LUNES 13 DE MARZO DE 2000
Ť Escepticismo ante la búsqueda de documentos
Pacto de silencio encubre el terrorismo de la dictadura
Ť Grupo de inteligencia en Argentina destruyó archivos
Ť Existen papeles que probarían el robo de recién nacidos
Stella Calloni, corresponsal, Buenos Aires, 12 de marzo Ť Aunque algunos documentos sobre el terrorismo de Estado durante la última dictadura militar argentina (1976-83) aparecieron en un instituto militar, después de una orden de búsqueda girada por el jefe del ejército, general Ricardo Brinzoni, trascendió que otra gran cantidad de papeles habrían sido destruidos en la sede de la Agrupación de Apoyo de Inteligencia.
Brinzoni, conjuntamente con el ministro de Defensa Ricardo López Murphy, habían ordenado esa búsqueda como parte de la investigación sobre la Operación Cóndor, la coordinación represiva entre las dictaduras que gobernaron el Cono Sur en la década de los años 70. El pasado10 de marzo, se conoció que una cantidad de documentos encontrados en el Instituto Geográfico Militar fueron enviados al juez federal Claudio Bonadío, que lleva este caso. Pero ya por medio de diversas entidades humanitarias se había logrado reunir documentos, entre ellos el llamado Plan del ejército, operaciones contra elementos subversivos, de febrero de 1976.
En algunos de los puntos de este plan se puede leer que se consideraba "oponentes" activos o potenciales a organizaciones "político-militares, políticas y colaterales, gremiales, estudiantiles, religiosas, personas vinculadas". Asimismo, se menciona que cuando las "Fuerzas Armadas están en operaciones contra esos delincuentes no pueden interrumpir el combate ni aceptar rendiciones". También se ordena que el accionar de los equipos especiales, debía ser registrado "en documentos secretos".
Sobre el caso de la investigación en torno a la sustracción de niños nacidos de madres en cautiverio durante la dictadura, y su apropación, existe otro documento que lograron obtener los organismos humanitarios, como el Instructivo "para operaciones de seguridad", que habla sobre la separación de hombres de mujeres y niños.
En cuanto a la destrucción de documentos, que se investiga ahora, una fuente militar declaró al diario Clarín que se habían triturado "manuales sobre métodos antisubversivos y algunas carpetas con seguimientos subversivos de los años setenta". Sobre los papeles encontrados recientemente, dijeron que se trataba sólo de "borradores personales, revistas y diarios viejos".
Pese a la orden de búsqueda de la justicia y del propio jefe del ejército, hay escepticismo en muchos sectores, ya que los pactos de silencio siguen encubriendo a los responsables de la dictadura más cruenta que ha tenido el país en el transcurso de su historia.
El periodista y escritor Horacio Verbitsky sostiene que si los militares tuvieran verdaderamente la intención de buscar documentación, deberían entregar al juez Adolfo Bagnasco, que investiga el robo de los niños recién nacidos, las claves informáticas que permitieran leer la documentación que el magistrado encontró en enero de 1999 en un local de la jefatura de inteligencia del ejército, en rollos magnéticos con un sistema tecnológico ya abandonado por el arma. Añade que él mismo presentó una denuncia identificando la dependencia del ejército donde habría información relevante e incluso planos manuscritos sobre algunos de los entre 10 mil y 30 mil desaparecidos, y niños nacidos en cautiverio.
La Policía Federal, que debía realizar el peritaje, nunca lo pudo hacer porque el ejército no proporcionó las claves necesarias, incidente que al igual que otros similares pone de manifiesto los obstáculos de los militares para impedir que se descubran algunos hilos que llevan hacia la madeja del horror.