DOMINGO 12 DE MARZO DE 2000

Ť Deben encontrar nuevos lenguajes, recomienda Ignacio Padilla


Los escritores de AL ya no pueden preservar cadáveres

Ť El premio Primavera de Novela llama a aprovechar la apertura de las editoriales

Ť Comenzó una nueva etapa en las letras mexicanas, afirma el autor de Amphitryon

Miryam Audiffred Ť Según Ignacio Padilla, los escritores latinoamericanos ya no pueden seguir alimentándose de "cadáveres". ''El surrealismo mágico y la literatura de la onda ya dieron lo que tenían que dar -asegura-. Ahora lo que nos queda es encontrar nuevos lenguajes y aprovechar la apertura que se ha generado en las grandes editoriales de México y Europa''.

No hay marcha atrás. El ganador del cuarto Premio Primavera de Novela -convocado por Espasa Calpe, del grupo editorial Planeta- por su obra Amphitryon, está seguro de que las letras mexicanas han iniciado una nueva etapa que gira en torno a lo que él y la "generación del crack" llaman "realismo sucio".

Muy lejos de las historias llenas de personajes fantásticos y escenarios difíciles de ubicar, la novela de Padilla es -en palabras del autor- ''una reflexión sobre el siglo XX'', una trama que recrea el universo de los impostores.

Realizada en homenaje a las literaturas de Rusia y Austria, Amphitryon muestra la particular metáfora de Padilla sobre el siglo que termina. En sus cuatro partes y a lo largo de más de 200 páginas, la novela retoma el nazismo y la pérdida de identidad que caracterizaron a las guerras mundiales y que "irónicamente" han vuelto a surgir en la figura de Joerg Haider y el avance de la globalización.

padilla-jpg ''Me parece que por su historia repetitiva, el siglo XX nos ha enseñado que tenemos la memoria muy flaca''.

Galardonado antes con los premios Juan Rulfo de Primera Novela -La catedral de los ahogados- y el de Literatura infantil -gracias a Las tormentas del mar embotellado-, el también autor de los cuentos Subterráneo, Los papeles del dragón típico y Pandemonium confiesa que la obra ganadora es su primer trabajo en el que le fue posible estrechar la realidad.

De hecho, el realismo de este trabajo motivó a uno de los miembros del jurado -Mateo Díez- a señalar que Amphitryon ''es una reflexión sobre el problema de las identidades, de la muerte, de la desaparición y el juego. Está dotada de una estructura nada convencional''.

En cuanto a la opinión de su colega y amigo, Jorge Volpi, Padilla es el "mejor estilista de la generación". "Amphitryon da fe del prodigio del lenguaje".

Tan sombrío como su seudónimo

Seleccionada por los escritores Francisco Nieva, Luis Mateo Díez y Antonio Soler, y por el crítico Angel Basanta de entre 460 novelas enviadas, Amphitryon -texto escrito con el seudónimo de Igor y con el lema "Salvo una sombra"- se inicia a bordo de un tren que se dirige al frente de los Balcanes, durante la Primera Guerra Mundial.

El soldado Tadeus Dreyer gana una partida de ajedrez a Víktor Dretzchmar, quien se dispone a incorporarse a un puesto de guardagujas en Salzburgo. El premio para quien resulte ganador es cambiar de nombre e identidades.

Uno de sus puntos centrales es la cacería del criminal Adolf Eichmann, dirigente nazi alemán que se encargó de organizar el exterminio de judíos durante la Segunda Guerra Mundial y fue ejecutado en Israel.

Como es fácil imaginar, el ambiente imperante en la obra no es alentador. Es más, podría decirse que cada renglón es tan sombrío como las décadas del siglo que se va y tan oscuro como los primeros meses de la nueva etapa histórica que comienza y que, en voz de Padilla (ciudad de México, 1968), "empieza con apasionamientos aterradores" y con entusiasmos anónimos que permiten suponer el surgimiento de grandes males colectivos.

Si para algunos críticos esta obra rompe la mala racha que han tenido las letras mexicanas en torno al Premio Primavera de Novela, para los miembros de la "generación del crack" el galardón demuestra que los lectores ya quieren enfrentarse a algo más que a las obras de Isabel Allende y Laura Esquivel. El éxito en Europa de En busca de Klingsor, de Jorge Volpi, es otro signo claro de diversidad que exigen los lectores de hoy en día.

ƑAcaso está surgiendo una nueva narrativa mexicana? Para Jorge Volpi, Pedro Antonio Palou e Ignacio Padilla asegurar eso es demasiado ambicioso, no obstante algunos medios señalen, sin empacho, que estos jóvenes -miembros de "la generación del crack", junto con Eloy Urroz y Ricardo Chávez Castañeda- están impulsando una nueva forma de hacer literatura.

Reunidos en el Sanborn's de la glorieta del Riviera, estos escritores y amigos recuerdan que cinco años atrás la crítica los miró con desconfianza. ''Nos descalificaron sin haber leído nuestro trabajo -coinciden-. Seguramente pensaron que actuaríamos como un grupo político, pues esa parecía ser la tradición de los intelectuales y escritores del país".

Pero no fue así. La "generación del crack" ha demostrado que escribir es el único placer que comparten y que entre sus grandes coincidencias están sus preocupaciones por los temas apocalípticos y milenaristas.

"Nunca buscamos el hilo negro. Ni siquiera lo nombramos", dicen. ''Con nuestras obras hemos demostrado que la única patria que tenemos es la literatura".