SABADO 11 DE MARZO DE 2000

Ť Cada año, 50 mil personas podrían brindar partes de su cuerpo para trasplantes


La falta de infraestructura frena la donación de órganos

Angeles Cruz Ť El problema de la donación de órganos en México es que no existe la infraestructura necesaria y por eso aunque en los hospitales cada año hay unas 50 mil oportunidades de aprovechar partes del cuerpo humano no es posible obtener ni siquiera 5 por ciento de ellas, afirmó Armando Soberanes, presidente de la Fundación Mexicana de Donación y Trasplante de Organos y Tejidos.

Afirmó que con un sistema adecuado de información, personal capacitado y adscrito específicamente a una coordinación de donación en cada uno de los hospitales de traumatología del país, sería posible incrementar sustancialmente la existencia de órganos de los pacientes que sufren traumatismo cráneo encefálico y, por lo tanto, muerte cerebral. Es mentira, entonces, que no haya quien pueda brindar partes de su cuerpo, lo que falta es la infraestructura, subrayó.

En entrevista, el especialista señaló que la propuesta de la Secretaría de Salud (Ssa) sobre el consentimiento presunto (equivalente a que a su muerte, todos los mexicanos brinden parte de su cuerpo salvo manifestación expresa de lo contrario) está fuera de tiempo, porque antes se deben resolver todas las deficiencias y en principio, agotar la fuente de donación que ofrecen las muertes cerebrales que se registran en los nosocomios.

El consentimiento presunto es un concepto que surgió y se aplica en países desarrollados como Francia, Austria, Bélgica y Singapur. En todos ellos ya se contaba con una amplia infraestructura y el índice de donación era de más de 60 por ciento, pero se propusieron conseguir el 40 por ciento restante de la gente que no donaba sus órganos. La diferencia con México es tremenda, porque aquí las limitaciones son grandes, pues "ni siquiera tenemos una línea telefónica de donación 24 horas", dijo Soberanes.

Al referirse al caso de España, el médico especialista en trasplantes explicó que en realidad no se aplica el consentimiento presunto, pues cuando un individuo fallecido no aparece en las listas de personas que decidieron brindar parte de su cuerpo al morir, se le pregunta a la familia y su decisión es respetada. Esa nación ocupa el primer lugar mundial en donación y trasplante de órganos por la gran cantidad de coordinadores que están distribuidos por todo el país, el programa se sustentó desde las bases y después se impulsó la cultura de ayudar al próximo en ese sentido.

Enterado de que el presidente del Consejo Nacional de Trasplantes, Javier Castellanos Coutiño, aclaró que no se obligará a los mexicanos a donar sus órganos, que no se hará nada que agreda la sensibilidad de la sociedad, Soberanes concluyó que entonces todo seguirá como hasta ahora, pues se continuará requiriendo la autorización de la familia para la obtención de los órganos y tejidos.

De acuerdo con encuestas aplicadas por la Fundación Mexicana de Donación y Trasplante de Organos y Tejidos, seis de cada 10 familias aceptarían donar los órganos del paciente con muerte cerebral, siempre que sean entrevistadas en el momento y de la forma adecuada por un profesional. Ese porcentaje es similar al que actualmente se registra en los países europeos, destacó.

"Pero de nada serviría que ahorita lo hiciéramos", dijo Soberanes, "porque no se cuenta con los médicos especialistas en el manejo de órganos, no hay equipo de preservación de los mismos, se desconoce el proceso a seguir y tampoco se tiene en la mayoría de los casos la colaboración del Ministerio Público para facilitar el trámite legal".

Entre las primeras 10 causas de muerte en el país se encuentra el traumatismo cráneo encefálico, es decir, unas 50 mil personas. Esos son los pacientes que debemos buscar para la donación, "si no atendemos a los que tenemos para qué queremos más", puntualizó Soberanes. Enseguida explicó que hay dos tipos de donadores: el vivo y el cadáver. El primero debería emplearse sólo en caso de emergencia, pero en México es más bien rutinario, mientras que el segundo tiene dos vertientes: el muerto por paro cardiaco, del que sólo se pueden obtener huesos y tejidos, y el paciente con muerte cerebral, que es el mejor.

Reconocido a nivel nacional e internacional por su trabajo de trasplantes, Soberanes consideró que México debería copiar de los países desarrollados el sistema de donación de órganos sustentado en forma conjunta por el gobierno y la iniciativa privada, con el fin de garantizar su permanencia y sus recursos económicos. Ningún gobierno ha podido sostener por sí mismo el programa de trasplantes, abundó.

Lo cierto, dijo, es que éste es un problema grave de salud pública en México, porque efectivamente, unas 100 mil personas requieren de una cirugía de este tipo y una gran cantidad de muertes podrían evitarse con trasplantes de corazón, hígado, riñón o pulmón.

Cuestionado respecto a la posibilidad de que se fomente el comercio de órganos y tejidos con una ley promotora del consentimiento presunto, Armando Soberanes afirmó que hay más posibilidades que algo así ocurra cuando no hay donación de órganos.

Nadie podría asegurar que actualmente no hay dinero de por medio en los trasplantes, pues aunque la legislación permite la utilización de un órgano de donador vivo relacionado, prohíbe la remuneración económica. ƑPero quién me asegura que no hubo tal pago, aunque me entreguen una constancia notarial?, se preguntó el especialista.

Por otra parte, médicamente es muy difícil que alguien le compre o le robe a otros sus órganos, porque antes de trasplantarse se deben realizar diversos exámenes y estudios para asegurar la compatibilidad y conveniencia de la operación, explicó.

De ahí la importancia de fomentar la cultura de la donación, de informar a la sociedad y sobre todo de tomar en cuenta el respeto que en México se tiene a la muerte, indicó.