JUEVES 9 DE MARZO DE 2000
La mujer, eje de la democracia
* Sami David * *
HACE 25 AÑOS, en México, la ONU declaró el 8 de marzo como el día consagrado a reconocer los derechos de la mujer en el mundo, así como su condición jurídica y social. Con ello, se pretendía reivindicar la igualdad de circunstancias y propiciar la participación de las féminas en las mismas condiciones que los varones.
Sin menoscabo de la exaltación de su inteligencia, sensibilidad y belleza, la mujer ha tenido responsabilidades iguales que el hombre. Sólo que no siempre se le reconocían.
Desde las eras prehistóricas la mujer ha sido el centro del mundo, puesto que la línea consanguínea era matrilineal. La mujer tenía en sus manos los modos de producción, puesto que concebía a los seres humanos y preserva la especie. Los mitos han manifestado la importancia del papel de la mujer y su relación con las fases de la Luna. La leyenda ha propiciado, también, que esos tiempos heroicos destaquen a la figura femenina como musa y creadora, tan apreciada por los escritores.
Con el paso del tiempo la responsabilidad y condición de la sociedad recayó en el hombre, con la consecuente asunción del patriarcado. Ello permitió la preponderancia masculina en todos los órdenes, e incluso se llegó al abuso sexual, psicológico, familiar, laboral y social de este poderío.
La cultura machista es parte de esos excesos que por ningún motivo conviene soslayar. La violencia intrafamiliar, privativa no sólo de México, es ahora causal de delito en algunas legislaciones de nuestro país.
Del menosprecio, y la discriminación, pasando por la violación de sus derechos y abusos incluso físicos, la mujer, especialmente la mexicana, ha logrado con su talento e inteligencia una presencia sostenida, de gran vitalidad, en la presente organización de la sociedad. El éxito de la mujer en los diversos campos del saber y de la productividad debe reconocerse sin ambages. La mujer, ahora, es la base para asegurar una acción social fecunda.
Quizá por ello, el 8 de marzo de 1975, teniendo como sede la ciudad de México, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) determinó consagrar este día a la sensibilidad femenina, ''para reconocer la importancia de la creciente contribución de la mujer al desarrollo de relaciones de amistad y comprensión entre los Estados y el fortalecimiento de la paz mundial''.
Una sociedad justa, libre, responsable ųlo he dicho en otras ocasionesų requiere de la tarea conjunta de hombres y mujeres. Una democracia hecha sólo con varones es una democracia a medias. Sin la mujer, la tarea por la democracia es incompleta.
Así lo ha reconocido Ernesto Zedillo y nuestro candidato a la Presidencia de la República, Francisco Labastida Ochoa, ha manifestado que la lucha por la equidad de géneros busca establecer la igualdad de oportunidades y desarrollo de capacidades, a fin de que las mujeres participen en la toma de decisiones que afectan a la vida nacional. El Partido Revolucionario Institucional (PRI) es el primer partido político en México que en su oportunidad reconoció la importancia de la mujer. En el PRI, las mujeres cuentan, pesan, valen por sí mismas.
Y en muchos casos, la presencia femenina ha enriquecido las tareas partidistas. María de los Angeles Moreno Uriegas, por ejemplo, ha ocupado el máximo cargo en el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) y en la actualidad es la presidenta de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República. Y ahora, Dulce María Sauri Riancho es quien conduce los destinos de nuestro partido.
La actividad política, económica, educativa y social se ha visto enriquecida con la expresión e inteligencia femeninas. Por algo Norberto Bobbio ha expresado de manera contundente: ''El desarrollo de un pueblo se mide por la evolución de sus mujeres''. México, afortunadamente, cuenta con la energía social de sus mujeres, factor decisivo para el desarrollo familiar y comunitario, cuya participación es necesaria en la democracia. *
* Senador de la República