Iván Restrepo
ƑPermiso para contaminar?
Desde hace varios años la Comisión Federal de Electricidad (CFE) almacena en la periferia de la ciudad de Perote, Veracruz, sustancias que ponen en peligro la salud pública y el ambiente. Se trata de mil 200 tambos y cada uno de ellos contiene 200 litros de bifelinos policlorados, también conocidos como askareles, los cuales son extremadamente tóxicos. Debido a que se forman en los transformadores, el lugar en el que se depositen debe tener características muy especiales para evitar que causen daño; sin embargo, los askareles están en una bodega, que hasta hace poco estuvo semiabierta.
La gente de Perote ignoraba que existían esos tambos hasta que el año pasado las lluvias inundaron zonas periféricas, entre ellas, la mencionada bodega. El asunto tampoco hubiera trascendido si no es porque en un reciente foro sobre contaminantes orgánicos persistentes, convocado en Xalapa por la Legislatura local, especialistas, diputados federales y organizaciones ambientalistas denunciaron las violaciones a la ley que se estaban cometiendo con dicho depósito, así como la peligrosidad de los askareles.
La legislación mexicana establece claramente que cuando una persona o empresa vaya a realizar una obra que puede alterar el ambiente, debe presentar un estudio de impacto ambiental y a partir de éste las autoridades procederán a dar o a negar la autorización. Además, si la obra implica el uso de sustancias peligrosas es también obligatorio un estudio de riesgo.
Todo indica que la CFE no hizo ninguno de esos estudios, y si los realizó son incompletos. El delegado estatal de la Secretaría del Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (Semarnap) explicó en torno a lo que ocurre en Perote que la CFE tenía una autorización provisional, mientras la responsable de Ecología en Veracruz, Keyla Franco, dijo que no había nadie enfermo por askareles. La funcionaria ignora que los efectos de tan peligrosas sustancias a veces tardan años en manifestarse, pues son persistentes y acumulables, y pueden ocasionar cáncer y afectar el sistema hormonal del ser humano. Restó importancia al asunto diciendo que ya la CFE había sido multada con 121 mil pesos.
Doña Keyla reveló, sin querer, otras implicaciones del problema: dijo que Semarnap, a través del Instituto Nacional de Ecología, permite poner los askareles temporalmente en un sitio determinado para, luego de que se acumulan, llevarlos a otro lugar seguro. Informó también que a causa de las inundaciones la bodega donde estaban depositados los mil 200 tambos "quedó más expuesta a la gente", razón por la cual el gobierno estatal pidió a la CFE que los retirara. En Xalapa se informó que el traslado se hará en los próximos ocho meses, una vez que ese organismo disponga de la partida presupuestal necesaria, que hoy no tiene.
La verdad es que si no es por la protesta que el tema despertó durante la realización del foro mencionado, las autoridades seguirían tolerando los askareles mal depositados, proceder que la reconocida toxicóloga Lilia Albert señala como un ejemplo más de prepotencia, ignorancia, ineficiencia, irresponsabilidad e impunidad.
Entrevistado en el noticiario Monitor por don José Gutiérrez Vivó, el director de la CFE, ingeniero Elías Ayub, dijo que para almacenar los askareles habían recabado los permisos requeridos en esos casos y que la población y el medio no corrían peligro alguno, ya que se necesitaría someter tales desechos a temperaturas superiores a los cien grados centígrados para que causaran daño. De paso informó que los tambos serán trasladados con todas las medidas de seguridad para incinerarlos en una planta autorizada por el Instituto Nacional de Ecología, que no dijo dónde se ubica.
Que sepamos en México no existen plantas para quemar askareles. La última se construyó en una zona residencial de Tijuana y despertó tal protesta que el ineficiente Patricio Chirinos, asesor político del entonces presidente Salinas, se acordó que era el secretario responsable de los asuntos ecológicos y procedió a su clausura. Todavía hoy la trasnacional dueña de la planta se lamenta de la falta de seriedad del gobierno pues, dice, ella cumplió con toda la normatividad vigente en la materia.
Así las cosas, sospecho que los askareles almacenados de mala manera en Perote no serán destruidos y seguirán siendo parte del creciente problema que enfrenta el país con cientos de miles de toneladas de esos residuos depositados en sitios que pocos conocen (a lo mejor están en peores condiciones que en la bodega de Perote), mientras se carece de la capacidad para una incineración segura. *