DOMINGO 19 DE MARZO DE 2000
Ť Sospecha la policía que podría tratarse de un asesinato en masa
Presunto suicidio colectivo de unos 230 miembros de secta ugandesa
Ť El líder del grupo, el ex sacerdote católico Joseph Kibweteere, no habría muerto en el incendio
Afp, Ap, Dpa y Reuters, Kampala, 18 de marzo Ť Hasta 230 seguidores de la secta ugandesa Movimiento de Restauración de los Diez Mandamientos murieron este sábado dentro de una iglesia en la que se provocó un incendio, ubicada a 320 kilómetros de esta capital ugandesa, en un pre- sunto suicidio colectivo.
De confirmarse --o aumentar-- la cifra de muertos, sería el mayor suicidio colectivo desde 1978, cuando el pastor estadunidense Jim Jones convenció a 914 personas a ingerir cianuro en Jonestown, Guyana. Los colaboradores de Jones ejecutaron a tiros a quienes de último momento rehusaron tomar la bebida envenenada.
Autoridades ugandesas dijeron que los seguidores de la secta, fundada en 1994 y que en 1997 recibió el estatus de organización no gubernamental, se reunieron en la iglesia y prendieron fuego al edificio después de haber estado durante varias horas entonando cánticos.
Trascendió que los seguidores de la secta recibieron instrucciones de vender o regalar todas sus pertenencias, pero esto no llamó la atención de las autoridades, pues el Movimiento de Restauración de los Diez Mandamientos siempre recomendaba a sus fieles deshacerse de sus posesiones.
Sin embargo, algunos testigos indicaron que en esta ocasión se advirtió también a los miembros del culto apocalíptico que debían "prepararse para entrar al cielo".
El líder del grupo, el autoproclamado profeta Joseph Kibweteere, había anunciado a sus seguidores que el mundo se acabaría el 31 de diciembre de 1999, pero modificó su profecía días antes de cumplirse la fecha diciendo que el apocalipsis tendría lugar a finales del año 2000.
Aunque las autoridades ugandesas no contaban aún con detalles sobre el incidente, fuentes policiales dijeron tener sospechas de que no se trató de un suicidio colectivo y que Kibweteere pudo haber atraí- do a sus seguidores a la iglesia, y que sus colaboradores pudieron haber prendido fuego al edificio sin que los fieles lo supieran.
Vecinos de la zona alertaron a la policía cuando sintieron olor a quemado y oyeron una explosión en la madrugada. Quienes pudieron acercarse a la iglesia dijeron haber oído los gritos de personas que golpeaban las paredes del templo.
No quedaba claro la hora a la que comenzó el incendio, pero sí el hecho de que cuando los bomberos llegaron al lugar ya era imposible salvar a quienes estaban atrapados en su interior.
Según algunas versiones, Kibweteere, quien hace años desertó como sacerdote católico, no murió en el incendio de la iglesia, sino en otro incendio provocado en un pequeño centro comercial en Kanungu, a unos 250 kilómetros de Kampala.
Por su parte, el vocero policial, Asuman Mugenyi, señaló que "entre los muertos puede haber policías", sin dar más detalles.
Pese a que el Movimiento de Restauración de los Diez Mandamientos tenía reconocimiento del gobierno ugandés, las autoridades han desarticulado varios cultos si- milares recientemente.
En septiembre pasado la policía allanó un caserío en Bokoto, ubicado a 45 kilómetros de Kampala, donde los mil habitantes de la localidad son miembros de la Doctrina de la Fraternidad.
En esa ocasión se encontraron 24 cadáveres en tumbas cercanas al caserío, en lo que se atribuyó a un suicidio colectivo motivado porque el líder del culto ofreció a sus seguidores más fanáticos un lugar en el cielo, a cambio de un pago en efectivo.
En esta secta los hombres debían entregar a sus esposasa a la iglesia, quienes debían declararse solteras como condición para ingresar al grupo ultrarreligioso.
Los líderes de este movimiento, conocido como Ultima Advertencia del Mensaje para el Mundo, fueron acusados de violación, secuestro y confinamiento ilegal.
En noviembre pasado, la policía desmanteló otro culto apocalíptico en el distrito rural de Sembabule, cuyo líder era un adolescente que se alimentaba sólo con miel.
El canciller ugandés, Amama Mbabazi, declaró que la muerte de los miembros de la secta Movimiento de Restauración de los Diez Mandamientos "obliga al Estado a estudiar el problema de los cultos y a tomar medidas para proteger a la gente de los líderes de estos movimientos".