LUNES 13 DE MARZO DE 2000

* Nadie me ha constituido en juez para acusarla, argumenta el arzobispo


Rechaza Norberto Rivera señalar los pecados de la Iglesia mexicana

* Niega el prelado que la institución haya guardado silencio ante los problemas del país

El arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera, instó a todos los católicos a comenzar una evangelización a partir de la conversión, al retomar ayer en su homilía dominical el Mea culpa con que Juan Pablo II asume y pide perdón por los pecados del pasado. No obstante, rechazó referirse a las faltas cometidas en el país, pues señaló: "Nadie me ha constituido en juez de la Iglesia mexicana".

En la misa con la que dio inicio a la Cuaresma, insistió en que esa evangelización sólo puede partir de una "conversión", una "revolución mental" que "es la verdadera revolución, porque las revoluciones que tienden a eliminar al otro, que tienden sólo a cambiar las estructuras, son cambios para quitar al otro y ponerme yo, cambios para que todo siga igual", sostuvo.

"Cuando escuchamos revolución, ordinariamente pensamos que es algo que va en contra de algo o de alguien, como en las revoluciones sociales, proletarias, culturales, sexuales, en las que se lucha contra la estructura, otra clase, las costumbres, el otro sexo", expuso.

"La revolución evangélica es muy distinta, ya que es una revolución fundamentalmente interna, de la mente, del corazón, y es una revolución de nosotros mismos y no contra alguien, porque del interior del hombre, de lo íntimo de su corazón, es de donde nace, según Jesús, toda la clase de males", abundó.

En alusión al Mea culpa emitido por el Vaticano en el documento "Memoria y reconciliación: la Iglesia y las culpas del pasado", elaborado por la Comisión Teológica Internacional, Rivera aseguró: "La conversión que nos pide Jesús no es algo negativo, como a primera vista pudiera parecer, sino algo eminentemente positivo, pues a nadie que va por una ruta equivocada le parece algo negativo cambiar todo lo necesario para ponerse de nuevo en la carretera adecuada que lo conduzca donde realmente quiere ir.

"Es cierto que en ocasiones resulta doloroso o molesto echar marcha atrás, poner reversa, rectificar el camino; pero tenemos que reconocer que es algo positivo, algo absolutamente necesario para volver al camino correcto y no continuar por el camino de la autodestrucción", refirió.

"Absolutamente todos vemos esa necesidad de cambio, pero pensamos que los demás son los que tienen qué cambiar, porque se piensa que la causa de los males está en el gobierno, la Iglesia, los partidos, los empresarios, los medios de comunicación, los jóvenes, los de izquierda, los de derecha, mi esposo, mis hijos, mis papás, todos ellos son los que andan mal.

"Es más, nos da gusto que la Iglesia reconozca sus faltas históricas y que públicamente pida perdón, pero quizá no llegamos a ver la necesidad de un cambio personal", subrayó Rivera, y criticó a los "hipócritas y cínicos", pues son los únicos que pueden decir "que son tan justos y tan santos que no necesitan conversión y están libres de culpa, y por eso pueden arrojar no sólo la primera piedra, sino insultar y destruir al que se les ponga enfrente".

Parafraseando el título de la novela del escritor y periodista estadunidense Ernest Hemingway, el cardenal inquirió: "ƑPor quién doblan las campanas? ƑPara quién es el llamado a la conversión? Por supuesto que en primer lugar para nosotros, los miembros de la Iglesia, para nosotros que nos llamamos cristianos, porque como dice Juan Pablo II: 'La Iglesia no puede cruzar el umbral del nuevo milenio sin animar a sus hijos a purificarse, en el arrepentimiento de errores, infidelidades, incoherencias y lentitudes'.

"La Iglesia actual no debe pretender erigirse en juez del pasado, ni encerrarse de manera pesimista en sus propios pecados, pero sí atender el llamado a la conversión y el arrepentimiento", subrayó.

"ƑPor quién doblan las campanas? ƑPara quién es el llamado a la conversión? Para todos y cada uno de nosotros", respondió.

Más tarde, el prelado decepcionó a los reporteros que aguardaban ansiosos el final de la homilía para preguntarle por cuáles pecados debe pedir perdón la Iglesia mexicana. "Por todos los que hemos cometido en el presente y en el pasado. Y hasta los cometidos por los reporteros, la Iglesia los asume y por eso dice: 'Yo confieso'. La Iglesia católica forma parte de la Iglesia universal. Nadie me ha constituido como juez de la Iglesia mexicana. No puedo estar acusando a la Iglesia."

En breve charla con los reporteros, que insistían en pedirle una lista de los pecados de la Iglesia mexicana, Carrera negó que en ella se encuentre el haber guardado silencio por los problemas que ha atravesado la nación. "En su momento, siempre hemos dicho cómo vemos al país".

Rechazó "pedir perdón" por los crímenes ocurridos en la Guerra Cristera. "Al contrario, nos gloriamos de todos nuestros mártires y los vamos a invocar; no nos arrepentimos de su martirio". (José Juan de Avila)