* Arnoldo Kraus *
Trasplantes y obligatoriedad:Ƒes factible?
No dejo de congratularme ni autofelicitarme cada vez que un suceso me sorprende. Al menos, en eso, en la capacidad de sorprenderme, me siento joven. Cierto es que México y nuestros tiempos son terreno fértil y fuente inagotable de vaivenes, declaraciones y decisiones inesperadas pero, entre "una pequeña idea" y una "gran proposición" hay distancias inconmensurables. Lo mismo sucede entre un desliz pequeño o uno grande. La Secretaría de Salud, a través del Ejecutivo federal, es, en esta ocasión, la responsable de muchas preguntas y no menos inquietudes, ya que propondrá al Congreso "una iniciativa de ley que establezca que todos los mexicanos donen sus órganos al morir".
Fuentes periodísticas informaron que el titular de la Secretaría de Salud, José Antonio González Fernández, considera que "la donación de órganos será semiobligatoria", a "menos que expresamente digamos que no queremos donar nada. De lo contrario, todos nuestros órganos o tejidos estarán a disposición para trasplante". Asimismo, el secretario dijo que "en la comunidad médica hay consenso para que se dé este cambio en la legislación", y agregó que "el sistema de salud en México cuenta con la infraestructura médica y científica para enfrentar estos cambios".
La iniciativa anterior tiene como objeto subsanar las grandes listas de espera de candidatos para recibir trasplantes, cuya cifra es de aproximadamente 100 mil personas.
El problema de los trasplantes es materia complicada, no sólo en México, sino en el mundo. No hay duda que dentro de las preguntas que afronta la bioética, el "qué hacer" al hablar de trasplantes es uno de los bretes más intrincados. La posible semiobligatoriedad de donar órganos plantea numerosas e inmensas cuestiones bioéticas y técnicas. A vuelapluma enumero algunas.
1. No puede entenderse la donación como una obligación. Existe una contradicción de facto entre un acto voluntario y uno por obligación.
2. La solución al problema de los trasplantes no son los cadáveres, que según la Secretaría de Salud contempla que los mexicanos al morir se conviertan en donadores automáticos de todos sus órganos y tejidos. La respuesta son campañas inteligentes que fomenten la donación altruista.
3. La ética, no sólo en medicina, sino en demasiados rubros, no es lo que caracteriza las políticas actuales del país. Abundan los ejemplos de injusticia, corrupción y amoralidad. Pregunto: Ƒcómo se distribuirán los órganos?, Ƒse respetarán las listas?, Ƒse presionará a médicos y familiares para establecer el diagnóstico de muerte cerebral?, Ƒseremos éticos en la distribución de órganos o caeremos en el mercantilismo?, Ƒlos pobres competirán con los ricos para obtener órganos?, Ƒquién apoyará a los desprotegidos socialmente, en caso de acceder a un trasplante, para que puedan costear posteriormente las drogas que evitan el rechazo y, que, por cierto, son muy caras?
4. Se afirma que en México contamos con la infraestructura médica y científica para enfrentar esta iniciativa. Yo aseguro lo contrario: no poseemos, ni por asomo, la preparación suficiente ųhumana, económica, técnica, hospitalariaų para satisfacer las demandas de los probables receptores.
5. Efectuar un trasplante exige un estudio social, médico, económico y síquico muy complejo, para el cual se requieren diversos expertos que evalúan incontables rubros. Son muy escasos los nosocomios que cuentan con ese personal.
6. La donación no puede considerarse como obligación porque el ser humano es autónomo; su condición le permite decidir qué hacer con sus órganos y con su vida.
7. La muerte cerebral ųcondición indispensable para extraer órganosų es un estado paradójico, en el que se habla de muerte legal en presencia de vida biológica. No estamos preparados para confrontar esos extremos filosóficos, médicos y legales.
8. La amoralidad en el manejo de órganos en América Latina e India es conocida. ƑQué sucederá en ese rubro si se impone la donación?
9. Ha contemplado la obligatoriedad cuestiones como: Ƒcuántos órganos puede recibir una misma persona?, Ƒqué enfermos, dependiendo de su patología, son susceptibles de recibir órganos?, Ƒhabrá límites de edad?
La bioética médica no es por ahora nuestra mejor medalla. Ante tantos avatares como los señalados previamente, no hay duda que reducir las demandas, practicando una mejor medicina, sería mejor camino que la obligatoriedad de los trasplantes. No sobra recordar que las caras de la biotecnología son múltiples, las de bondad para quien puede, y las del olvido para quien carece de recursos. Sesenta millones de mexicanos pobres, a la verja del milenio y de la tecnología, agradecerían más el uso de bienes médicos para mejorar su nutrición, vivienda y servicio médico preventivo, que enterarse de la magia de los trasplantes y que sus órganos serán utilizados para salvar las vidas de otros.