DOMINGO 12 DE MARZO DE 2000

Ť La puesta de Daniele Finzi, en el teatro Lídice


Icaro, elegía para quienes viven en la desesperanza

Ť El director suizo propone con su trabajo ''un masaje al alma''

Carlos Paul Ť El dulce y patético anhelo de resistir a la enfermedad, al dolor o a la muerte es puesto en escena de una manera conmovedora y divertida en Icaro, elegía de la posibilidad de transformar el destino mediante la imaginación.

Escrita y dirigida por Daniele Finzi Pasca, la obra es un lúdico viaje en el que los sueños florecen, no para escapar de la realidad, sino para profundizar en ella y descubrir las distintas opciones que ofrece para vivirla.

Finzi es director del Teatro Sunil de Lugano, Suiza. Por su trayectoria, ha sido invitado por la agrupación canadiense Carbono 14 para dirigir en coproducción, en noviembre próximo, una puesta en escena en Montreal.

La muerte sigue siendo un tabú, opina el creador escénico. ''Abordarla siempre es entrar en un terreno desconocido. Muy pocas personas recuerdan que tarde o temprano tenemos que estar cerca de ella". Icaro, añade, fue concebido hace casi 10 años para un solo espectador, ''como un viaje de iniciación en compañía de un desconocido encontrado por casualidad''.

En aquel entonces, ese desconocido era Sunil, un joven que falleció en un hospital de Calcuta, donde Finzi Pasca trabajó; ahí dio forma al concepto ''teatro de la caricia'', al tiempo que creó un laboratorio de investigación para acercarse al mundo del clown, el cual, al abordar cualquier tema, ''lo hace de una manera tragicómica, con un lenguaje que al drama lo hace más dramático hasta el punto de hacerlo casi ridículo. Por eso los clowns -destaca Finzi- se pueden reír de la muerte, los dioses o del poder''.

No hay que confundir un clown con un payaso, puntualiza Daniele. ''Los payasos se ponen una máscara, un clown es un hombre que se pone un velo, como el guerrero que antes de una batalla se pinta para esconder un poco su alma y ser más fuerte''.

icaro En un mundo donde todo está puesto en su lugar, "tenemos la fantástica opción de poder transgredirlo".

Ahí, donde prevalece un aparente equilibro, explica, "existe una enorme necesidad de manchas, que son como pequeñas transgresiones en ese mundo. Y lo que hay que saber es qué tipo de mancha cada uno de nosotros quiere ser: de agua, de aceite o de sangre. Cada clown lo puedes reconocer por el tipo de mancha que es. Y en mi caso lo definiría de la siguiente manera: imagínate un pasillo, una calle, en el piso ves unas gotitas rojas, parece sangre. Empiezas a seguir las huellas de esas gotitas hasta llegar donde la calle da vuelta. Yo estoy atrás, pero no me ves".

En 1983, luego de trabajar para la televisión italiana, Finzi se fue a la India como voluntario con la madre Teresa de Calcuta. A su regreso funda Sunil's Clown que se convierte en Teatro Sunil en 1984, donde toma forma el ''teatro de la caricia''. En 1989, luego de un breve encarcelamiento por rehusarse a hacer el servicio militar, termina su trilogía dedicada a la fuga: Diálogo con sueño, Arianna e Icaro.

El manifiesto del ''teatro de la caricia'' es una reflexión sobre el trabajo del actor y de las posibilidades de estar tan cerca del espectador, ''que puedes sentir su respiración, abrazarlo y acariciarlo. Lo que proponemos -destaca- es un masaje para el alma''.

Icaro ha viajado por distintos países de Europa y Latinoámerica. Se ha presentado en Festivales como el Clown, en Milano; la Expo, de Sevilla; el Festival de Londrinas, en Brasil, y la Muestra Internacional de Uruguay, entre otros.

Desde su fundación, más de 70 jóvenes actores de diferentes países han colaborado con el Teatro Sunil. Este año cumple 18 de instituido, y ahora está integrado por un núcleo estable de seis creadores, a los que se les agregan 10 actores que colaboran con ellos para trabajar en proyectos específicos.

Sobre el proyecto con Carbono 14, Finzi Pasca comenta que ya iniciaron los ensayos de Los ex, nombre de este trabajo, que se desarrollará en Suiza y después se llevará a Montreal, Canadá, donde se estrenará a mediados de noviembre.

ƑDe qué habla? De un lugar, sobre todo, en el que podemos mantener un diálogo íntimo y silencioso con todas las cosas y personas que han vivido cerca de nosotros.

''Quien conoce o vive junto a un río, un lago o el mar, sabe bien a qué me refiero cuando hablo de un muelle. Las personas que viven cerca del agua, cuando están un poco tristes o amargadas con la vida, o simplemente un poco flamencas, se van a pasear al muelle. Ahí se encuentran esa sensación extraña de estar entre el mar y el cielo, como si uno fuera una pequeña isla. Ahí los novios chiquitos van a darse los primeros besos. Ahí se recuerdan y se reúnen todos los ex amores, las ex tristezas, las ex historias".

Respecto de Icaro, cuya última escenificación en esta ciudad fue hace más de tres años, es un espectáculo que ofrece mucha esperanza, el cual, añade el dramaturgo, escribí para ser representado en un cuarto de hospital o en un departamento. Ahí el clown es ''el ángel que ha perdido la inmortalidad; el hombre patético preso de los pequeños sucesos que conforman lo cotidiano, el astuto-tonto que se plantea grandes preguntas y a quien se le encarga la tarea de trazar la historia de aquellos que, en cierto modo, viven en la desesperanza''. En la historia, el azar reúne a dos personas en un cuarto de hospital. Uno de ellos lleva mucho tiempo internado, el otro acaba de llegar. Los dos, en una noche, un poco extraña, un poco loca, inventan distintas formas de escaparse. Conforme pasa el tiempo se van descubriendo los dramas y los sueños que hay detrás de cada uno.

(Icaro, de Daniele Finzi Pasca, se escenifica los sábados (18:00 y 20:30 horas) y los domingos (17:30 y 20:00 horas), en el teatro Lídice. Periférico Sur 3400, Independencia).