JUEVES 16 DE MARZO DE 2000
EPR y EZLN, preguntas a los candidatos
* Adolfo Sánchez Rebolledo *
Cuando los candidatos a la presidencia respondieron a las preguntas formuladas por los integrantes de Agenda 2000, un grupo plural de ciudadanos reunidos con ese exclusivo propósito, el representante de la Alianza por el Cambio, Vicente Fox, se refirió al trato que, llegado el momento, daría tanto al EZLN como al EPR, y otros grupos armados que actúan en el país.
Luego, en improvisada conferencia de prensa, el candidato reiteró las líneas maestras de su propuesta en esta delicada materia. Aunque Fox se cuidó de no incurrir esta vez en la burda simplificación de decir que él, llegado a la Presidencia de la República, resolvería en "quince minutos" el conflicto surgido en Chiapas, sí apeló, como en otras ocasiones, a una serie de lugares comunes, a cual más inexacto, sobre las causas y la naturaleza misma de los movimientos armados de los últimos tiempos.
Fox tiene razón cuando critica la inexplicable pasividad del gobierno federal en el caso chiapaneco: "Definitivamente removeríamos los obstáculos que se señalan para el reinicio del diálogo... basados en los acuerdos de (San Andrés) Larráinzar o las propias propuestas de la Cocopa". Pero se equivoca completamente cuando cree que es deseable aplicar una doble vara en esa materia ųel diálogoų a diferentes los grupos armados que actúan en varias regiones del país. En declaraciones recogidas ayer por este diario, el candidato de la coalición PAN-Partido Verde estima indispensable reanudar el diálogo con el EZLN, pero rechaza que esa actitud pueda hacerse extensiva a los otros grupos guerrilleros, concretamente al EPR y el ERPI, cuya aparición suscitó la idea de que había una guerrilla "buena" y otra "mala".
Dice Fox literalmente: "Su existencia en muchos casos no es permanente o no es visible, y carecemos de información precisa, pero se debe evitar todo lo que pueda violentar otras partes del territorio nacional por guerrillas, y sobre todo del tipo que han planteado estas organizaciones en sus manifiestos (el subrayado es mío), pues la tarea es dar seguridad al país, trabajar sobre el estado de derecho, aplicar la ley y no permitir que proliferen estos movimientos en otras partes del país" (La Jornada, 15/ III/ 2000).
A este increíble desconocimiento sobre qué son, dónde actúan y qué exigen los grupos armados, que no es privativo del señor Fox, se debe en buena medida la incapacidad de la clase política para entender la naturaleza de los conflictos planteados, proponiendo políticas adecuadas (estas sí diferenciadas) para sustituir a la represión como la vía exclusiva en la tarea de mantener la ley y el orden. No es posible que sea la "política del avestruz", como dijo Fox, la que guíe la acción de los gobernantes en este tema sensible de nuestro presente. Los resultados pueden ser terriblemente negativos. Véase, a modo de ejemplo, cuál es la situación lamentable en la que se hallan los derechos humanos en el seno de numerosas comunidades indígenas de Oaxaca (digamos los loxichas) y Guerrero (digamos la montaña baja) que han sufrido en carne propia las consecuencias de la persecución de supuestos o reales guerrilleros. Hay que repetir que no se puede aplicar la ley desconociendo el derecho de esas comunidades, acaso las más pobres y olvidadas, a vivir en un régimen de seguridad como el que pide legítimamente la sociedad urbana.
Así que siguen planteadas las preguntas de Agenda 2000 a todos los candidatos a la Presidencia: "ƑCree usted que deban aplicarse criterios diferentes para enfrentar distintos "modelos" guerrilleros, como serían el EZLN y el EPR, por citar los más importantes? ƑCuál es la diferencia?
''ƑHaría extensiva la oferta de dialogar al EPR y a los otros grupos armados?
"ƑEstaría usted dispuesto a conceder una amnistía a los miembros de los grupos armados?''.
Los candidatos tienen la palabra. *