JUEVES 23 DE MARZO DE 2000

* Sigue el fandango en el Palacio de los Deportes


Grafitti vuelto identidad, esperanza y unidad de jóvenes del tercer milenio

Juan José Olivares * Y el fandango continuó en el tercer milenio de los jóvenes en el Palacio de los Deportes. Esta vez fue el turno del grafitti, del hip-hop, de la instalación, de las patinetas, bicicletas, de la vendimia, de la información.

La identidad, unidad y esperanza de los jóvenes siguió la tarde de ayer con la apología del caos urbano. Diversos escenarios (El Túnel de los Milenios, El Tianguis del Milenio, La Esquina y El Foro) abrieron sus puertas para concebirse como espacios multifacéticos que al unísono y en seis días mostrarán la mecánica del desorden, que en ocasiones es vitamina diversificada para las nuevas generaciones.

Luego de que la noche anterior La Esquina sirvió de marco para la presentación del elenco del Tecnogeist --donde toda la banda nocturna tecnosa purificó sus distorsionados cuerpos, bailando al ritmo más electrónico--, El Túnel del Milenio se abrió para mostrar varias instalaciones hechas por jóvenes artistas, que propusieron el entendimiento de las nuevas sociedades.

Al tiempo de que unos iban y otros venían sin cesar por la explanada, 33 grafitteros venidos de Holanda, Francia, Estados Unidos y los locales de los principales crews (círculos de expresión) inhalaron espray y volaron sus mentes hasta incrustarlas en las tres paredes --que fueron nombradas: Unidad, Esperanza e Identidad Nacional-- de madera dedicadas para este arte callejero (que esperemos dejen las autoridades del palacio). Fue la materialización de la necesidad de escuchar a la gente que será el dínamo del cambio.

En El Túnel de los Milenios --que estará hasta el día de clausura-- se pueden encontrar expresiones colindantes con las nuevas ideologías como la llamada Retro-retrógrada del acetato: cuarto tetradimensional, dedicado al purismo naco de los sonideros. O la denominada Hábitat 2k: instalación de juegos eufónicos puestos para verse con los oídos. No falta la de La retórica de la represión, que muestra artículos de subhumanos que visten con uniforme y trabajan golpeando a veces a indefensos ciudadanos.

La música, esa necesidad fisiológica y mental para cualquier ente, esta vez estuvo a cargo de los B Boys y B Girls, La Corte de Venezuela y Optimus Prime, que con el más elemental rap, scratcheo, gritos y guitarrazos, vitorearon los saltos acrobáticos de los patinetos y bicicletos, que aligeraron su peso al saber que esta alegoría se ha convertido en un espacio para la explosión y el desmadre. Más tarde, el mar en la ciudad con los riffs sesenteros de Lost Acapulco, y el swing espontáneo de Brutal Dandy's Club Biciroqueros, expresi—n aleg—rica n Fotos: Tom‡s Bravo .