VIERNES 10 DE MARZO DE 2000
* Bazhaiev y Borovik habían recibido amenazas; investigan el accidente aéreo
Sospechosa muerte de dos magnates rusos en Moscú
Juan Pablo Duch, corresponsal, Moscú, 9 de marzo * El presidente del consorcio Grupo Alianza, Zia Bazhaiev, uno de los empresarios más poderosos de Rusia, y el periodista Artiom Borovik, dueño del holding de medios Sovershenno Sekretno, murieron este jueves al desplomarse el avión en que se disponían a viajar a Kiev, la capital de Ucrania.
A un minuto de haber despegado, a 50 metros de altura, el Yak-40 adaptado como jet particular de Bazhaiev cayó sobre la pista del aeropuerto capitalino Sheremetievo-I. Dos asistentes de Borovik y los cinco miembros de la tripulación perecieron en el accidente.
Las autoridades no han terminado de estudiar las cajas negras del avión ni dado un dictamen sobre la causa del accidente, pero ha trascendido que tanto Bazhaiev como Borovik fueron objeto de amenazas de muerte, aunque por razones distintas.
Un portavoz del Servicio Federal de Seguridad confirmó que Bazhaiev recibió amenazas por parte de los rebeldes chechenos, por haberse negado a proporcionarles dinero para adquirir armas.
Mientras, hoy mandos castrenses afirmaron haber arrebatado a rebeldes chechenos el control de los últimos bastiones que aún conservaban los guerrilleros en los valles de Argun y la aldea de Komsomolskoye.
Sin embargo, periodistas en el lugar dijeron que los combates en la zona continuaban con la misma intensidad que en días pasados, y desmintieron versiones rusas que aseguraban que las tropas ya habían comenzado "operaciones de limpieza".
Por su parte, Guenrij Borovik, famoso periodista en tiempos del poder soviético y con estrechos vínculos en el antiguo espionaje ruso (KGB), comentó que su hijo también había sido amenazado de muerte.
Bazhaiev era para algunos cercano al Kremlin, y por su origen checheno figuraba en la terna de más viables candidatos a encabezar el futuro gobierno pro ruso de Chechenia, que tarde o temprano instaurará Moscú al término de la guerra, y también se le mencionaba como próximo ministro de Energéticos y Combustibles.
Para otros, Bazhaiev tenía proyectos que contravenían los intereses rusos: en Kiev se disponía a cerrar el trato de una inversión de 60 millones de dólares para revitalizar la refinería de Jerson, de su propiedad, considerada por el gobierno ucraniano como prioritaria para procesar el crudo de Kazajstán y reducir así su dependencia energética respecto de Rusia.
Bazhaiev también tenía muchos enemigos recalcitrantes entre sus pares, los llamados "oligarcas", a partir de que fundó el consorcio Grupo Alianza, por la expansión de sus negocios a otras áreas estratégicas como la industria del aluminio.
En este último terreno sus intereses chocaron frontalmente con los de los magnates Boris Berezovski y Roman Abramovich, del antiguo primer círculo de Boris Yeltsin, que se dice adquirieron a través de prestanombres parte del paquete accionario de las empresas de Anatoli Bykov.
Este último, en cuestión de meses, pasó de ser el rey del aluminio de Krasnoyarsk a presunto delincuente buscado por la policía nacional y la Interpol, y en la actualidad está detenido en Hungría en espera de ser extraditado a Rusia para responder a los cargos que lo involucran en varios asesinatos.
La relación de Bazhaiev con Borovik era reciente y parece favorecer la versión de que el magnate se había distanciado del Kremlin. Rustam Arifdzhanov, director del semanario Versia, una de las publicaciones del holding mediático, dijo esta noche que Bazhaiev y Borovik estaban en negociaciones para que el primero adquiriera un porcentaje considerable de las acciones de Sovershenno Sekretno.
Aparentemente ese fue el motivo de que el viaje lo hacían juntos. Borovik, uno de los periodistas más famosos de Rusia, como empresario de los medios había apostado políticamente por Yuri Luzhkov, el alcalde de Moscú, y el ex primer ministro Evgueni Primakov, y perdió.
Durante la campaña electoral para las legislativas de diciembre, las publicaciones de Sovershenno Sekretno fueron la punta de lanza de los ataques más fuertes contra la familia de Boris Yeltsin, particularmente las denuncias de que este grupo recibió sobornos de una empresa suiza.
En las páginas de Versia y en el programa semanal de televisión de Artiom Borovik apareció por primera vez el controvertido Felipe Turover, nacido en Rusia pero naturalizado español, cuyo testimonio sirvió para que Primakov alentara al entonces procurador general, Yuri Skuratov, a abrir una averiguación previa contra encumbrados dirigentes del entorno de Yeltsin.
Muchos otros personajes de primer nivel han merecido demoledores reportajes en las distintas ediciones de Sovershenno Sekretno y potencialmente se convierten en sospechosos de abrigar ánimos de venganza contra Borovik.
En suma, hay demasiados motivos para pensar que la muerte de Bazhaiev y Borovik pudo deberse a un atentado, aunque el blanco del mismo fuera sólo uno de los dos, pero tampoco hay que excluir que la causa haya sido una trágica falla mecánica.