La Jornada lunes 20 de marzo de 2000

Elba Esther Gordillo
Educación: propuestas y debates

Nuevos retos y viejos problemas en la aldea global, en particular la velocidad de la tecnología y la información que imponen el ritmo de desarrollo de las naciones.

Los desafíos actuales no esperan que los problemas del pasado hayan sido superados por completo. Estos y aquéllos se acumulan, agravan y agrandan las dificultades. Resolverlos por partes, enfrentar los atrasos o encarar las exigencias del presente no soluciona el problema.

Atender primero los rezagos y después hacer frente al futuro siempre nos dejará en desventaja en el presente. Cuando terminemos una parte, ya la otra habrá crecido. Un cuento de nunca acabar. Sin embargo, esta paradoja parece haber atrapado diversos enfoques, opiniones y propuestas para resolver los problemas más urgentes de la nación.

Algo muy similar sucede con las reacciones que ha generado la propuesta de incorporar inglés y computación a partir del quinto año en todas las escuelas primarias. Si bien se mira, las críticas hacia esta propuesta parecen parciales. Nuestras ideas son nuestros an-teojos, así que resulta conveniente recordar qué tan complejo puede ser el observar a través de un cristal que no permite una visión completa.

En su mayoría les ha bastado a quienes censuran la propuesta, un spot de menos de 40 segundos para descalificar el planteamiento. Critican el formato, pero no lo trascienden. Por las formas y formatos que ha adoptado la contienda político-electoral, ninguna propuesta seria y viable cabe en un spot y quizás no sea el lugar más adecuado para buscar el sustento de un planteamiento.

La propuesta no se reduce a la enseñanza de inglés y computación; está presidida por un planteamiento más amplio e integral, considera una reforma de la educación primaria en varios planos: extensión del horario escolar; un solo turno de ocho horas, que incluya comedores escolares; incrementar un año más de enseñanza básica, y ampliar el número de becas en el sistema educativo nacional, entre otras cosas.

A partir de esta visión, la propuesta aparece completa y no en partes. Es donde se debe ubicar la discusión de ideas, de observaciones, críticas y aportaciones.

Dentro de la agenda nacional, la educación es un tema que no admite dilaciones ni prórrogas. Tenemos una población de millones de niños que aspiran a desarrollar cabal y plenamente sus habilidades y talentos. Y no sólo eso, sino a acceder --con base en esas habilidades-- a un empleo bien remunerado, que responda a sus expectativas y ofrezca posibilidades de superación personal.

De cara al siglo XXI, no basta ampliar la cobertura educativa y mejorar la calidad en la educación. Son tareas ineludibles, pero que no agotan el compromiso educativo del Estado. A partir de ambas condiciones se deben incorporar nuevos conocimientos y saberes.

En las sociedades actuales, definidas por el nivel de información y conocimiento del que disponen y por la tecnología que manejan, la obsolescencia en planes y programas de estudio, en métodos y estrategias pedagógicas, constituye un riesgo permanente para cualquier sistema educativo.

Como en ningún otro sector capital para el desarrollo del país, en el de la educación no se trata de sustituir o remplazar lo viejo por lo nuevo, renunciar a una educación de valores y cultura nacionales en favor de una formación técnica.

El proceso educativo no puede interpretarse sólo como la formación de capital humano o bien como la transmisión de nuestra cultura y nuestra historia.

En adelante, cualquier proyecto educativo debe atender, al mismo tiempo y de forma integral, los rezagos y los desafíos, de tal forma que nuestras escuelas cuenten, por igual, con aulas en donde se promueva la cultura, la geografía y los valores nacionales, la civilidad y la democracia, que con laboratorios y talleres donde los alumnos puedan adquirir los conocimientos y habilidades necesarios para comprender el mundo actual e insertarse en él en las mejores condiciones. *

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