BALANCE INTERNACIONAL Ť Gerardo Fujii
La balanza de pagos en 1999
A comienzos de la presente semana, el Banco de México emitió un boletín de prensa en el que expone el comportamiento del balance de pagos del país durante el año pasado. En primer término, el banco destaca el hecho que, en 1999, el déficit en cuenta corriente se redujo, tanto en términos absolutos como con respecto al producto, con relación al año 1998. Si este último año el déficit fue de 15.7 mil millones de dólares, equivalente a 3.7 por ciento del producto, el año pasado estos datos ascendieron a 14 mil millones y a 2.9 por ciento, respectivamente.
Es conveniente poner estos antecedentes en el contexto de la dinámica de la economía. Si en 1998 el producto creció en 4.8 por ciento, en 1999 la expansión redujo su ritmo a 3.7 por ciento. Dado que una mayor velocidad en el crecimiento de la economía demanda más importaciones, es natural que si ésta se reduce, las importaciones crezcan más lentamente, lo que contribuye a reducir el desequilibrio externo. Por lo tanto, parte de la explicación del menor déficit en el balance en cuenta corriente en 1999 se encuentra en el descenso en el crecimiento de la economía, lo que de ninguna manera es un hecho positivo.
Dividiendo la economía entre los sectores generadores netos de divisas, o sea, los que muestran superávits en sus transacciones con el exterior, y los demandantes netos de divisas, que registran déficit, se advierte lo siguiente: no obstante el elevadísimo crecimiento de las exportaciones que el país ha venido registrando durante los últimos años, al balance comercial del país mostró un déficit de 5.4 mil millones de dólares, dado que exportaciones más elevadas están requiriendo de importaciones crecientes. El sector decisivo en la generación de este saldo comercial negativo lo constituye la industria manufacturera no maquiladora. En segundo término, el país registra un enorme déficit en la partida de servicios factoriales, que se refiere a los pagos por intereses de la deuda externa y por remesas de utilidades. El año pasado, el saldo negativo en este rubro fue de 13.3 mil millones de dólares, de los cuales 8.8 mil millones correspondieron al déficit en la partida de intereses. Tercero: también la cuenta de servicios no factoriales, que incluye turismo, fletes y seguros fue deficitaria para el país en 1.6 mil millones, el que se descompone por un superávit en turismo en 3 mil millones, compensado por el déficit de 4.7 mil millones en los restantes servicios.
Las transacciones externas que son generadoras netas de divisas para el país son, además del turismo, las exportaciones de petróleo, el comercio exterior de la industria maquiladora y las transferencias con el exterior, que se refieren, fundamentalmente, a las remesas que los emigrantes mexicanos envían a sus familias. Con respecto a lo primero, parte muy importante de la reducción del desequilibrio externo registrada el año pasado se explica por el aumento en el precio del petróleo, lo que determinó que el valor de las exportaciones de este producto creciera, con respecto a 1998, en 39 por ciento. Por su parte, la industria maquiladora está adquiriendo una creciente importancia para financiar el déficit generado por otras transacciones, pero su superávit es considerablemente menor que el déficit comercial manufacturero no maquilador. Por último, destaca la gran relevancia que tienen las remesas de migrantes, las que el año pasado ascendieron a 5.9 mil millones de dólares, magnitud que es cercana al superávit comercial en petróleo y en la industria maquiladora.
Estos antecedentes muestran que, no obstante la transformación del país en un gran exportador manufacturo, la generación neta de divisas descansa en la exportación de recursos naturales (petróleo) y de fuerza de trabajo, la que es exportada en forma directa, a través de la emigración, o por vía indirecta, por la industria maquiladora.