DOMINGO 12 DE MARZO DE 2000
Ť Aboga el nuevo gobernante por justicia ante el golpe de Estado de 1973
Demandas de juicio a Pinochet al asumir Lagos la presidencia
Ť Es el segundo mandatario socialista en el país Ť La muerte de Allende, la peor tragedia política, dijo
Enrique Gutiérrez, corresponsal, y agencias, Valparaíso, 11 de marzo Ť Al grito de "juicio a Pinochet" asumió hoy la presidencia de Chile el socialista Ricardo Lagos, al recibir la banda tricolor del saliente mandatario Eduardo Frei, ante la asistencia de delegados de más de 60 países.
Por la noche el nuevo gobernante abogaría por justicia ante los sucesos del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. Lagos se convirtió en el segundo presidente socialista en la historia del país y el tercero de la coalición Concertación por la Democracia tras la era de la dictadura militar.
La breve ceremonia se efectuó en el Congreso de Valparaíso, en un acto al que no asistió Augusto Pinochet, pero sí los comandantes de las tres ramas de las fuerzas armadas y de carabineros, y entre ellos estaba el comandante en jefe del ejército, general Ricardo Izurieta, quien la víspera prometió apoyo a Pinochet.
Tras la asunción para un periodo de seis años, Lagos tomó juramento a los 16 ministros de su primer gabinete, considerado por él mismo como "equilibrado"; destaca el ex canciller José Miguel Insulza, quien ocupará la cartera del Interior.
Durante la asunción unos 200 manifestantes de izquierda se mantuvieron en las afueras del Congreso, donde exigieron juicio y castigo para el ex dictador. "Desafuero ahora", "juicio y castigo" o "las víctimas del golpe militar siguen esperando justicia", fueron algunas de las consignas de los manifestantes.
Al término de la ceremonia, Lagos se retiró del Parlamento en un automóvil descubierto para ofrecer un almuerzo a las delegaciones extranjeras en el palacio presiden- cial de Cerro Castillo, en el vecino balneario de Viña del Mar, y de allí se trasladó por la tarde a la ciudad de Concepción.
Pero poco antes de que emprendiera el viaje a Concepción, Lagos había señalado que su primer pensamiento al llegar al palacio de gobierno sería hacia sus ex compañeros de la izquierdista coalición Unidad Popular, caídos durante el golpe militar pinochetista contra Salvador Allende.
Fue en la Universidad de Concepción donde Lagos comenzó sus primeras actividades como presidente: reivindicó la integración de las minorías indígenas y las regiones del país en un discurso, y fue allí donde nuevamente fue recibido con aplausos de jóvenes y gritos de "juicio a Pinochet, juicio a Pinochet".
"Santiago no es Chile, sino sólo la sede de gobierno", apuntó, e indicó que su objetivo es ampliar el país con puentes, caminos y la participación de todos, y que Chile se enriquece con las etnias originarias, pues su población mapuche es de un millón y medio de personas junto con otros grupos menores como aymarás y pascuenses.
Prometió combatir la pobreza, pues "están vigentes la indignación y el repudio a los actos de injusticia. Siempre la pobreza y la miseria serán males que es preciso erradicar", por lo que dijo que "buscamos reivindicar y elevar la dignidad humana" y que sesionará con los gobernadores cada mes y trabajará con las 13 regiones del país.
Un portavoz del nuevo gobierno subrayó que las prioridades de la política exterior de Lagos serán el Mercosur y América Latina, ya que el mundo global no permite ser tan localista, por lo que se considerará además a Estados Unidos, Europa y Asia.
Ocho horas después de la asunción, el cuadragésimo sexto presidente en los 190 años de historia republicana chilena llegó al palacio de La Moneda, en Santiago, y tras descender de un avión de la fuerza aérea que lo llevó de regreso a la capital del país, miles de manifestantes lo vitorearon en las calles al paso de su coche.
"Allende presente... Lagos presidente", fue uno de los gritos de la gente a su llegada a Santiago. Y volvió a repetirse la consigna a coro de los manifestantes de "juicio a Pinochet, juicio a Pinochet", ya frente al palacio colonial, restaurado y sin las huellas del bombardeo aéreo y del ataque de la artillería de los golpistas.
En La Moneda, Lagos aseveró que será el presidente de todos los chilenos, sin componendas y con transparencia, pensando en los temas pendientes de la transición y la necesidad de hacer justicia ante los sucesos del golpe de Estado de 1973, y calificó la muerte de Salvador Allende como la peor "tragedia política" de Chile en este siglo.
Si Lagos, de 62 años, asumió con lágrimas en los ojos, antes Eduardo Frei se había despedido en La Moneda con otro asomo de lágrimas, pero señalando que se iba con la frente en alto y muy contento por Chile. Frei también recibió aplausos y dijo que le hubiera gustado seguir trabajando por su país en muchos temas.
En Viña del Mar, Lagos recibió los saludos de sus pares de Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Honduras, Paraguay y Uruguay, a la cabeza de muchos otros dignatarios extranjeros de más de 60 naciones que acudieron como invitados.
Gobernantes y ex mandatarios latinoamericanos expresaron su confianza plena en que el nuevo presidente chileno sabrá llevar a cabo una buena gestión para los próximos seis años, y buscarán trabajar juntos y en hermandad de pueblos en materia de cooperación, firma de tratados y explorar otros mercados y posibilidades en los diversos ramos de las relaciones.