LUNES 13 DE MARZO DE 2000
Ť Pide perdón por los pecados cometidos, pero sin mencionar etapas específicas
Mea culpa católico; no es una condena al pasado, aclara el Papa
Ť Misa especial en la Basílica de San Pedro; dividen las faltas de la Iglesia católica en siete temas
Afp, Ap y Dpa, Ciudad del Vaticano, 12 de marzo Ť En una acción sin precedente, Juan Pablo II pidió este domingo perdón por los pecados cometidos por los miembros de la Iglesia católica a lo largo de sus 2 mil años de historia, aunque nunca mencionó etapas históricas específicas como el Holocausto, las Cruzadas o la Inquisición.
El Papa no habló de la responsabilidad de la Iglesia católica como institución, sino de la culpa de los cristianos y cristianas, y señaló que no se trató de formular "ninguna condena" sobre los católicos del pasado. A principios de esta semana, el presidente del Comité Vaticano por el Jubileo Año 2000, el cardenal Roger Etchegaray, ya había advertido no se trataría de una "autoflagelación espectacular".
En una misa especial en la Basílica de San Pedro, cinco cardenales y dos obispos leyeron las faltas cometidas por la Iglesia, divididas en siete grandes temas, comenzando por una confesión de los pecados en general, que forman parte del documento La Iglesia y las culpas del pasado, hacer memoria para reconciliarse.
El Papa respondió pidiendo el perdón a Dios por cada una de las faltas: las cometidas al servicio de la verdad, aquellas que rompieron la unidad de los cristianos, las cometidas contra los judíos, por comportamientos contrarios al amor, a la paz, los derechos de los pueblos y al respeto de las culturas y las religiones.
Además de los pecados que han herido la dignidad de la mujer y la unidad del género humano; y contra "los que tienen hambre, los sedientos, los desnudos y los que no pueden defenderse, sobre todo en las primeras etapas de su existencia".
Por cada falta, los responsables católicos encendieron una vela frente a un crucifijo del siglo XVI que Juan Pablo II, encorvado aunque en buen estado de salud, besó como símbolo de penitencia y veneración.
En el primer punto del histórico mea culpa que se refiere a la confesión de los pecados en general, un representante de la Curia Romana pidió orar para que "considerando con humildad las culpas del pasado en una auténtica 'purificación de la memoria' nos comprendamos en un camino de verdadera conversión".
Aquí, el Papa pidió a Dios: "Perdona nuestras culpas y concédenos ser entre los hombres auténticos testigos tuyos".
A continuación el cardenal alemán Joseph Ratzinger, responsable de la Congregación para la Doctrina de la Fe, pidió a Karol Wojtyla y a los 10 mil religiosos y peregrinos que confesaran "las faltas cometidas contra la verdad", y las cometidas mediante "métodos no evangélicos", en alusión a la Inquisición o las Cruzadas. Al respecto, declaró que "en algunas épocas de la historia los cristianos a veces han transgredido con métodos de intolerancia y no han seguido el mandamiento del amor, desfigurando el rostro de la Iglesia ... acepta (Dios) nuestro propósito de buscar y promover la verdad... conscientes de que la verdad sólo se impone con la fuerza de la verdad misma".
El cardenal francés Roger Etchegaray, por su parte, confesó las faltas que rompieron la unidad cristiana y pidió "allanar la ruta hacia la reconciliación". En respuesta el Sumo Pontífice ofreció disculpas por los enfrentamientos entre cristianos que provocaron la división mediante excomuniones y "combatieron los unos contra los otros", e invocó la reconciliación entre ellos. Este tema refirió al cisma de 1054 cuando el obispo de Roma y el de Constantinopla se excomulgaron recíprocamente.
El silencio de Pío XII
Uno de los puntos que causó más expectativa fue el de la actuación de la Iglesia católica frente a los judíos, pero contrario a lo que se esperaba, Juan Pablo II no se refirió explícitamente al Holocausto y a la actuación de Pío XII, a quien la comunidad judía responsabiliza de no hacer suficiente para salvar a un mayor número de judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
Al respecto, el cardenal australiano Edward Cassidy, presidente del consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, oró para que "recordando los padecimientos sufridos por el pueblo de Israel en la historia, los cristianos sepan reconocer los pecados cometidos por muchos de ellos contra el pueblo de la alianza".
Juan Pablo II respondió entonces: "Dios de nuestros padres, tú has elegido a Abraham y a su descendencia para que tu nombre fuera dado a conocer a las naciones... nos duele profundamente el comportamiento de cuántos, en el curso de la historia, han hecho sufrir a tus hijos y, a la vez que te pedimos perdón, queremos comprometernos en una auténtica fraternidad con el pueblo de la Alianza".
En cuanto a las faltas cometidas por comportamientos contrarios al amor, a la paz, a los derechos de los pueblos, al respeto de las culturas y las religiones, el Papa reconoció que los cristianos han faltado al Evangelio y "han violado los derechos de las etnias y de los pueblos, despreciando sus culturas y sus tradiciones religiosas", en referencia a la colonización y las primeras misiones católicas.
Asimismo, reconoció que los cristianos no han reconocido la diversidad del género humano y "se han hecho culpables de actitudes de marginación y exclusión, permitiendo las discriminaciones" por causas de género, diversidad de raza o etnia. Pero no hubo referencias a los homosexuales.
Por último, Juan Pablo II pidió perdón porque los cristianos no han reconocido a Dios "entre los pobres, en quien tiene sed, en quien está desnudo, en quien es seguido, en quien ni tiene posibilidad de defenderse, especialmente en las primeras etapas de su existencia", y también por "todos los que han cometido injusticias confiando en la riqueza y el poder, y despreciando a los pequeños".
El Papa se refirió además a los pecados cometidos contra los católicos, a la actitud de los cristianos sobre el aborto, el maltrato a los niños y a "los que abusan de la promesa de la biotecnología".
Al finalizar, pidió a Dios "el perdón de los pecados a nuestros padres, a nuestros hermanos y a nosotros tus siervos... volvemos a ti arrepentidos de todo corazón".