empleo fueron "no lo mejor" como táctica.

Cuando se le preguntó por qué los trabajadores mexicanos debían de responder a esta solicitud de cooperar con sus contrapartes estadunidenses, el secretario general del sindicato nacional de maquinistas (IAM) Thomas Buffenbarger, respondió que los trabajadores de ambos países han sufrido las consecuencias del libre comercio y la globalización. "Está bastante claro que la situación de los trabajadores en México se ha deteriorado desde que se aplicó el TLC".

Douglas Meyer, director de investigaciones para el IUE, comentó que el asunto no se reduce sólo al traslado de empleos. "Es más bien la continua movilidad que tiene GE lo que amenaza a todos los trabajadores", señaló. Indicó que aunque la GE ha utilizado la amenaza de los salarios más bajos en México como instrumento de presión contra sus trabajadores aquí, esa misma táctica podría ser utilizada contra los trabajadores mexicanos. "En ese sentido, sentimos que nuestros intereses en común con todos los trabajadores son más fuertes que los inevitables conflictos de interés entre sindicatos que compiten por empleos.... Esto se trata de un asunto de clase, no de nación", dijo a La Jornada.