SABADO 18 DE MARZO DE 2000

* ANDANZAS

La mujer cisne

Colombia Moya * Pocas ideas en el inconciente colectivo conllevan una carga romántica y poética tan definitiva como la asociación de la mujer cisne, la mujer ave, alada, sutil, melancólica y poderosa, en su imagen perenne e inalcanzable.

El vuelo de los cisnes no pocas veces ha inspirado antiguas leyendas, a músicos, poetas y escritores, y evidentemente, a un coreógrafo genial, como lo fue Marius Petipa con su inmortal ballet El lago de los cisnes. Si bien el ballet, estrenado en 1877 en San Petersburgo por Julius Wenzel y en 1880 por Joseph Hansen, resultó un fracaso por triviales e inconsistentes, no fue sino hasta 1885 cuando un hombre excepcional, el príncipe Vesevojski, director del teatro Imperial de aquella ciudad, se percató del valor y la dimensión escénica de la fantástica historia de las doncellas convertidas en cisnes y su mágica danza a la luz de la luna, poseídas por el hechizo inviolable de la maldad.

La obra fue encargada a a Marius Petipa, quien con su asistente principal, Lev Ivanov, el libreto de Vladimir Beghiscev y la espléndida música de Tchaicovski, así como la participación de un grupo de estupendos decoradores, creó un capo laboro, es decir, una obra maestra que sobrevive y sobrevivirá todas las tendencias de tiempos pasajeros e inestables que desvirtúan la verdadera y profunda esencia del más hondo anhelo de los seres humanos. El amor verdadero, el sacrificio hasta la muerte en la versión del ballet negativa, o el triunfo del amor sobre la falsa perfidia del cisne negro y las intrigas palaciegas del amo del embrujo a que se ven sometidas Odette, el cisne blanco, y sus amigas.

La obra está construida con tal fuerza, claridad y unidad dramática, que representa en sí misma una enciclopedia de conocimientos, tanto de estructura dramática como de concepción plástica en sus secuencias y evoluciones danzables, mérito que nunca se le reconoció suficientemente a Lev Ivanov, quien con enorme talento, a la sombra de Petita, simplemente realizó el famoso pas de deux del acto segundo de la obra cumbre del pas de deux romántico de todos los tiempos.

El ballet representa, asimismo, una meta insustituible, junto a Giselle y Romeo y Julieta, para toda primera bailarina que se precie de serlo, ya que las mejores del mundo han marcado la historia interpretativa de esta obra con sus muy personales e inolvidables versiones, con nombres como los de Plesetskaya, Maximova, Alonso, Makarova... por sólo mencionar algunas del siglo XX.

Así, a pesar de que el ballet ya cuenta con audaces versiones de las últimas tendencias, como son actualizar la época o interpretarse sólo por hombres, en una mezcla de danza clásica y contemporánea con bailarines disfrazados de cisnes, seguirá atrayendo al gran público donde quiera que se presente.

A partir del próximo 21 de marzo y hasta el 16 de abril esta obra se presentará en la vieja isleta del Lago de Chapultepec, con la Compañía Nacional de Danza del INBA, de martes a domingo, a las 20:00 horas.