JUEVES 9 DE MARZO DE 2000

Sumar y no restar

* Octavio Rodríguez Araujo *

LOS SUCESOS DEL LUNES PASADO en rectoría, incluso a juicio de los padres y familiares de los estudiantes presos ahí presentes, fueron un desatino y no precisamente una táctica que favorezca la excarcelación de los alumnos que participaron en el movimiento en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Una nota en El Universal del 7 de marzo fue cabeceada así: [Los padres de familia de los estudiantes presos] se sumaron ante el alboroto de los paristas, ''pero se dieron cuenta de que algo estaba mal''. Alejandro Soria, vocero de los familiares de los huelguistas detenidos, declaró: ''No es posible que estemos buscando por todos lados los medios para liberar a los muchachos y que al mismo tiempo alguien recurra a acciones violentas como la de la rectoría''.

Algunos estudiantes del Consejo General de Huelga (CGH), o que dicen pertenecer a éste, no han querido darse cuenta de que muchos otros que al principio simpatizaron con ellos ahora los repudian o, al menos, no se sienten representados por ellos. Convocan a asambleas y éstas son desairadas, pero al mismo tiempo exigen que se les tome en cuenta como si tuvieran la representación de miles de estudiantes o, peor aún, como si también representaran a los académicos. Han exigido que se les respete su forma de ''organización'' no organizada y sin embargo no respetan otras formas de organización tanto de estudiantes como de académicos y administrativos. Incluso desconocen o tratan de desconocer a los consejos técnicos de escuelas y facultades con el torcido argumento de que no aceptan ninguna forma de representación porque toda representación significa autoridad y ellos están en contra de cualquier forma de autoridad. Algunos se dicen seguidores del zapatismo y al mismo tiempo ignoran que el ''mandar obedeciendo'' quiere decir que alguien representa a los mandantes, es decir, que hay una representación. Critican la agresión verbal de las autoridades y ellos llaman traidores o agentes de las autoridades a quienes no piensan de la misma manera. Se dicen democráticos pero abuchean a quienes identifican como adversarios, aunque persigan los mismos fines.

La táctica de algunos estudiantes del CGH es actualmente equivocada. Se entiende y se comparte que luchen porque los estudiantes que participaron en la huelga estén libres, pero no parecen adecuadas las acciones que provoquen otras órdenes de aprehensión. Si se cumplen éstas, los ánimos de los más activistas se exacerbarán, pero no por eso tendrán más simpatizantes, pues es evidente que, como otras acciones, ésta fue un desatino si acaso no fue una provocación. ƑQué quisieron lograr quienes tomaron rectoría el lunes? ƑMás presos, otra intervención policiaca, cerrar otra vez la universidad o alargar la inestabilidad en la UNAM hasta después de las elecciones federales?

La razón histórica del Consejo General de Huelga en su pliego petitorio no está a discusión entre los sectores democráticos en y fuera de la UNAM. El problema es la táctica. Sumar y no restar es lo que exige el momento, más que antes durante la huelga universitaria. Para todos es claro que el conflicto universitario no fue resuelto con la invasión policiaco-militar y que no debe haber estudiantes presos por haber participado en la huelga, pero en la lucha, como en cualquier guerra, hay que saber cuándo replegarse como táctica para, a partir de ahí y con nuevas fuerzas, reanudar la ofensiva.

Si hay algún estudiante que crea que provocando un mayor endurecimiento de las autoridades éstas será repudiadas por la sociedad, se equivoca y demuestra que no sabe aritmética, ya no digamos política e historia. Si la mayor parte de la sociedad estuviera en contra del autoritarismo el régimen priísta hace rato que habría sido derrotado y las encuestas no favorecerían a Fox ni a Labastida. Las luchas por la democracia en México existen desde hace más de un siglo y, desde luego, todavía no estamos satisfechos con los pequeños avances logrados.

En la Universidad Nacional Autónoma de México hay la posibilidad de un congreso para su transformación, pero no sabemos (aunque intuimos) hacia dónde se orientaría. Además de que no se debe aceptar el congreso mientras haya estudiantes presos por haber participado en la huelga, cuando se haga, las fuerzas democráticas de la universidad deberán ser superiores en número y en argumentos para evitar que el congreso se traduzca, precisamente, en el proyecto que se ha tratado de frenar con el movimiento estudiantil. Por esto, y aunque sea sólo por esto, hay que sumar y no restar. *